MUSTASCH- Thank You For The Demon (Gain, 2014)

Mustasch es una de esas bandas que no parecen terminar de hacerse grande dentro de la escena rock y metal. Quizá sea porque su nombre suena inmediatamente a broma, a música poco seria o a rock paródico como el de The Darkness. Es posible que sea porque en sus quince años de carrera no han roto las listas de éxitos con un single para el recuerdo. O puede deberse también a que se trata de una banda que no ha terminado de encontrar su sitio entre los terrenos más melódicos y los más metaleros: han sustituido a Motörhead, han sido comparados con Metallica, pero el cantante, guitarrista y líder de la banda, Ralf Gyllenhammar, se ha permitido casi al mismo tiempo aspirar a representar a Eurovision en la edición del 2013.

Lo cierto es que, aunque el éxito no se haya precisamente cebado con ellos, el cuarteto sueco ha mantenido un nivel alto y estable a lo largo de sus siete álbumes. Si bien no podemos decir con rotundidad que “Thank You for the Demon” es mejor que sus predecesores, está claro que el último disco de Mustasch es, como poco, igual de bueno que aquéllos. Desde “Feared and Hated”, la banda demuestra lo variado y melódico que el metal puede ser, cuando uno se lo propone. El tema que da título al disco es otro buen ejemplo de ello, en el que se mezclan intensidades dispares con la incorporación de montones de arreglos de cuerda. Mustasch, siguiendo las enseñanzas de algunos de sus maestros, no se privan de pensar a lo grande, y lo mismo nos encontramos temas pesados y sabbathianos como “The Mauler”, como la caña bruta y ritmos dance de “I Hate Dance”.

Sin llegar a ser barrocos, el disco combina con elegancia coros grandilocuentes, teclados por doquier y riffs contundentes. Mezclas peculiares que, sin embargo, funcionan. Como muestra, la inspirada “All My Life”, que condensa todas las esencias que podemos encontrarnos a lo largo de los (cortos) treinta y siete minutos de disco, y donde Gyllenhammar demuestra lo buen cantante que es, cuyos matices (tan heavies como melódicos) recuerdan a ratos al gran Michael Sweet.

En definitiva, “Thank You for the Demon” es un buen resumen de lo que la banda sabe hacer, y también un indicio de lo que podremos encontrarnos en sus próximos trabajos: mucho metal y mucha melodía, mucha mala leche y mucho sentimiento, guitarras y teclados. Mustasch, al fin y al cabo.

Julen Figueras