Vincent Cusano, luego Vinnie Vincent, un tipo controvertido, un guitarrista controvertido. Exagerado, andrógino,excéctrico, egomaniaco, despótico…todo eso y quizás más; pero un tipo que en los 80 metió la mano en cuatro discos con alguna de las guitarras más descabelladas de la década.
Su irrupción en KISS vino de la mano de Adam Mitchell. Llegó para suplir a un «Space Ace» que parecía irremplazable, al que sustituirá durante dos discos y una portada, ya que en la cubierta de «Creatures Of The Night» será la cara de Ace la que aparecerá junto a Stanley, Simmons y Eric Carr; que un año antes había sido el primer recambio en la alineación clásica de la banda por Peter Criss, para la gestación del controvertido y progresivo «The Elder».
Y en el año en el que nos presentaron a una naranja como mascota de nuestro único mundial como anfitriones, Simmons y Stanley deciden dar un giro a su música. No era para menos, «Unmasked» y «The Elder» habían sido sendos fracasos y la banda necesitaba una nueva jugada para pedalear junto a las nuevas Super Novas de la escena del Rock Duro que ya era Heavy Metal .
Endurecer el sonido fue una jugada acertada y crucial, y para ello Eric Carr fue determinante. El sonido que «The Fox» imprimió a los tambores de Kiss fue lo nunca escuchado hasta el momento; una especie de John Bonham metálico había transformado en Heavy a una banda de Rock desde detrás del escenario, supervitaminando a la parte rítmica y dándole propulsión a la maquinaria de la banda en directo.
Pero fue precisamente en directo donde la banda se alimentaría del nuevo espíritu que inculcarán Carr y Vincent ya que en el estudio no queda del todo claro quien tocó qué o cuando, ya que incluso hay canciones en las que no participa ni el mismísimo Gene Simmons, llegando a tocar en un corte el bajista de Toto Mike Porcaro.
Las seis cuerdas también fueron un completo kaos, y aunque Vincent pone su firma a tres temas y posiblemente sus dedos en cinco canciones, por el estudio pasaron un montón de guitarristas entre los que estaba el instrumentista de Blues y Jazz Robben Ford o Bob Kulick (Hermano de Bruce), que parece ser toca en «Rock & Roll Hell».
Nuestro protagonista se trajo de su ex banda Warrior la potente «War Machine» y deja su marca en el himno metálico «I Love It Loud», la rockera «Saint & Sinner», la vacilona «Keep Me Comin´» y la fulminante «Danger», envuelta en polémica sobre su autoría.
Todas estas canciones pululan entre composiciones a sueldo para unos Simmons y Stanley en horas bajas en cuanto a ídeas, esas «Creatures», «Rock & Roll Hell» o «Killer», forman parte del primer disco Heavy de Kiss, en un año donde el Heavy Metal y sus fans prestarán más atención a bandas como Iron Maiden o Judas Priest.
A punto de llegar las Navidades del 82, la banda se enfrasca en el «Creatures Tour» donde presenta a «Ankh Warrior» supliendo a «Space Ace» en una serie de conciertos a media asta salvo en el Cono Sur donde Kiss seguían levantando pasiones.
Durante la mísma, las tensiones entre los jefes de la marca y Vincent empezaron a crecer, las ansias de éste por tener más protagonismo que dos egomaniacos de la talla de Simmons y Stanley acabó con la expulsión de Vinnie, que volvería a ser repescado esta vez sí, para un disco que cambiaría la historia de la banda por diferentes motivos.
El 83 llegó con fuerza para las bandas de Metal. Quiet Riot alcanzaban el número 1 en USA con «Metal Health», Iron Maiden progresaban adecuadamente con «Piece Of Mind», los Leppard lo petaban con «Pyromania», Mötley explotaban su lado Heavy con «Shout At The Devil»…y Vinnie Vincent volvía al seno de Kiss para completar su alienación al redil metálico con «Lick It Up», el disco que nos mostraba a los Kiss sin sus pinturas de guerra; no era la única cosa que iban a revelarnos.
Vincent es junto a Carr el principal valuarte del cambio sónico del combo. Stanley adoptará un timbre más agudo a lo largo de «Lick It Up», pero serán los riffs del extrafalario Cusano y los tambores de Carr los que acentúan el virage hacia el Heavy Metal.
Vincent que participa en ocho de las diez nuevas canciones junto a Stanley y Simmons pone al servicio de la banda los acordes de quintas tan típicas del Metal como efectivas.
Desde «Exciter» que abre el disco, pasando por la homónima «Lick It Up» o las muy metálicas «Young & Wasted» y «Gimme More», Vincent hace gala de su virtud con la técnica de las quintas, desarrollando otras habilidades que lo muestan como un guitarrista innovador y perfecto para esos años ricos en pirotécnias sobre el mastil.
De todas formas, en el estudio Simmons y Stanley atan en corto las aspiraciones de un Vincent que puntea con habilidad Heavy en «Gimme More» o «Exciter», no dándole bola en el tema que titula el disco. Pese a todo en «Gimme More» suenan las guitarras y voces más Heavies de toda la década para Kiss.
Aunque Heavies en la nueva década, el Heavie Rock americano es radicalmente opuesto al que llega de las islas británicas, hay fuerza en la música, en los riffs de Vincent, y Carr/Simmons se muestran inflexibles tirando del carro ritmico, pero se buscan estribillos comerciales repletos de fuerza y de calado casi inmediato; lo consiguen con «Lick It Up» o con «All Hell´s Breakin´ Loose», donde los riffs de Cusano son ágiles, repetitivos, cromáticos…
No todos los temas son un desecho de virtudes, «A Million To One» es una de las más flojas, iniciando ese periplo de temas relleno que Kiss ofrecerán a lo largo de la década de los 80, en la que encadenan temas muy buenos con otros de medio pelo.
«Fits Like A Glove» y «Dance All Over Your Face» son las firmas en solitario de Gene Simmons, un par de irregulares temas con unos riffs muy rockeros de Vincent pero que no destacan . La despedida con «And On The 8Th Day» mejora pero sigue lejos de la primera mitad del disco, esas seis primeras canciones que si son casi redondas, dejando un sabor agridulce.
Sinceramente sigo sin ver con claridad después de tantos años esa gran diferencia que no pocos ven entre «Lick It Up» o los posteriores «Animalize», «Asylum», «Crazy Nights» o incluso «Hot In The Shade», discos tan irregulares en su conjunto como este.
Durante seis meses los Kiss desmaquillados con Vincent girarán e incluso llegarán a España para tocar con Helix como teloneros. Durante la gira volverán a aparecer los problemas de Stanley y Simmons con un Vinnie Vincent empecinado en caprichos mil, entre los que estaban un camerino propio o la venta de sus guitarras después de los shows, y que acabaron con su despedida, que por cierto no fue total, ya que en la década siguiente volvería a asociar su nombre al de la banda por diferentes motivos. El concierto de Boston en Marzo del 84 puso fin a la relación 80´s de Vincent con Kiss.
Obviamente el bueno de Vinnie Vincent no iba a quedarse sentado el resto de los jodidos años 80, faltaría más. Pues bien, el amigo una vez conocido por todo Cristo forma una banda a su medida, o al menos eso va a creer él.
En un principio todo cuela, e Invasion es el proyecto y el disco donde nuestro heroe y descacharrador de mastiles va a poner toda la carne en el asador; que se preparen, todo aquello que no pudo-o-no le dejaron hacer en Kiss Stanley y Simmons en «Invasion» se multiplicará por diez mil.
«Invasion» es un homenaje totémico de Vinnie Vincent a su propio ego, un monumento monolítico «Kubrickiano» en el cual los monos son los tipos que acompañan al ex Kiss a sus píes, y él a los píes de sí mismo.
Desde el comienzo con la fastuosa «Boyz Are Gonna Rock» todo en el disco suena completamente desmadrado. Los punteos descabellados de Vincent contestándose a sí mismo entre muros y más muros de guitarras desmadradas son una constante. Punteos completamente desorbitados a lo largo y ancho de un plástico que tiene un buen número de seguidores, pero también de detractores.
No sólo el desmadre es musical, las pintas de la formación son el fiel reflejo de lo que era el Glam Metal a mediados de los 80, pero Vincent en su banda lo lleva todavía más lejos, sólo hace falta ver las fotos promocionales del álbum y ver como se las gastaban el vocalista Robert Fleischman o el bajista Dana Strum, dos tipos tan andróginos en sus vestimentas como el propio Vincent.
Fleischman que fue un efímero vocalista en Journey, también probó con Vincent en Warrior a comienzos de la década, e imagino que ya sabría a que se atenía cuando firmó contrato con el zumbado super guitar hero, el caso es que su agudísima voz nos freirá los sesos en casi todos los temas, siendo «Animal» una de las destacadas en todos los sentidos, un temazo con un final excesivo a más no poder por parte de Vinnie Vincent.
«Twisted» es otro orgiástico festin metálico de la mano de Vinnie, que toca a todo trapo entre capas de guitarras y un estribillo arrebatadoramente 80´s. Entre ella «Shot U Full Of Love» o «No Substitute» juegan con el AOR pero no se queman, lo mismo ocurre con «Do You Wanna Make Love», otra golosina ponzoñosa de Glam Metal que precede esta vez sí, al AOR en «Back On The Streets».
«Invasion» decae durante «I Wanna Be Your Victim», se levanta ligeramente con «Baby-O» y se despide con la floja «Invasion». No es la única despedida, Fleischman y su voz de pito también se irán, pero antes la banda ofrecerá su música en un tour en el cual Vincent demostrará quien lleva los galones y como se las gasta como lider e icono de una banda de culto a su propio ser.
Para no pocos «All Systems Go» es el mejor trabajo de Invasion. Si no fuera porque aniquila toda la fuerza, la locura, el desmadre y la sinrazón sónica del debut, estarían en lo cierto. El caso es que los capos del sello intentaron domar de la manera que fuese los desmadres de Cusano y en parte aplacan casi al 90% la locura del debut logrando lobomotizar al propio Vincent que produce las doce nuevas canciones con Dana Strum.
La disquera intenta con la inclusion de Mark Slaughter como vocalista dividir las fuerzas del combo, algo que consigue en la gira del álbum, donde Cusano se vuelve más insoportable que nunca y acaba con la disolución de la banda lo que lleva a Mark y Dana formar los super ventas Slaugther.
El disco en sí es un batiburrillo de lo que se cocía y servía a finales de los 80 siguiendo el dictado de las discográficas y de la todo poderosa MTV. La imagen sigue siendo la referencia y las guitarras suenan más inofensivas que en el debut.
Realmente Mark Slaughter hace que pocas cosas cambien en canciones como «Ashes To Ashes» o «Love Kills», donde su chillona voz alcanza agudos similares a los de Fleischman, aunque hay una diferencia en la busqueda de tonos más accesibles para el oído del personal.
Con «All Systems Go» se cierra la etapa en la que Vinnie Vincent o Vincent John Cusano alcanzó cierta relevancia dentro del Rock Duro y el Heavy Metal, apareciendo en los 90 bajo el abrigo nuevamente de los Kiss y desapareciendo posteriormente y hasta la actualidad.
El Hijo de Ron Keel
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