Ya que estamos en la recta final del año es tiempo para dar cancha en la medida de lo posible a algunos de esos lanzamientos de 2015 que por unos u otros motivos no habían podido aparecer por aquí. Y uno de los discos a priori más llamativos en el campo del metal, industrial en este caso, ha sido el lanzado por el vocalista de Rammstein, Till Lindemann junto a otro peculiar artista del género, el sueco Peter Tägtgren alma de Pain y como sabéis referente también en el campo del Death Metal con Hypocrisy. La expectación era máxima por conocer que podían hacer estos dos supertalentos unidos y la verdad es que el resultado disparó creo que de manera injusta todo tipo de críticas negativas desde su publicación. ¿El motivo? Till y Peter se habían centrado en este nuevo proyecto titulado como el apellido del cantante de Rammstein por dar rienda suelta a su ácido humor y la diversión y para muchos la música había quedado en un segundo plano. Una vez que ya han pasado unos cuantos meses parece que ha disipado un tanto esa negatividad y ya se va valorando como creo que merece el disco. Un álbum sólido, repleto de buenas canciones (que parece no tenerse en cuenta) y divertido. Normalmente si los artistas se divierten el público también lo hará porque eso se transmite, y en este disco hay mucho de eso pero también mucho trabajo por hacer bien las cosas.
Sinceramente creo que los seguidores de Pain y de Rammstein se deben sentir satisfechos con el resultado. Es cierto que no descubre nada nuevo pero hay que decir que el disco está muy bien gestado e interpretado, es divertido y entretenido, de hecho puede escucharse de tirón sin ningún problema y cuando eso sucede no estamos ante un trabajo malo. ¿Podría decirse que es Pain sonando a Lindemann? pudiera ser pero sería una lectura demasiado simplista. Aquí lo que han hecho estos dos colosos del industrial ha sido encargarse Till de las letras de las canciones y poner su voz ¡¡cantando en inglés!! y la música ha quedado toda para que Peter se gustara haciendo y deshaciendo a su antojo. Y el resultado ha sido muy bueno.
¿Qué problema existe con que el humor presida el disco? Conseguir que la gente se ría no es tarea sencilla ni es más indigno un álbum porque vire por esa faceta, siempre que esté bien realizado y aquí lo está. ¿Quizá se esperaba la gente una obra maestra sesuda que tratara de abrir nuevos caminos musicales? ¿Quizá les ha parecido que con ese humor no se han tomado en serio el proyecto? Nada más lejos de la realidad. No hay momento en el disco que transmita dejadez, desidia o falta de frescura. ¿qué recuerda mucho a Rammstein? obviamente hablamos de su vocalista no va a sonar al «corro de la patata» digo yo. Aunque sea su proyecto en solitario es válido también que no se haya separado del sonido de su banda madre por completo. Desde luego si la alternativa a eso era un disco como el de Billy Gibbons, es esto mucho más preferible digo yo. Claro que temas como «Fish On» o «Golden Shower» podrían formar parte sin problemas de la discografía Rammstein, e incluso sonar en sus conciertos. También podríamos decir tres cuartos de lo mismo con el tema título que abre el trabajo, a pesar de que su riff linkinparkiano nos despiste un poco, enseguida aparece ese espíritu Rammstein y la constatación de que serán los teclados los protagonistas del disco, a lo largo de sus 11 cortes.
«Ladyboy» supongo que no hará falta ser un adivino para saber de qué trata, sigue profundizando en las directrices marcadas de manera acertada, hasta llegar a uno de los mejores temas del disco «Fat» donde un órgano nos da la bienvenida para adentrarnos entre cachondeo con la letra del estándar femenino de Rubens, que realza Lindemann y se entiende mejor porque ese órgano de estilo barroco envuelve la canción. Por supuesto una canción más que acertada, más allá de la broma, en los tiempos que corren donde tanto daño han hecho y hacen a millones de mujeres los absurdos estereotipos que rayan con la anorexia. Tras la comentada «Fish On» que por cierto ha sido elegida, y no me extraña como uno de los singles del disco llega el final de la primera cara del vinilo con «Children Of The Sun» uno de los cortes donde más protagonismo tienen las guitarras con esos riffs machacones preponderantes, deudores del clasicazo de Kreator,»Phobia».Sin embargo la parte soprano central corta no termina de resultar como debería aunque recupera bien la esencia en la última parte.
La cara B del disco nos recibe con «Home, Sweet Home» y de repente el humor se disipa para hablarnos con crudeza de una terrible enfermedad, el cáncer. También el señor Lindemann sabe ponerse serio de vez en cuando y éste es el momento de ello en «Skills in Pills». Un tema suave que deja una sensación extraña interna. El pulso se recupera al galope con «Cowboy» una canción resultona y cachonda en la que Lindemann se siente como pez en el agua. Llegamos casi al final y todavía nos espera otro de los mejores momentos del disco con «Yukon» una balada al estilo Rammstein, pegadiza, progresiva y con fuerza. La «polémica» (y más con su videoclip) «Praise Abort» fue el adelanto como sabéis y la que disparó las primeras críticas negativas como Till y Peter por lo que ofrecían. Parece que no conozcan su particular sentido del humor y crítico del cantante de Rammstein, una oda muy pegadiza y comercial anti sexo no seguro. Y para cerrar el disco «That´s my heart» otra balada en este caso mucho más relajada que la anterior y también muy bien conseguida, que nos da otro aporte diferente de una sociedad Lindemann-Tägtgren que demuestran entenderse a ojos cerrados y que han sido capaces de facturar un muy buen álbum, Si los resultados son estos en su faceta más humorística cuando se pongan en serio pueden llegar a ofrecernos un disco de muy alto calibre. El potencial y la química están ahí. ¿Habrá segunda parte? puede ser. Lo que es seguro es que «Skills in Pills» es un muy buen disco y que ha merecido mucho la pena semejante unión. Ahora que las críticas negativas ya se van disipando y queda al descubierto lo bueno que contiene es el momento que le des una segunda oportunidad o te sumerjas en él por primera vez. Un 8´5 para Till Lindemann y Peter Tägtgren por habernos alegrado el año tanto con su sentido del humor como con su música.
Christian Sancho ( Mr. Thunderstruck )