ASIA: Gravitas (Frontiers, 2014)

Con riesgo a sonar a anuncio automovilístico, nunca está de más recordar que con la clase se nace, que no se hace. Ése es, sin duda, el caso de Asia, la superbanda que ha sobrevivido durante tres décadas y pico a cambios de formación con una soltura admirable.

Tras tres trabajos que han mantenido el nivel de la banda en sus puntos más altos, “Gravitas” es el primer intento de la banda de sobrevivir a la baja de Steve Howe tras la celebrada reunión del cuarteto original en 2008. Y aunque Steve Howe no es, precisamente, cualquier guitarrista, no es la primera vez que los británicos se enfrentan a estos embates. Sin perder ni un segundo, la banda ya tenía un sustituto a punto, el joven Sam Coulson, y un nuevo disco anunciado.

Sin embargo, lo que funcionó en discos anteriores falla aquí más veces que las que acierta. Las composiciones de “XXX” ya se intuían fruto del dúo Dowes/Wetton, y esas dinámicas han continuado aquí sin dejar lugar para sorpresas ni toques diferentes que provoquen algún tipo de interés. Ya en los últimos años, parecía que Howe aportaba poco más que los solos de rigor, pero su ausencia se combina aquí con una escasez de ideas que llama más la atención por cuanto siempre habían sabido dar con la clave.

“Gravitas” no es un mal disco pero, desde luego, está lejos del nivel al que nos habían acostumbrado. Si otros veteranos como Magnum han sabido dar en el clavo incluso a través de pasajes más densos y menos directos, Asia pincha en hueso en casi todos los temas de su nuevo lanzamiento.

Aunque este disco mantiene muchos de los rasgos distintivos de la banda, el conjunto ha quedado desequilibrado y ha caído en sus versiones menos inspiradas. Así, los pasajes más lentos no se ven contrarrestados por una dosis rockera con la que activarnos. Los ritmos de las canciones se hacen monótonos y apenas se pueden apreciar esos juegos de intensidades que tan bien ha manejado Asia desde siempre. En conjunto, aunque no podamos señalar dónde está el problema, a “Gravitas” le falta un brillo que sólo reaparece en leves destellos aquí y allá, como en “Heaven Help Me” o la peculiar “Nyctophobia” (“Fear of the Dark” debió de parecerles un título demasiado manido).

Y Coulson, a quien nunca tendrían que haber puesto en semejante tesitura, no puede mejorar el asunto: aunque no le falte técnica ni clase, su estilo y sus solos quedan lejos de las finas delicias con las que Howe obsequiaba a las composiciones de Dowes y Wetton.

En definitva, el nuevo disco de Asia supone un pequeño traspiés tras el impecable retorno que los trajo de vuelta hace ya seis años. Se deja escuchar, pero no ofrece material suficiente como para permitirle que madure con las escuchas. Pero es Asia, y seguro que volverán más pronto que tarde con la misma clase y mejores canciones.

Julen Figueras