RIPOLLET ROCK FESTIVAL 2016
26/08/2016. Parc dels Pinetons-Ripollet-Barcelona
Crónica: Toño Martínez Mendizábal – Fotos: Alba Martínez Semper
Cuando un festival está a punto de cumplir su 25º aniversario la suerte poco ha tenido que ver. Cumplir veinticinco años, superar con mucho la esperanza de vida media de los festivales y hacerlo en estos tiempos que corren es el resultado de las cosas muy bien hechas. El trabajo y conocimiento de la Asociación Ripollet Rock con todos sus voluntarios, el apoyo municipal y vecinal y la coincidencia con las fiestas son elementos fundamentales para el éxito y prestigio alcanzado por el festival a lo largo de estos años. Jorn Lande (leer entrevista aquí) nos decía el año pasado que no conocía un evento gratuito, de estas dimensiones, en Europa. Con eso está todo dicho.
La organización no había dejado nada a la improvisación y había ido informando de todos los detalles del festival durante las semanas anteriores a su celebración. La zona de merchandising, los servicios, unos pocos tenderetes y la barra, de la que, sin abusos, se obtiene parte de la financiación del festival, estaban tal como se había señalado en los planos. Hasta los medios de transporte públicos sugeridos por la misma resultaron ser más que puntuales.
También lo fueron Tabü, que saltaron al escenario poco después de las diez de la noche. Ya habíamos tenido el placer de verles telonear a King Kobra, en junio en la sala Razzmatazz 3, y disfrutamos de lo lindo. Por eso, y por su experiencia, no nos sorprendió que los barceloneses no se amilanasen por el hecho de abrir la fiesta. Se arrancaron con Escúchame y enlazaron con Dame y Nada. Daba gusto contemplar bastante gente joven cantando los temas con David, que demostró su estilo y buen hacer durante todo el concierto, mientras Jordi hacía lo propio con su Gibson.
La banda se mostró muy rodada y compacta y basó su setlist en su último trabajo (Destino), con más temas, como la balada Contigo Estaré o la emocional Jaula de Cristal (dedicada a la lucha contra la ansiedad), Tan Solo, con un gran trabajo de la base rítmica o Sueños, con la que cerraron. No faltó su versión del Cuerpo a Cuerpo de Sangre Azul, muy bien recibida por todos. Gran actuación para una banda que tiene muchas virtudes: sonido moderno, temas que gustan y cuyas letras en español ni resultan ñoñas ni pretenciosas, estilo y saber hacer a la voz, músicos de calidad…Tabü es grupo que incluso gana en directo, característica de los grandes.
Blaze Out afrontaba la última actuación con su batería Rafa Weber quien, como el resto de sus compañeros del metal, se dejó absolutamente todo sobre el escenario de Ripollet. Gran escenario, por cierto, ya que la organización no invierte en asuntos superfluos pero se centra a la perfección en lo importante. Gerard Rigau a la voz y guitarra, David Lleonat a la guitarra y Carlos Comas al bajo completan una formación barcelonesa con auténtica proyección internacional y a la que, en breves, se unirá Sergi Rigau (hermano del frontman) a la batería para sustituir al citado Rafa. Con una energía extraordinaria desplegaron un setlist que alternó temas de sus dos álbumes (Headshot y Blacklash). Con una voz brillante, en especial por agudos, unas guitarras en las que destaca el rapidísmo David, pero a las que se une sin complejos Gerard, y una base rítmica que parece una apisonadora, la banda de Barcelona repartió estopa con cortes como Fist Goes First, Shining Blood, S.I.N.S., o Man of Mayhem. Incluso se marcaron un medley Maiden-Metallica, cuyo tiempo algunos hubiesen preferido disfrutar con temas de la banda y muchos gozaron recordando a sus ídolos. Final muy potente y emotivo con despedida para Rafa, que brilló dentro de un gran nivel general.
Uno de los grandes alicientes de esta edición del Ripollet Rock era la participación de Lords of Black, capitaneados por el genial, y recientemente elegido para Rainbow por el mismísimo Ritchie Blackmore, Ronnie Romero y Tony Hernando a la guitarra; pero que constituye un auténtico grupazo, con Andy C a la batería y Javi García al bajo.
Los madrileños, con dos grandes trabajos, de los que ya nos habló su productor Roland Grapow (leerla aquí), cumplieron con las expectativas y apoyándose en el dominio de Ronnie, sus temas con toque oscuro y sin concesiones y una puesta en escena de primera, hicieron las delicias de un numeroso público, que había estado esperando a la banda como agua de mayo. Merciless, Nothing Left to Fear, Everything You’re Not…, temas potentes con un Romero sobrado brillando en un tono “angry”, que nos recuerda al maestro Lande y Hernando rezumando dominio por doquier. New World’s Coming, Smoke and Mirrors (con solazo de Tony y el frontman imperial), The Man from Beyond…, cortes con Ronnie aprovechándose del castellano para contactar más y mejor con la audiencia y el dúo Andy-Javi saliéndose.
Romero y Hernando se lucían sin complejos en la parte central de la actuación. El primero, aparentemente, sin esfuerzo y el segundo con unos solos en los que creatividad y sonido iban de la mano, mientras la audiencia gozaba en una noche algo más suave que la de la edición anterior. El épico At the End of the World, un genial Cry No More, con especial dedicatoria a Phil Lynott, y una despedida a lo grande con el Neon Knights de Black Sabbath fueron algunos de los momentos álgidos de la actuación de una banda que está preparada para todo y que comienza gira con Axel Rudi Pell
Y si esperado era el bolo de los Lords no lo era menos el de Firewind, con el virtuoso griego Gus G (Ozzy Osbourne, Arch Enemy…) y el gran frontman germano Henning Basse (Metalium, Gamma Ray…), excelentemente acompañados por Petros Christo (bajo), Bob Katsionis (guitarra y teclado) y Jo Nuñez (batería). Su power melódico, con un acertado equilibrio entre el lucimiento personal y la entrega a las canciones, fue coreado y gozado por un público que estaba casi abarrotando la explanada del parque.
Into the Fire y Wall of Sound abrían el set y presentaban a las primeras de cambio el primer gran solo de Gus y las grandes dotes de Henning. Head up High fue uno de los temas más disfrutados, con su solo al alimón entre Mr G y Bob Katsionis y, tras Destination Forever, vino el saludo del guitarrista, preguntando si la gente lo estaba pasando bien y diciendo que ocho años de ausencia eran demasiados. El concierto volaba conducido por las enormes tablas, la clase y simpatía de Basse y, después de Angels Forgive Me, llegó el World on Fire, con un solo que elevó al personal un par de metros, mientras Katsionis y, especialmente G, hacían un alarde de técnica y sonido que el primero terminó al estilo capricho español. The Fire & the Fury, Few Against Many y anuncio de disco y gira por parte del guitarrista. Mercenary Man, con su toque celta, Falling to Pieces…, G presentaba efusivamente al frontman y poco a poco encarábamos la recta final del concierto. Fueron el gran tema power I Am the Anger y el Tyranny los que pusieron el broche final a una actuación que fue histórica para muchos.
Eran aproximadamente las tres de la mañana cuando los tunecinos Myrath aparecían sobre las tablas de Ripollet. Al volverme desde la primera fila, tuve la impresión de que no eran muchos los que habían abandonado, a pesar de las altas horas de la noche a las que empezó el concierto. Zaher Zorgatti (voz), Malek Ben Arbia (guitarra), Anis Jouini (bajo), Elyes Bouchoucha (Teclados) y Morgan Berthet (batería) eran el toque exótico y deseado por buena parte del público. Cuando tras Jasmin comenzó a sonar el Believer, su exitazo más conocido, pudimos comprobar que iban a sonar como los discos, que Zaher tiene un timbre único y que el mestizaje de música de origen norteafricano y metal se había apoderado de gran parte del público, que cantaba los temas, en sus partes en inglés, claro.
Zorgatti se mostraba entusiasmado por actuar en Barcelona y soltaba “putamadres” muy aplaudidos. Temas como Get Your Freedom Back, Storm of Lies o Wide Shut demostraban algunas de las características diferenciales de Myrath, además de la voz: gran tratamiento rítmico, con una base en la que la batería actúa muchas veces más como percusión que como batería al uso, y el bajo soporta y adorna sin que le sobre ninguna de sus ¡seis cuerdas!; un teclado muy oriental que sustituye y completa a la guitarra en ciertos solos y una guitarra que se recrea por graves cuando eso ocurre. Músicos con el único objetivo de disfrutar y hacer disfrutar con su propuesta.
El frontman hablaba de España, de fútbol, de porros y se felicitaba porque veía chicos, chicas y niños y decía que eso es el metal. Más claro el agua. Alternaba español e inglés y presentaba The Unburnt, un tema inspirado en la Khaleesi de Juego de Tronos, en el cual Anis Jouini hizo una demostración total. Gran sonido de teclado en Madness y Forever and a Day y entrada de caja rotunda para The Needle. Siguió Under the Siege, con Zaher solicitando la recogida de una camiseta lanzada por el público. Era su momento de gloria y no querían desperdiciar ni un detalle.
El concierto avanzaba rápidamente y Endure the Silence y Nobody’s Lives dieron paso al brindis del cantante y a Tales of the Sand, otro de sus grandes éxitos, que fue bailado por más de uno y una. Agradecimientos de Zaher dieron paso a Merciless Times, también de lo mejor de la banda francotunecina, cuyo sonido y actuación de ningún modo demostraban que eran las cuatro y media de la mañana. Beyond the Stars (“of Ripollet”, en sus propias palabras) cerró una actuación difícil de ver y muy apreciada por la mayoría.
La organización ilusionaba con la promesa de un gran festival para celebrar el 25º aniversario en 2017, y seguro que así será; pero hay que decir que esta edición ha sido fantástica. Ha tenido un gran nivel por parte de todas las bandas y ha estado muy compensada en todos los sentidos. Que todos tendríamos candidatos locales, nacionales e internacionales a los que nos encantaría ver en Ripollet, y en otros festivales, es algo evidente. Como también lo es que, el Ripollet Rock festival cumplirá veinticinco veranos haciendo felices a generaciones de rockeros de toda clase y condición y gratis. ¡Enhorabuena a tod@s y a por los las bodas de plata!