BLACKRAIN – Dying breed (2019) review

La verdad es que no sé si son los últimos de su estirpe, raza, o casta, como señala el título del álbum, espero que no. Lo que sí es cierto es que, estos cuatro jóvenes franceses, portan la antorcha del hard rock como pocos, en tiempos en los que el amor al arte pasa a ser lo más importante. Dying Breed es el sexto trabajo de Swan Hellion (voz y guitarra), Max 2 (guitarra solista), Matthieu de la Roche (bajo) y Frank F (batería). Con la producción, una vez más, de Chris Laney (ya hizo con ellos License to Thrill) es un puñetazo en la mesa de la moda musical y una vuelta a las raíces del hard rock más directo y puro. Un estilo en el que se desenvuelven de maravilla en directo, como pudimos comprobar en su gira junto con Reckless Love en la Sala Tótem de Pamplona en 2016. BlackRain es una banda que, no sólo tributa a los ochenta en el sonido, sino que también lo hace en la imagen que, querámoslo o no, cuenta mucho en determinados círculos y estilos. Largas y cuidadas melenas, ropa en la línea y una puesta en escena enérgica que les ha hecho compartir escenario con grandes bandas (Europe, Papa Roach, Alice Cooper, Scorpions, Steel Panther…) e incluso aparecer en escenarios grandes, como el último Hellfest, y estar próxima su gira con los teutones Kissin’ Dynamite. Mucho en poco tiempo.

Que el álbum, desde su comienzo con un Dying Breed estribillero y cañero hasta su fina despedida con el quedón y bien arreglado Call from the Inside, no descubre nada. Pues no. Pero es que no se trata de un experimento científico ni de una misión espacial. Se trata de gozar con un rock sin complicaciones, pero estupendamente hecho. Un trabajo con un sonido de categoría, en el que todo ocupa su lugar y el conjunto conforma temas redondos, con buena voz y coros y un punto guitarrero de calidad. Hellfire, con su toque acedeciano y su excelente solo bien rematado por la percusión; Blast Me up, con su efecto de voz y su comienzo rotundo y rítmico; Nobody Can Change, con mayor protagonismo del bajo, su estribillo y un toque gutural…Cortes que tienen la energía y la aparente sencillez que engancha, pero también los arreglos y la producción que distinguen, incluso en un estilo tan directo. Nadie puede cambiar, dicen. No sé si es así, pero a la cabra le tira el monte y cada olla tiene su tapadera. Estos franceses no necesitan cambiar y son tapadera para muchas ollas; en especial para las más jóvenes y fogosas. Si están como cabras, o no, es tu decisión, pero la portada del álbum más bien los transforma en atractivos cadáveres.

Like Me también se apoya en el bajo y baja las revoluciones, a la vez que se oscurece con un estilo más Alice. All Angels Have Gone es el tema suavecito que parece obligatorio en todo disco que se precie. Muestra otros registros de Swan y, si bien no es el mejor de Dying Breed, está bien resuelto y dará su contrapunto en los momentos dedicados a los móviles encendidos, porque de mecheros ni hablamos. We Are the Mayhem sube poco el metrónomo, pero bastante la intensidad, y nos recuerda por momentos a Crazy Lixx. La alegría viene de la mano del riff en tonos mayores de Rock Radio. Tributo a la radio que nos dio la vida, y con la que nunca podrán acabar, es cantable y bailable a tope, pero también posee un solo y unos arreglos de mérito.

Ellos se declaran Public Enemy, así sin cortarse ni un pelo (nunca mejor dicho), pero yo creo que los enemigos públicos son otros que tú y yo conocemos. Estos jóvenes son esperanza para un rock que se niega a agonizar ante tanto enemigo de los de verdad. Creo que mientras haya quien porte su bandera no lo hará. Otra cosa es si ésta ondeará en la torre cuando el largo invierno y sus fantasmas den paso a la nueva primavera.

Toño Martínez Mendizábal

Tracklisting:

01. Dying Breed

02. Hellfire

03. Blast Me Up

04. Nobody Can Change

05. Like Me 03:43

06. All Angels Have Gone

07. We Are the Mayhem

08. Rock Radio

09. Public Enemy

10. A Call from The Inside