THE POODLES + Overloud + Natribu
Sala shoko (Madrid), 9/02/2014
Texto y fotos: Pio Antonio Puente
A pesar de que la famosa ciclogénesis explosiva amenazara la península y la lluvia cayera sobre la capital, el domingo tenía que continuar siendo fiesta. A los suecos The Poodles les encanta España, su clima. Para contrarrestar el frío el recibimiento debía ser muy caluroso, y Natribu y Overloud fueron los encargados de preparar todo lo necesario para que lo fuera. El día anterior en Donostia se vendieron todas las entradas. Igualar la tarea no era fácil, pero la actitud del casi medio millar de personas que acudió a la sala Shoko fue excepcional.
No han pasado tres meses desde la última vez que Natribu pisó la sala Shoko en el fin de gira de su disco ‘Camino’. Hasta este momento Madrid ha servido de campamento para la banda canaria, alojando a un público minoritario y fiel que acude a su llamada aunque las condiciones meteorológicas sean adversas. Con Chapi Solla al frente se consiguió templar el clima del local. Su árida voz trajo un poco del calor de Fuerteventura, puro rock duro nacional que en ocasiones recordaba al de una de las mujeres más aguerridas que se han subido a un escenario, Azucena Dorado.
‘Oveja Negra’ y ‘Miénteme’ incitaron a desatar el entusiasmo de los presentes y parecieron ser las más disfrutadas con permiso de Roger Waters. Su ‘Another Brik in the Wall’ había ayudado a elevar la temperatura de un volcán que no llegó a entrar en erupción a pesar de la intensidad que ofreció Chapi. El sonido de la discoteca no fue el mejor, pero profesionales e implicados, Natribu demostraron que tienen mucho camino por delante. En ocasiones los instrumentos se habían vuelto protagonistas, rozando la estridencia en las composiciones más elaboradas.
Bajo el manto de los graves, el canto de los vocalistas se desvanecía. Sin embargo, Overloud, como buenos embajadores de Donostia, se sobrepusieron a ese defecto, arrinconándolo con una gran demostración de actitud. En el escenario y guiados por las sucias melodías, todos los miembros remaban en una misma dirección. Incluso llegaban a olvidarse del espacio del que disponían. La caída del frontman, Ion Ziaurriz, fue superada con humor. Siempre tenía palabras que brindar al respetable, que desde la primera fila le respondía con un “¡Gora Euskadi!”.
¿Qué tiene la costa del mar Cantábrico en la que se forjan los sueños que llevan a montar una banda de rock? Probablemente nada que envidiar a las playas de las ciudades costeras de Los Ángeles y Nueva Jersey, donde respectivamente Mötley Crüe y Skid Row se formaron. Los americanos están en la diana, y Overloud afinan su puntería acercándose con contundentes canciones en las que los coros son una parte esencial. Estribillos directos y pegadizos como los de ‘Hell is gettin’ closer’ o ‘Just Another Bad Day’ fueron la receta para resistir la descarga eléctrica que se avecinaba.
De nuevo acompañando a The Poodles en su gira por la península, volvieron a ofrecer un avance de lo que será su segundo álbum. Sonaron las nuevas ‘Swallow my Love’ y ‘Homeless’, así como una versión de Motörhead que animó a los más reticentes. Todo su repertorio fue en el idioma anglosajón, la mejor carta depresentación para los suecos, cuyo líder, Jakob Samuel, la aceptó como en 2013: “Si no fuera por Overloud esto no hubiera sido posible”. Lo era. Después de más de dos horas, las luces se apagaron para recibir a los cabezas de cartel.
Rechinó el trémolo de la guitarra de… ¿Henrick? ¡No! El guitarrista no había podido salir de la selva de Indonesia. Quien estaba a cargo de las seis cuerdas era John Berg, ex Dynazty que ha trabajado con Chris Laney y Oz entre otros. Las sorpresas no terminaron ahí. Cuando los focos iluminaron la batería, se vio la muñeca vendada de Christian Lundqvist. Jakob le abrazó agradeciendo su profesionalidad. Ninguna lesión le impidió ejecutar cada golpe y abrieron el primer acto con el tema que también abría el nuevo álbum ‘Tour de Force’: ‘Misery Loves Company’.
Con casi ocho años de trayectoria y muchos conciertos a sus espaldas no son unos novatos, por lo que decidieron apostar sobre seguro con la exitosa ‘Metal Will Stand’, a la que siguió la melódica ‘Cuts Like A Knife’. La novedosa ‘Shut Up’ se acoplaba al grupo de favoritas. Querían impactar con rotundos riffs, ir de frente y sacudir con fuerza los corazones de sus seguidores, de mayoría femenina. Bailaron con ‘Shadows’ y ‘Line Of Fire’. Jakob les gustaba, se gustaba. Era la estrella y tenía estrella. En su vestimenta vaquera varias de éstas rodeaban los parches de la Virgen María y del grupo Kiss. Relucía y brillaba en el centro de la pista. Su pareja era el pie del micrófono, con el que se fundía con la elegancia de Steven Tyler (Aerosmith) y la pasión de David Coverdale (Whitesnake).
Alguna afortunada pudo disfrutar por unos segundos cantando ante él. Pero no solo ofreció el micro, sino un descanso para el lesionado Christian en un acústico por el que desfilaron con suavidad ‘I Rule The Night’, ‘Leaving the Past to Pass’, ‘As Time is Passing By’ y ‘Crying’. ¿Sería suficiente para que la protagonista de ‘Caroline’ regresara? No pudo hacer más. Jakob lo había intentado y viendo que la actualidad era más trascendente, lanzó un mensaje: “Conocemos la situación que estáis pasando y la corrupción de vuestros gobernantes, esta canción es para ellos: ‘King of Fools’”. Fue la más dura, una mezcla de stone rock sureño con las pegadizas melodías características de los suecos.
‘Like No Tomorrow’ retomó el carácter festivo de la noche. El bajista, Pontus Egberg, se desposeyó de su chaleco de cuero, dejando al descubierto su velludo y estilizado torso, un auténtico pecho lobo. John salió de su esquina y comenzó a mostrar su lado más simpático. Las cuerdas se juntaban, se retaban en duelo y Jakob no podía ser menos; con una casaca azul se presentaba a la batalla por ser el más divertido. Necesitaba refuerzos y subió a bordo de su barco pirata a toda la sala con ‘Seven Seals’. Todos obedecían al capitán coreando de formas dispares el estribillo “Give it up”. Nadie alcanzó los agudos finales.
El tiempo se agotaba y solo cuatro canciones de ‘Tour de Force’ habían sido las elegidas para exhibirlo. Pero nada movió del mejor puesto dos ejemplos de aquel gran 2006 que les vio nacer: la promesa de ‘Echoes from the Past’ y la eurovisiva ‘The Night of Passion’. La cita terminaba, se escabullían los segundos y el éxtasis desaparecía. No obstante allí estaban los cuatro integrantes, congelando el momento en una fotografía y firmando todas las que les ofrecieran sus fans. Algunos echaron en falta el tema ‘40 Days and 40 Nights’, pero para The Poodles, los 365 días del año deberían ser festivos, y John así animó a vivir el resto de la noche en un perfecto castellano: “¡Fiesta, fiesta!”. Viva la fiesta.
Set List de Natribu: Ventana al mundo, Fly, Sombra, Another Brick in the wall, Canción de cuna, Oscura tentación, Oveja negra, Miénteme, Solo un error.
Set List de Overloud: Hell is gettin’ closer, Please don’t touch me, Looking for, Swallow my Love, Just Another Bad Day, Don’t Wanna Let you Go, Broken, Homeless, Lone Star Motel, Outta’ Control, Born to Raise Hell, Lock’em.
Set List de The Poodles: Misery Loves Company, Metal Will Stand Tall, Cuts Like A Knife, Shut up, Shadows, Line of Fire, Acústico de I Rule the Night, Leaving the Past to Pass, As Time is Passing By y Crying; Caroline, King of Fools, Like No Tomorrow, Seven Seals, Echoes From the Past, Night of Passion.
Buena crónica. Lo de la Sala Shoko me parece criminal, aunque tampoco sorprende siendo en Madrid. Esas paredes de hormigón en forma semicircular no ayudan nada a la acústica del lugar.
The Poodles no me van mucho, pero me alegro de que estén haciendo una gira exitosa.
Un saludo!