BLACKMORE’S NIGHT – All Our Yesterdays (2015)

En mitad de las esperanzas y especulaciones sobre la vuelta de Ritchie Blackmore al Rock, su banda actual (y, por qué no decirlo, la más estable) presenta un nuevo trabajo. Nada nuevo bajo esta luna, en realidad, pero sí una colección de temas que no pasarán a la historia pero sí te harán pasar un rato agradable.

Tras más de quince años de carrera, lo novedoso de Blackmore’s Night hace tiempo que pasó a ser común, y los sonidos exóticos de eso que se viene llamando «música renacentista» han acabado asentándose como una marca ineludible del grupo. Quizá porque es difícil encontrar estas señas de identidad en ningún otro grupo, la repetición de temática y atmósferas a lo largo de su discografía no resulta ajada ni repetitiva. Los odiadores lo odiarán, dicen los anglosajones, y así será. Para quien no ha conseguido dejarse llevar por la dulce voz de Candice Night y sus letras de cuento de hadas, el nuevo trabajo de la banda resultará tan tedioso como todos los anteriores. Para el resto, siempre hay cosas que rascar.

Encontraremos, claro, las típicas piezas de pop medieval, como «The Other Side» o el tema que titula y abre el álbum, «All Our Yesterdays». Las mezclas con las raíces zíngaras de Candice Night parecen también ineludibles, en no menos de un par de temas. Al fin y al cabo, éste es un grupo plural, y las estructuras (muy cercanas a sus composiciones rockeras) que Blackmore provee son completadas con los sonidos folclóricos de Night.

Para los públicos más rockeros hay también cortes como la re-editada «Where Are We Going From Here» (esta vez con el metrónomo acelerado), que vuelve a recordarnos que aquello de que «Blackmore colgó la guitarra eléctrica» es más un tópico que una realidad. Una canción de rock -que perfectamente habría tenido cabida en The Battle Rages On- repleta de solos de fraseos y tono inconfundibles. Pero no hay que irse hasta las canciones de tempo acelerado para disfrutar. En los momentos más sutiles están también algunos de los mejores instantes del álbum: «Long Long Time» es una balada sencilla pero preciosa, y la instrumental «Darker Shade of Black» nos lleva al momento álgido a través de guitarras y sutiles coros que evocan al mejor Morricone.

Sobran, quizá, dos versiones perfectamente prescindibles que no han requerido mayores adaptaciones. Las conocidísimas «Moonlight Shadow» y «I Got You Babe» tienen aquí dos copias imperfectas que no aportan nada a las originales y que, sobre todo en el caso del tema de Mike Oldfield, se llevan la peor parte de unas comparaciones inevitables. En este caso, la banda ha optado por el camino sencillo, versionando lo que ya de por sí sonaba cercano en estilo, en lugar de atreverse a traer canciones más lejanas hasta el terreno renacentista.

Un disco irregular, como Blackmore’s Night vienen acostumbrando, con algunos grandes momentos y otros muchos para el olvido, pero que nos recuerdan que los dedos del hombre de negro siguen moviéndose deprisa, y que nos dan una nueva burbuja de oxígeno hasta su retorno en 2016.

Julen Figueras