JOLLY JOKER
Sala Serjos (Monzón, Huesca), 11 Abril 2014
Texto y fotos: Mayca Cruz «Mycure»
No se puede ir por este país paseando el estandarte del rockerismo y no conocer el trabajo de JOLLY JOKER. ¿Que no te suenan? Háztelo revisar. Esta banda valenciana ha conseguido atravesar el difícil camino que hay entre el anonimato y el reconocimiento internacional basándose únicamente en una corta pero intensa trayectoria que catapulta el “sleazy” patrio a lo más alto de la escena europea. Se formaron a finales del 2008 y fueron nominados para acudir como representantes de nuestro rock canalla y desenfadado al Sweden Rock Festival, quedando entre los últimos finalistas (les faltaron unos pocos votos para conseguirlo). Siguen ofreciendo directos por toda la geografía española presentando su primer disco de estudio SEX, BOOZE & TATOOS (lee nuestra reseña) con una energía que jamás se desploma. Si bandas como Quireboys, Warrior Soul, Adam Bomb o L. A. Guns les han tenido como teloneros no es de extrañar que estos cinco valedores del sonido angelino persigan el sueño de conquistar finalmente territorios más amplios. Y lo harán: los que entendemos, o creemos entender de esta clase de música, sabemos que lo único que necesitan para conseguirlo es apoyo, público y algo más tiempo. El resto (trabajo de fondo, buenos temas, actitud escénica, glamour y ganas) lo tienen sobrado.
El viernes pasado, pese a todos los contratiempos que llevo sufriendo últimamente, la providencia quiso que pudiera estar en Monzón, una vez más, en esa estupenda sala que es el SERJOS ZONA ROCK. Tenía buenas referencias de los JOLLY JOKER y ésta iba a ser la primera vez que me los encontrara sobre el escenario. La primera toma de conciencia que tuve de los chicos fue a través de Andy Deleo, un ex miembro que se fue para tocar con Over. Después, lógicamente, mis colegas de Rockangels, quienes insistentemente mencionaban a esta banda como una de las referentes del mejor rock emergente del país. Y luego, claro, estuvo todo el asunto de las votaciones para el Sweden del que estuve muy atenta. Así que allí estaba yo – cámara en riste – con mis amigos Nuri y Jaume AOS dispuesta a escucharles por fin. La noche se presentaba complicada a nivel de público. Las cosas se están poniendo feas para la mayor parte de las bandas que no tienen el respaldo de años de carretera, fama ganada a base de nombre y cantera de fans acérrimos que compran sus trabajos…y aún para estos últimos corren tiempos de escasez. Pero en fin, la realidad no nos va a desanimar. Lo Jolly Joker aparecieron y lo dieron todo a la escasa concurrencia como si ello formara parte del entreno diario. Y es así como una banda demuestra su talento y valía, sin importar ni a cuántos ni a quienes, sólo el cómo.
Jolly Joker están, como he dicho, emparentados con la escena de la Sunset Strip así que era de esperar atuendos en consonancia y esa actitud macarra, sensual, provocadora y libertina que hace las delicias del público femenino. Pero en Jolly Joker percibo un poco más de recato fiestero y un algo más de interés por el sonido y por los temas, lo que no está nada mal. El glamour ya estaba garantizado con el frontman, Lazy Lane, y las continuas batidas de su larga cabellera rubia. El resto de la banda, Yannik y Eddie a las guitarras, el bajista Luk y el batería Kickstars nos dieron muestras de cohesión, buenos coros y un excelente soporte a su cantante en lo que a los instrumentos se refiere. Para mi un buenísimo concierto marcado por un repertorio donde el protagonismo se lo llevan los nueve temas del disco (en este orden: Damage, She Starts, Roussian Roulette, Givin’ it Up, Fuck it All, God’s Kiddin, Sucker, Before ya die y Dressed to Kill) seguidos por temas de su producción anterior en el EP promocional (Out ta get me, Hey You, No Mercy, Holidays Inn) y dos potentes versiones para cerrar como fueron Lit up- I love Coccaine (de Buckcherry) y Blind in Texas ( de W.A.S.P.)
Lógicamente, la noche no pudo ser brillante. La falta de público ahoga en cierto modo la sensación de calentón que se produce en una sala repleta hasta la bandera, donde codearse con el vecino es algo inevitable. Pero todo y que las ocasiones no siempre son favorables para las bandas, lo cierto es que por su parte no cedieron a la decepción – o no se les notó- y eso hizo que se ganaran a mis ojos aún más si cabe, mi respeto y admiración.
Texto y fotos: Mayca Cruz «Mycure»
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