BRITNY FOX – Britny Fox (1988)

Philly a mediados de los 80 no debía de ser Los Ángeles pero tenía a los Cinderella que es como tener un Mercedes en un pueblo pequeño. De la banda de Keifer fueron invitados a irse un par de sujetos que un tiempo después formarían su propia banda de muñecas Nancy: Britny Fox.

Johnny Dee (que sustituía en las baquetas al fallecido Tony Destra), Michael Kelly Smith, el vocero Dizzy Dean Davidson y Billy Childs eran los cuatro tipos que en la portada del debut de los Fox harían huir despavoridas a las mismísimas muñecas de famosa y que tras varias demos debutarían con la Columbia en el 88.

En la era dorada del maquillaje a go go, del despiporre capilar y de los vestidos travestidos más pasados de rosca, los de Philadelphia sacarán varios Masters por los que la Cifu mataría sin duda alguna. Pero el envoltorio de nada sirve sin un material apetecible, y de eso va sobrado el debut de estos cuatro.

Para empezar el herculeo himno ‘Girlschool’, donde Davidson se pasea como un Brian Johnson del Sleazy Glam Metal secundado por unas muy potentes guitarras que invitan con fuerza al Air guitar raqueta Bjon Borg en mano y cinta en el pelo, con el añadido de una base rítmica cuanto menos contundente. El estribillo tiene los suficientes megatones para hundir un garito al corearlo jarrota de cerveza en mano.

‘Long Way To Love’ tampoco patina como himno. De riff de guitarra vacilón y súper estribillo, sorprendía la primera vez por el cambio de cromos Johnson/Paul Stanley en la voz de Davidson, algo que le sienta fenomenal al sonido del grupo y que le da frescura al disco.

Luego ‘Kick N Fight’ enfatizaba en el lado más Hard Rockero del asunto. El ritmo era contenido pero la canción sonaba pesada y el estribillo muy poderoso, lo que la convertía automáticamente en un Glam Metal con todas las de la ley, la ley del Hair Metal caía con todo su peso del lado de los de Philly..

‘Save The Week’ no es la típica balada para llorar de mediados de los 80, ahorrarse kleenex pues, la veo más pareja a lo que Slade o Geordie podían hacer cuando se ponían romanticones, algo raro por otra parte.

‘Fun In Texas’ remata el primer acto con actitud y mucha garra. Los primos carnales Cinderella acuden rapidamente cuando asoman las primeras guitarras y piensas en un ‘Bad Seamstress Blues’ de mitad de la tabla hacia abajo, aún así, estimable y muy entretenida.

El poderío de Britny Fox sigue intacto en el segundo acto. ‘Rock Revolution’ y ‘Don’t Hide’ añaden más clembuterol a un producto que sigue sonando compacto rebasados los veinte minutos, y que con la revisión del clásico de Slade ‘Gudbuy T’Jane’ en modo metalero, ya nos tiene ganados para la causa de estas muñecas de ‘Mattel’ Glam de cuño Sleazy.

Solamente falta rematar el disco sin que decaiga. El minutaje de los discos de los 70 y 80 ayudan a eso precisamente, en cuarenta minutos era difícil tirarla al palo. Los Glammys no lo hacen y firman dos contundentes y pegadizos mini himnos rockeros en las finales ‘In America’ y ‘Hold On’, cerrando un trabajo que vendería más de medio millón de copias en su primer año de tirada y que ya se acerca al millón casi 30 año más tarde.

El Hijo de Ron Keel
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