Alberto Rionda regresa con la banda (o más bien el nombre) con la que más éxitos obtuvo. Si exceptuamos la reedición de “El Ángel Caído”, después de nueve años desde su última publicación bajo tal denominación. Por cierto, me parece un acierto que por ningún sitio aparezca la coletilla “All star band” que para mí resultaba excesivamente vanidosa.
El disco que nos ocupa, titulado en su versión en castellano “El Secreto”, también publicado en inglés, más allá de ahondar un poco en detalles progresivos, no se aleja de lo que venía haciendo con Alqvimia, pero supongo que la marca Avalanch tiene mayor reconocimiento e impacto comercial. El disco está escrito y producido por Alberto Rionda, contando con Roland Grapow para los trabajos de masterización, consiguiendo entre ambos posiblemente el mejor sonido hasta ahora en un disco de Avalanch.
En la actualidad, Avalanch está formada por el propio Alberto Rionda y Jorge Salán a las guitarras, el vocalista Israel Ramos, Manuel Ramil a los teclados, Dirk Schlächter al bajo y Mike Terrana a la batería.
Entrando en materia, la bienvenida nos la da el tema titulado “El Oráculo”, elegido asimismo como adelanto. Es una canción que ya desde el comienzo nos da una idea clara de lo que vamos a encontrar en este trabajo. Un formidable trabajo de guitarras, una base rítmica contundente, preciosistas melodías vocales, ligeros toques progresivos y todo ello bajo una atmósfera épica gracias a los teclados y a los coros del estribillo. Señores, ya sea bajo el nombre de Alqvimia o Avalanch, esto es Alberto Rionda. Y esa es, precisamente, la mayor virtud pero también el mayor problema de este disco. Que suena impresionante, tiene buenos temas, virtuosismo instrumental… pero todo es un déjà vu constante. ¿Esto lo hace un mal trabajo? En absoluto. Es un buen disco, pero quizá echo en falta algo de novedad; algo de frescura.
Continúa el plástico con “Demiurgus”, un tema con inicio power metal en sus estrofas, bajada de tempo en puente y estribillo y con un formidable solo de guitarra. Un buen tema, muy cercano a lo que ofrecía en Alqvimia.
Los primeros compases de “El Caduceo” nos recordarán inevitablemente a “Bohemian Rhapsody” de Queen, aunque luego deriva en un tema complejo, con detalles progresivos y riff demoledor. Atención especial a los coros de puente y estribillo. Cuenta con la colaboración de la soprano Paula Calbet.
“Katarsis” me transporta a los tiempos de “Los Poetas Han Muerto”. Un tema muy melódico, que permite a Israel Ramos demostrar gran parte de los matices que es capaz de transmitir con su voz.
“El Peregrino” es uno de los dos cortes que no llega a los cuatro minutos. Directo, accesible, melódico y con un estribillo pegadizo, perfecto para corear en los directos.
El adagio del Concierto de Aranjuez, del maestro Joaquín Rodrigo, tiene su protagonismo en “Alma Vieja”, que cuenta con la colaboración Alfonso Vega al clarinete. Es un medio tiempo, cercano a una balada, con un formidable solo de guitarra y una espectacular interpretación de Israel Ramos, que ha conseguido emocionarme.
“La Flor en el Hielo” y “El Alquimista” de nuevo nos traen esos ligeros toques progresivos y los cambios de ritmo tan característicos de la música de Alberto Rionda y dos de los mejores estribillos de todo el disco.
Para terminar el disco, un nuevo medio tiempo, “Decepción”, que me ha resultado quizá demasiado previsible y “Luna Nueva”, que es para mí uno de los mejores temas del disco, que contiene todos y cada uno de los ingredientes que, no por degustados con anterioridad, dejan de gustarte cuando están combinados a la perfección, como sucede en este caso.
Alberto Rionda regresa con un nuevo disco, bajo el nombre de Avalanch, que es como una secuela de las grandes sagas cinematográficas: no inventa nada nuevo, todo suena a cosas ya escuchadas y, aunque el final sea previsible, sin embargo te gusta y te deja con las ganas de ver la siguiente.
Daniel Arriero