HARDLINE + Strangers
Sala Caracol (Madrid), 28 Mayo 2016
Crónica: Luis Catediano – Fotos: Merferri
La tarde del sábado 28 de Mayo estaba ocupada para muchas personas con un acto al que nadie quería faltar. La ciudad de Madrid, preciosa y con mucha más actividad de lo que en ella es habitual, se preparaba para vivir un acontecimiento singular y que no se da todos los años. Por las calles más céntricas había mucha gente vestida con los colores de sus equipos. El blanco y el rojiblanco eran la seña de identidad de los aficionados futboleros que iban a presenciar la final de la Champions League 2016 que se celebraba en Milán.
Mientras, en una calle alejada de esos bullicios, un grupo más reducido de gente estaba esperando a la apertura de puertas de la Sala Caracol, donde se iba a celebrar un concierto de rock de alto calibre. Allí el ambiente era diferente aunque también festivo y muy intenso. El color predominante, el negro, y la indumentaria de los presentes totalmente definitoria de lo que es un sentimiento que hace que unos lleguen desde el norte, desde el sur, desde cualquier parte de España para ver y escuchar a unas bandas de rock como son Strangers y Hardline.
Los madrileños Strangers, para abrir una noche de rock y compartir escenario con los idolatrados Hardline, quienes hasta la fecha nunca habían tocado en suelo español. Única fecha en nuestro país y mucha expectación por comprobar lo que el incansable Johnny Gioeli podía dar de sí en un show esperadísimo por todos.
La sala Caracol abrió sus puertas a las 20:30 para que poco a poco fuésemos tomando sitio cerca del escenario. Una mirada alrededor para comprobar cuánto público iba llegando y muchos amigos. La sensación placentera de notarse rodeado de muchas caras conocidas que suenan a primera instancia de las redes sociales. Lo que el rock ha unido que no lo separe ni la Champions….
STRANGERS
A las 20:55 h comenzaron a sonar las primeras notas del teclado de Carlos Jiménez con el inicio de “Beyond Your Eyes” que sonó atronadora. Una buena canción de su segundo y último trabajo de 2015 titulado “Survival”. En el escenario el cantante Óscar O’brien, el bajista Carlos R. García y el batería Abel Ramos, y flotando a unos centímetros del mismo y levitando con su nueva Ibanez, el guitarrista Miguel Martín.
El sonido era bueno y las ganas de los madrileños mejores. Mucha actitud hacia lo que están haciendo, lo cual les otorga un plus de autenticidad. Vi al grupo muy compacto y gratamente mejorado desde la última vez tuve la oportunidad de estar viéndoles. La banda hace sonar sus canciones con gran fidelidad respecto a lo que en sus discos han dejaron grabado y tienen detalles que les permiten tocar libres y sin ataduras de querer impresionar. Los arreglos del teclista son nítidos y el volumen que tiene hace que se sepa que está pero sin ser agobiador como en otros grupos en los que el teclado sobrepasa los límites del gusto. En esta banda las cosas están bien establecidas y todos ellos ocupan un buen lugar. Personalmente y si fuese mía la voluntad, daría mucho más protagonismo al cantante en la primera línea de batalla, para formar detrás una retaguardia más fija. Las guitarras de Miguel son estilosas y delicadas en su ejecución. Este hombre ha bebido de la misma botella y se ha quemado las manos con alguno de los guitarras más completos que reconocería a grito pelado.
Durante los cincuenta minutos que duró su actuación dieron una barrida casi completa a su último disco. Dejaron sin tocar únicamente dos canciones y se emplearon a fondo interpretando “Burning within”, “Dreamer”, “Stand by”, «Light». Me gustó mucho los aires a Bon Jovi que tomo el concierto cuando sonó “Heroes” y disfruté con la interpretación de “Venom”. Del primer trabajo “Emotions” hicieron sonar «Lookin’ to you», “Take me away” y “Forbbiden love” y cerraron su show con “Never Stop” que fue el single de adelanto de este último disco “Survival”.Para finalizar su concierto eligieron bien ya que esta canción es muy conocida y así hicieron que el público la cantase a gusto. Punto y final por esa noche para unos Strangers trabajadores y que llevan todavía un corto y fructífero camino.
HARDLINE
Cuando la maldita cortina blanca se abrió para recibir al grupo la sala estaba completa y pude entender que la victoria del concierto sobre el futbol había sido clara para nosotros. Muy contento por ver que La Caracol estaba llena para ver a este grupo y a su líder Johnny Gioeli que tanto y tanto nos ha hecho gozar desde aquel “Double Eclipse” de 1992.
Con una introducción acertadísima de teclado por parte de Alessandro del Vechio el escenario empezó a tomar vida. A su lado la inseparable bajista Ana Portalupi y al otro lado, con una presencia muy dura el puertorriqueño Josh Ramos. Un gran placer para mí poder tenerle a escasos dos metros de distancia y presenciar las evoluciones de un guitarrista al que profeso admiración por aquella etapa en Le Mans y sobre todo por la aportación que hizo durante la grabación de los dos discos de The Storm. También por supuesto por los que grabó con Two Fires.
Empezaron con la canción “Danger Zone”, que hay que valorar lo que supone eso. Me explico… cuando un grupo se permite el lujo de empezar un concierto así es que se sabe dominador y propietario de la situación. En la casi plena oscuridad sonaron las primeras estrofas cantadas de la canción sin más apoyo que el teclado y sin que el principal actor de la función se dejase ver. Esta salida al escenario es la misma que presencié la vez que tuve la suerte de ver a Hardline en 2013. En un momento ya caliente apareció Johnny Gioeli y el show tomó vida por completo. Fuerte, rotundo, exagerado para bien. Allí estaba el americano para dar con su voz lo que todos estábamos esperando. Sus movimientos que eran quizás para los que estábamos abajo incontrolados, estaban asumidos para Johnny Gioeli como la coreografía que le pedía su corazón. Él vive la música de este modo. A doble marcha y rasgada voz.
El sonido del grupo potente y sin concesión alguna de parte de la pequeña Ana Portalupi, quien colgaba un bajo precioso y preciso. Los primeros destellos de Ramos para enmarcar. A este hombre hay que disfrutarle y sentirle. Sus notas salían de su blanca Washburn cálidas y sensuales a más no poder.
Sin dejar espacio para pensar acerca de esta salida tan valiente sonó el rotundo “Taking Me Down” del existoso “Double Eclipse”. Tras un pequeño, sonriente y efusivo saludo al público tocaron “Dr. Love” y siguieron con el hit “Everything”que hizo enloquecer a los entregados fans. Todo estaba bien, muy bien, y las caras de los asistentes lo dejaban claro. Llegó uno de los momentos más guapos del show con la canción “Fever Dreams” y uno de los más recogidos e intimistas con la preciosa “In This Moment”.
Otro tema que hizo las delicias de todos nosotros fue “Voices” de su aclamado y singular trabajo “Leaving The End Open”. En este momento del concierto pusieron la calma con la balada “Hands of Time” y encendieron de nuevo la llama con el único e inimitable “Hot Cherie”.
Llevábamos una hora de concierto y parecían quince minutos…. Todos felices y esperando congelar el reloj para evitar que esto se terminase. Súper agresivo cuando quiere y tremendamente suave cuando lo necesita Johnny Gioeli es un animal sobre el escenario. Un depredador de almas que no cesa hasta someter al público a su doctrina. “Life’s a Bitch” y “Face the Night” dejaron a los vencedores músicos durante unos minutos detrás del escenario para regresar con los ineludibles temas de más. Así lo hicieron con “Love Leads the Way” y con el último de la noche que fue “Rhythm From a Red Car”.
Mi sensación tras la actuación fue muy buena, aunque si debo poner un pero, éste es acerca de la escasa duración de la misma. Creo que los 80 minutos que nos bridaron fueron excelentes y de categoría pero muy poco manjar para tanta hambre como había hacia Hardline. Y más si se sabe que era la única actuación en nuestro país.