Andamos en estos tiempos tan confusos para la música de encontrar nuevos héroes de nuestro tiempo que algunas veces, en parte por esas ansías de descubrir a los nuevos referentes, proclamamos nuevos «dioses» de manera demasiado precipitada. Una de las bandas que más revuelo está provocando en la presente década son los suecos Ghost. Con una propuesta estética muy llamativa, apoyada claro por el secretismo de sus identidades (todo un logro en la era del dios internet) de sus componentes, este cortejo fúnebre de temática ocultista ha logrado cautivar a miles y miles de almas en estos últimos años. Como es normal en una banda de estas características, donde la fuerza de su imagen es quizá su reclamo principal para que capten tu atención, el debate está encendido en torno a Ghost. Para unos son la quinta esencia que hacía falta en la música e incluso hasta proclaman a los cuatro vientos que tienen conexiones espirituales con ellos (el paroxismo en su máxima expresión) hasta los que directamente los odian (algo que tampoco entiendo) y los consideran poco menos que un montaje, que han llegado a donde han llegado gracias a su misteriosa imagen.
Ghost levantan como vemos pasiones encontradas y sus discos por supuesto no pueden escapar de este debate. Desde hace unas semanas se encuentra ya en la calle su última obra denominada «Meliora» que ha venido a reavivar la discusión entre partidarios y contrarios. Los hay que llegan a considerarlo una obra maestra y desde luego uno de los grandes discos que nos dejara este año. En el lado opuesto tenemos a los que directamente lo descalifican de bazofia y otras lindezas. ¿Y quién tiene razón? Bueno quizá lo más cercano a lo que podemos denominar como «razón» se encuentre en un término medio. Desde luego no es ninguna bazofia ni cosas por el estilo, pero considerar «Meliora» como uno de los grandes discos del año considero que es bastante inapropiado y fruto más de llevar a los altares a Ghost que otra cosa, porque desde luego en lo musical no son ningunas eminencias pero tampoco unos tuercebotas.
Con una portada trabajada (donde poder perderte descubriendo los mil y un detalles) y inspirada en la genial METRÓPOLIS (no están tan alejados los mensajes principales de la mítica película y de la banda sueca) «Meliora» se abre musicalmente con una intro propia de la entrada a la «casa del terror» nos encontramos con un buen tema de inicio «Spirit» (sobre todo pensando en sus conciertos), notable envoltura musical con su rock progresivo con aura 70, aunque tampoco es una canción para tocar las «campanas del infierno» ni desatar la euforia. Las influencias de uno de los maestros del ocultismo musical, Ozzy Osbourne y de unos Black Sabbath más light, se aprecian en el segundo corte la correcta «From The Pinnacle To The Pit». El single «Cirice», que transmite esa comercialidad que busca la banda con este disco para seguir cautivando a un mayor número de público, es una buena síntesis de lo que nos podemos encontrar en este disco. No obstante quizá peca de tedio en su parte final, no está todo bien resuelto que debería. Tras la intro con arpa de «Spöksonat» llega para mí el tema más destacado del álbum y sorprendente. Quizá la canción que uno menos espere encontrarse en un universo como el de Ghost…si no lo conoces claro. Acústicas, armonías vocales, encanto… «He Is» es una maravilla, cuidada al detalle y bien que se nota en toda su instrumentación y desarrollo.
Estamos en la mejor parte del disco sin duda. la agresiva «Mummy Dust» viene a recordarnos que estamos hablando de una banda que en principio tiene que intimidar y no ser un coro celestial brillante. Un buen cóctel sonoro para demostrar que no han perdido el punch. Turno para el hard rock con la correcta»Majesty» que tiene un inicio realmente brillante pero lamentablemente se pierde bastante durante su evolución y a pesar de contar con una buena labor de las guitarras deja un regusto amargo de lo que pudo haber sido y no fue. «Devil Church» es el otro instrumental del disco que nos introduce en la parte final del album que se inicia con la también irregular «Absolution» y es en esta última parte donde quizá quedan más al descubierto las carencias de Ghost. Las canciones no resultan atractivas, contundentes, no atrapan, queda esa sensación de oportunidad desaprovechada, Tres cuartos de lo mismo se puede decir del tema final «Deus In Absentia» muchos intentos por llegar a muchos sitios sin convencer en ninguno y con un estribillo demasiado facilón y carente de credibilidad. Una pena.
Ghost han sabido cautivar con su imagen y en su camino para buscar miles de adeptos por terrenos mucho más comerciales se han dejado parte de su esencia sonora que jamás debían de haber perdido. Y es que si cuidas la imagen y el mensaje al máximo como es el caso también deberías cuidar las canciones. Y no se trata de que crees himnos como «Number Of The Beast» o «Black Sabbath» si no tienes esa capacidad (que hasta el momento han demostrado que no) pero si canciones más contundentes en todos sentidos (las letras dejan bastante que desear en algunas de ellas), más creíbles y experimentos más acertados. El hábito no tapa al completo las carencias.
¿Disco del año? ni en broma. ¿Mal disco? tampoco. Correcto sin más.
Christian Sancho