ADIÓS MANZANO – Despedida a un GRANDE

Anoche no podía dormir. Me suele pasar, el estrés te pasa factura tras la caótica actividad laboral de la semana. Eran las cuatro y pico de la mañana y, haciendo uso del magnífico propósito y sentido de la participación en varios grupos relacionados con la música en las redes sociales, me dediqué un momento especial para disfrutar y aprender de las publicaciones de otros. La vida parece ser un conjunto de casualidades paralelas a la estrategia del destino. Una versión de Whitesnake y un tema del proyecto junto a Angi Schirilo, SWAN KINGS, serían el testamento sonoro momentáneo de MANZANO para mí, sin tan siquiera imaginarlo en ese momento, a pesar de conocer las últimas tristes noticias sobre su estado de salud, en una fría noche en camino hacia el alba del primero de Abril.

El TIGRE DE ORO, un héroe de TEBEO con la testosterona Coverdaliana patria de los ochenta, sí Manzano, Boys Will Be Boys. El “Fuego Blanco” nacional abierto para exclamar “BANZAI!!!” durante diez mil años, duro y potente, encarándose con la vida y que “Necesitaba Estar Suelto” para llevar el apellido de otros, BRUQUE, con la misma dignidad que el suyo propio: el Heavy no es violencia, es hermandad. El luchador que comenzaba de ZERO para volvernos “Locos De Amor” y sumergirse en las cataratas del NIAGARA cuando el flujo de su imperativo necesitaba entrar “De Nuevo En Acción”. Aventurero e inconformista, soñador y conquistador, “Como Un Huracán”, EMERGENCY! EMERGENCY!! “Como Una Fiera” campaba a sus anchas por Europa.

Décadas después el Rock seguía siendo su/nuestra religión y, la serenidad de los años nos presentaba a un hombre con los pies en el suelo, cercano, pero a la vez con ese halo de “Rockstar”. Y no, que va, nada que ver con los escándalos ni por el modo de vida de guion de película de Netflix, sino por la experiencia acumulada en los años de alumbramiento y gloria de la biblioteca nacional del Rock peninsular y, en general, del cosmos hispanoparlante y sus caballeros dorados de guitarra a la espalda y corcel a trote rítmico.

Ayer nos abandonaste maestro, con un montón de cosas por hacer, con un montón de lecciones de integridad y coraje por impartir, cómo venías haciendo desde que hiciste público que uno de los enemigos más crueles del presente, el maldito cáncer, había decidido ensañarse contigo, como con tantos otros nombres sin rostro y otras voces descendidas de su atalaya para hacernos comprender la gravedad de las consecuencias de este tirano.

“Para Siempre” no será un largo adiós, en compañía de tu arte, hasta que nos reunamos todos en la gran fiesta musical que espero sea nuestro paraíso más allá, donde el “Límite De La Pasión” no alcance final, este terrenal, tan aciago que conocíamos hoy a primera hora.

El REY DE LOS CISNES ha partido hacia aguas más cálidas, más dulces. Buen viaje amigo y gracias por haber existido.

NOTA PERSONAL:

Corría el año 1992, plenas olimpiadas en tu ciudad natal Jose Antonio, y yo, un “heavy” apasionado de apenas catorce años, comenzaba a afrontar ese verano de forma diferente. La estricta educación de mi padre me mantuvo cautivo los meses estivales para demostrarme que podía mejorar mis notas académicas, ya buenas de por sí, pero insuficientes para él. Yo no lo entendía.

Mi amor de verano partía junto a mis mejores amigos a unos campamentos que lo cambiarían todo y que yo me perdía. Conseguí negociar poder hacer algo de deporte en mi flamante bici BMX y escaparme durante un par de horas para ejercitar mi enclenque cuerpo y fortalecer mi mente ante la adversidad y frente a la crónica de un corazón roto anunciado.

Las primeras pedaladas siempre se iniciaban de la misma forma, con lo que a la postre se convertiría en el himno de batalla de ese solsticio, el “De Nuevo En Acción” de tu disco homónimo. No sabes la fuerza que me daba, me hacía sentir imparable. Vuelta tras vuelta en mi walkman hasta que dejaba correr el resto del disco, compartido en una TDK de noventa minutos junto al Cuerpo A Cuerpo de SANGRE AZUL, hasta llegar a “Para Siempre”, epílogo de aquel formidable disco, y ese largo adiós que nunca hubiese querido que llegara. Entre medias, un sinfín de sensaciones para despedir cada atardecer antes de regresar a mi encierro disciplinario.

Por esas pequeñas cosas y por muchas más, tu música merecerá siempre un lugar especial en mi corazón. Este es mi humilde homenaje, una sombra personal ante el grandioso esfuerzo que realizaron nuestros músicos actuales para tributar tu importancia. Bravo por ellos también.

Descansa, en paz, has sufrido mucho y aun así encontrabas hueco para hacernos sentir cerca. Lo que tus canciones no hayan podido expresar, no te preocupes, lo ha hecho tu valentía.

Aquí queda tu raíz y la fruta prohibida que hemos mordido enérgicamente siempre que nos la has ofrecido. Grande MANZANO.

Jesús Alijo «Lux»
Foto: Unai Endemaño