Otro de los grandes discos que nos deja este año es el publicado por uno de nuestros máximos talentos musicales de nuestro tiempo. Sí, el también hace rock aunque ninguna publicación le otorgue ese honor casi siempre reservado a los clásicos y sí, el también hace rock (y de qué manera) aunque la radio generalista temática que dice ser de rock lo ignore completamente. Tampoco ayuda mucho que los festivales más populares que se organizan en España apuesten por cartel de clásicos en su mayoría y no se dé cabida a los artistas que en otros subestilos del rock están en permanente gracia y lanzando regularmente obras de lo más interesantes. Steven Wilson, una de las máximas figuras del rock progresivo actual tiene un público muy limitado en España pese a su extraordinario bagaje. Y lo tiene en gran parte porque aquí desde hace mucho los medios generalistas se preocupan sólo de cuadrar cuentas y recaudar desoyendo una función esencial de todo medio que es despertar el interés o informar de los nuevos héroes musicales que surgen (sí, el rock no acabó en Guns N´Roses) y sus obras. Y sí Wilson lleva ya unas cuantas décadas maravillando tanto con Porcupine Tree, como con sus otros proyectos o en solitario.
Ya sabemos cómo está el panorama y por suerte en estos tiempos, los medios generalistas no son los referentes para la gente que está interesada por el rock más allá de escuchar los 4 clásicos de siempre. Así las cosas en internet resistimos las páginas y programas de radio que vamos más allá que cubrimos ese gran vacío que dejan los medios generalistas, además percibimos con satisfacción que realizamos una labor que llega a mucha gente y gusta. Y eso reconforta mucho para los que habitualmente estamos por aquí informando y dando nuestra opinión acerca de los nuevos lanzamientos, los conciertos y los grandes discos o momentos del pasado. Porque eso es lo bueno, hacer un equilibrio siempre entre el anteayer, el ayer y el hoy. Y hoy insisto tenemos un gran ramillete de figuras musicales relacionadas con el rock o el metal que nada tienen que ver con las bandas clásicas de los 80 y 2015 podemos congratularnos que ha sido un año de grandes lanzamientos, muy a pesar de lo desnortada que está la industria y las enormes complicaciones para abrirse paso que tiene cualquier banda que no sea clásica.
Y esta reflexión viene muy a cuento con este fantástico álbum de Steven Wilson (una vez más) «Hand. Cannot. Erase.» que publicó a finales del pasado invierno y al que se ha ignorado de manera vergonzante (una vez más), más todavía conforme iba triunfando entre la audiencia y la crítica y cimentándose como uno de los grandes discos de 2015. Porque «Hand. Cannot .Erase.» aborda precisamente uno de los mayores peligros de la inhumana por momentos sociedad actual, que seas completamente ignorado por el resto como le pasó a la protagonista de la historia del disco, la joven Joyce Vincent, que fue encontrada muerta en su apartamento 3 años después de producirse el deceso ¡¡¡y qué nadie se había dado cuenta de su ausencia!!! Un drama terrible que parece increíble que pudiera suceder pero sucedió (y seguramente no habrá sido el único caso) y del que Wilson tuvo conocimiento a través del documental «Dreams Of A Life». El impacto fue tal que Steven decidió gestar un disco propio a esta terrible historia. Y así a través de los 11 cortes el músico británico vuelve una vez más a sacar su extraordinario talento para envolver de manera majestuosa y elegante con la música y las letras este capítulo para que quede constancia de lo cruel que puede ser la sociedad actual donde las relaciones de antaño se han visto en muchas ciudades seriamente resquebrajadas. Pero además de eso lo hace avanzando más allá con su música, desmarcándose de parámetros de sus discos anteriores, dando más cancha a terrenos más jazzísticos y en ocasiones más pop, porque la historia y el álbum así lo requiere.
Con una acertada portada que me recuerda cierta similitud con la mítica de «In The Court Of The Crimson King» de los no menos legendarios KIng Crimson, Wilson nos invita a conocer esta terrible historia con «First Regret» una intro con sintetizadores que nos pone en cierta tensión si bien «3 Years Older» con un instrumental amplio y alegre, presentando a la banda con un desarrollo progresivo, un gran inicio sin duda para dar paso a la voz de Wilson y forjar un tema poderoso con numerosos cambios y que pone al oyente totalmente «en canción». La alegría y vitalidad caracterizan esta primera parte como podemos comprobar con el tema título, melódico, pegadizo y con gancho por el que matarían numerosos grupos de pop por tener un «hit» de ese calibre, en el que por cierto encontramos la primera participación de la cantante israelí Ninet Tayeb. Otra cantante, en este caso la mezzosoprano Katherine Jenkins, si bien se encarga más bien de narrar que de cantar, da paso a «Perfect Life» un corte en una onda muy atmosférica y relajante, new age. Hay que decir que hablamos de un álbum, que salvando todas las distancias podría ser un equivalente al mítico The Wall por ello conviene escucharlo teniendo clara esta premisa. Pero vamos a estas alturas ya se percibe que estamos asistiendo a un disco muy especial.
«Routine» es el encargado de cerrar el primero de los dos vinilos de los que consta el álbum, es uno de los mejores temas de «Hand.Cannot. Erase» y además clave en la trama. El dulce y melodioso inicio de la canción donde Wilson y Tayeb cantan juntos se sostiene y evoluciona durante los primeros 5 minutos hasta provocar una ruptura en la protagonista, con un soberbio solo de Wilson y una poderosa presencia musical del resto de la banda. Una vez manifestada la «bestia» la música ya no volverá a ser tan amable, como podremos comprobar en el segundo vinilo, llegando el punto de inflexión que conducirá al fatal desenlace de Joyce. La instrumental «Home Invasion» donde Wilson y la banda transmiten ese punto de hartura y locura que comienza a padecer la protagonista mediante sintetizadores, cambios de tiempo, pasajes jazzísticos y una letra que refuerza esa cruel sensación depresiva que empieza a padecer Joyce. «Regret #9» ahonda en ese estado, es un instrumental de lujo, que muestra un cuidado máximo por parte de Wilson para que el disco no se pierda. El solo de guitarra de Guthrie Govan majestuoso. Tras semejante «tormenta» llega la breve calma antes de la tempestad en «Trasience», aquí Wilson canta acompañado de una acústica, teclados y mellotron. Es un corte suave donde la nostalgia de lo perdido y que no volverá se abre paso a un futuro mucho más negro.
Y así llegamos a la última parte del disco, la última cara del segundo vinilo se abre con el tema más largo del álbum «Ancestral» un corte donde Wilson tiene su espacio reservado para cada uno de los instrumentos y elementos sonoros. Son más de 13 minutos de música donde encontraremos momentazos para todos los gustos excelentemente ejecutados y cohesionados en pos del realce de la canción. «Happy Returns» sigue abordando esa caída irremediable al pozo, al abismo, donde esa soledad de Joyce queda perfectamente plasmada y también el trágico final, todo ello envuelto en una melodía sencilla adornada con elegantes solos de guitarra. Y llegamos al triste triste punto final, el desenlace que no querríamos pero que Wilson trata con una ternura exquisita con su música. El coro «The Cardinal Vaughan Memorial School» que ha estado presente a lo largo de todo el disco protagoniza «Ascendant Here On» el último corte acompañado por el piano de Adam Holzman. Parece increíble que sucesos tan terribles como el que narra Steven Wilson y su banda puedan suceder, pero por desgracia pasan, gentes con una vitalidad tremenda, totalmente sociales que con los tiempos que corren se vean arrinconadas, encarradas progresivamente en sus jaulas de soledad ante la indiferencia y el desconocimiento de los que les rodean. El caso de Joyce en especial nos ha puesto en alerta ante los comportamientos tan inhumanos que muchas veces tenemos como sociedad confundiendo totalmente los valores. Steven Wilson la ha homenajeado convirtiéndola en «Hand. Cannot. Erase.» esto es, una obra de arte musical, la consagración definitiva del genio británico y uno de los mejores discos que dejará sin duda esta década. Un 10. Y el deseo de que el caso de Joyce no vuelva a ocurrir jamás. Por cierto que Steven Wilson siempre infatigable lanzará nuevo material a comienzos del próximo año y su presencia ya ha sido confirmada para encabezar una de las jornadas del festival BeProg en julio de 2016.
Christian Sancho (Mr. Thunderstruck)