BAND OF SPICE – Economic Dancers (2015)

A pesar del relativo éxito que Spiritual Beggars siguen cosechando, su ex-vocalista Spice sigue siendo una pieza añorada por los fans de la primera etapa. Ahora (el pasado abril, más concretamente), Spice vuelve con su propia banda, Band of Spice, con la que ya editó dos títulos bajo el nombre de Spice And The RJ Band.

A pesar de que el lanzamiento, de la mano de Scarlet Records, ha pasado de puntillas por la mayoría de medios y para la mayoría de fans, Economic Dancers ha resultado ser una de las sorpresas del 2015, un trabajo variadísimo y ciertamente valiente para este culo de mal asiento. Los ramalazos que recuerdan a la banda madre son recurrentes, pero en este segundo álbum hay mucho más. A ratos suena pop retro, a ratos más metalizado. Si «On the Run» no te recuerda a bandas como Rough Silk, es seguro que al escuchar «Fly Away» te vendrán a la cabeza The Pixies (¡The Pixies!), hasta llegar a consultar los créditos para cerciorarte de que no se trata de una versión.

Aunque sea ésta una banda con nombre propio, el conjunto suena compacto como si hubiese sido concebido en un garaje, ensayo a ensayo. Cada guitarra, cada coro y cada ritmo parecen haber sido escogidos con mimo en cada canción, otorgando distintas atmósferas y distintos coloridos a cada una de las 11 pistas. A pesar del mejunje de ideas y de influencias, donde lo mismo toman protagonismo las guitarras limpias como los teclados, Economic Dancers empieza y termina con una extraña coherencia, con la sensación de que cada canción, hasta la más extraña, está en su sitio. Quizá por la particular voz de su líder, quizá por lo mucho que enganchan todos los temas, el disco se bebe en dos sorbos y apaga la sed.

Sólo queda lamentar que, de tan ligero que resulta el álbum, puede que no consiga el efecto que persigue. Apaga la sed, sí, pero no consigue dejar poso. Todas las canciones son tan buenas en su simpleza que, al finalizar, no resulta fácil diferenciar unas de otras y mantenerlas a la memoria.Hay que volver a él, varias veces. Pecado quizá capital cuando toca bailar tan deprisa y sin reflexión.

Con todo, una muy agradable sorpresa que no merece pasar desapercibida.