Pintaban bastos para los madrileños VITA IMANA, cuando en febrero de 2018 anunciaron importantes cambios en la banda, saliendo de ella Javier Cardoso (cantante) y Puppy (guitarra) tras 12 años a bordo, además de anunciar el cambio de Manager, saliendo del paraguas de David Sobrino, con quién llevaban 8 años. 3 de los pilares fundamentales en la carrera de este tremendo grupo, salían de la ecuación dejando muchas incógnitas en el aire sobre su futuro, aunque siempre mantuvieron que seguirían adelante.
Para el puesto de guitarra, hicieron miembro permanente a Diego López (VIOLENT EVE), que llevaba girando con ellos desde 2017, en sustitución de Román García, guitarra original de la banda, quién tras un parón, retorna también a filas. Y como cantante, a finales de 2018, se desvelaba que sería Mero Mero (CUERNOS DE CHIVO) el que tuviera los huevos de intentar llenar la baja de Javier… ¡y vaya si lo ha hecho! Así que el 2019 empezaba con la formación de nuevo al completo y con ganas de volver a conquistar el trono patrio del Groove Metal. Daniel García (batería), Miriam Baz (percusión) y Pepe Blanco (bajo), completan una base rítmica, como pocas hay en España. Contundencia, ritmos hipnóticos e innovación, sus señas de identidad.
Si nunca has escuchado a VITA IMANA puedes caer en la tentación de pensar que son un grupo más, cañero, mucha energía, buenos temas, un directo poderoso… Pero eso no es todo. En VITA IMANA hay que sumergirse, hay que dejarse rasgar interiormente por sus letras, por su mensaje. Y si lo haces, escuchar uno de sus discos, se convierte en mucho más que escuchar cera de la buena. Su anterior disco “El M4L”, fue un disco conceptual en cuya composición creo que dejaron mucho más que sudor. Puede que incluso les desgastara tanto, que fuera el motivo de sus cambios… Así que en “Bosa” vuelven a un estilo algo más directo, más sencillo, en el buen sentido de la palabra. El resultado es para mi gusto, una vez más, sencillamente impresionante.
Tras una breve intro inicial nos encontramos con el primer pelotazo, marca de la casa, “No en mi nombre”. Aquí encontramos todos los ingredientes clásicos de VITA IMANA, guitarras contundentes, voces rasgadísimas, una batería/percusión apabullante y unas letras muy reivindicativas, en este caso contra la religión. Seguro que es un tema que oiremos en sus conciertos, porque además tiene un estribillo que se te queda fácil y que promete emociones fuertes en los pogos… En la misma línea siguen con “Desfiguradas”, en este caso con un tema sobre las cadenas que nos tocan vivir con las hipotecas, el trabajo… Remarcar que en este tema (bueno realmente en todo el disco) el trabajo de equipo que se marcan entre Dani y Miriam, a la batería y percusión, es para mí el mejor de su carrera. En vez de ser 2 músicos tocando y complementándose, es como si fueran una única bestia de 4 brazos y 2 piernas, reventando los parches y platos. Están perfectamente compenetrados y han creado unos ritmos que a la vez te dejan sin respiro, pero con una variedad y sonoridad bestial. Es como si coges lo que empezó SEPULTURA con su “Roots”, pero multiplicas por 2 la velocidad y contundencia. Brutal.
“Contraataque” completa una trío inicial ganador usando los mismos ingredientes de los temas anteriores. No han pasado ni 15 minutos y sientes que te ha pasado un tren sonoro por tu cerebro. Para coger un poco de aire, enlazan con “Taikos III”, tercera parte de una saga de canciones con nombre de tambores japoneses. Para los que hemos tenido la suerte de vivir en el país Nipón, sabemos de la veneración y el respeto que los japoneses tienen por estos tambores y ese sonido tan personal e hipnótico que les sacan. VITA IMANA les rinden homenaje a través de instrumentales dónde lógicamente Dani y Miriam son los que más disfrutan y nos hacen disfrutar. En este caso “Taikos III” nos envuelve con sonidos acústicos, pero con mucha intensidad, con mucho color… haciendo que sea un gran tema para disfrutar y coger aire para las descargas posteriores.
Nuevo ataque sonoro con sello propio con “Desdoblamiento”, que creo recordar fue el primer adelanto que sacaron. Punzada al corazón con un Mero Mero dejándose el alma y la garganta en unas letras llenas de angustia y desesperación: “Si yo estoy aquí dentro, quién es la persona que veo… si yo soy quien observa, quién usa mi cuerpo!”, “Oh… estoy fuera de mi… y empiezo a sentir… un vacío inmenso!”. La maquinaria de VITA IMANA funcionando a pleno gas, dejando claro que en esto hay que pocos que les ganen. Todo suena de cojones, como si nunca hubieran parado, o igual demostrando que esta pequeña parada les ha servido para volver con más fuerza aún. Siguen con “Los ojos de la serpiente”, que es mi favorita del disco. Aquí nos deleitan, no sólo con su potencia habitual, si no introduciendo además en algunas partes unos ritmos más pausados, un tanto siniestros (como su letra, que es realmente inquietante)… pero sobre todo con una inspiración compositiva tremenda. Realmente un tema enorme, en el que brilla todo, dentro de esa aura tenebrosa del tema. Una montaña rusa de sensaciones.
Llegando al final del disco, llenan de nuevo la caldera del mejor combustible y aceleran aún más. Enlazan dos temas cortos (que no es lo habitual en esta banda), rápidos y potentes que se te clavan como cuchillos. “El mundo a mis pies” creo que es su particular declaración de intenciones en este vuelta: “No sé qué es, he vuelto a nacer y siento que tengo el mundo a mis pies…Cortas el ritmo de mi corazón, acordes de pura pasión, lleva el compás de mi respiración… esa pasión me acompañará, esa canción me puede dar toda la vida”. La música como vehículo de la misma vida y como redención en los momentos complicados. VITA IMANA volviendo a nacer y volviendo a reinar. Apabullante.
La siguiente canción, “Bosa”, que es la que además da título al disco, hace referencia a una palabra, proveniente de un dialecto llamado Fula, que significa “victoria” y es lo que gritan muchos inmigrantes africanos cuando cruzan las fronteras del viejo continente. Otro tema corto, potente, a la yugular, pero para mí con algunos matices más “hardcoretas” que no recuerdo tanto en la banda. Algunos momentos me han recordado también a algunos temas de los inicios de los argentinos A.N.I.M.A.L. El sonido, algo menos oscuro que en otros temas, no puede maquillar la terrible temática, reflejada a través de unas letras duras, sentidas… sobre el que para mí es el gran drama de estos años, la inmigración. Y cierran el disco, como los grandes, dejando para el final la que para muchos es la mejor canción del disco, “El duelo”. Arriesgan metiendo un tema de casi 8 minutos al final, pero triunfan, y de qué manera. “El duelo” es una canción sobre abandonos, sobre relaciones rotas… emociones que de una u otra manera, todos sufrimos en la vida. Musicalmente empieza lento, pero en cuanto entran las voces va cogiendo fuerza, enseñando todo su dolor, su tristeza, su melancolía. La banda se abre en canal y se desangra… Los pasajes atmosféricos encajan a la perfección y el resultado final emociona y te pega un buen meneo. A esto habíamos venido. Brutal el trabajo a las guitarras de Román y Diego, como durante todo el disco.
Vuelta por todo lo alto de los para muchos venerados VITA IMANA. 10 temas que retoman su esencia pasada, pero mirando al futuro con más fuerza que nunca. Han vuelto para quedarse y para agitar nuestra mente, nuestras melenas y nuestros corazones. Hay bandas que son especiales y ellos lo son. Los amantes de las emociones fuertes estamos de enhorabuena. “¡¡VICTORIA!!”
Iñigo «Metalson» (The Lux Team)