GARAGE SOUND FESTIVAL 2018
Auditorio Miguel Rios, Rivas Vaciamadrid, 9 de Junio, 2018
Crónica y fotos: Raúl Blanco
Llego la jornada del sábado del festival, el día anterior había sido largo pero allí estábamos de nuevo para la maratoniana segunda, y ultima, fecha del festival. Lo primero que me gustaría y aunque se que no es excusa es pedir perdón por que debido al número de gente que acudió al festival los bares de los aledaños del Auditorio Miguel Ríos estaba muy concurridos y eso implico que tardaran mucho en servirnos la comida con lo que cuando llegamos al recinto no habíamos perdido la actuación de Los Gallos. Desde aquí pedimos mil disculpas.
Nuestra jornada comenzó con Mirlo Blanco, los madrileños no ofrecieron 30 minutos energéticos y salvajes a mas no poder. El día iba de bajistas y el primero en dar el show fue Lorenzo, saltaba, gritaba, corría, se tiraba al suelo, no paro un solo segundo quieto, que espectáculo. La banda en general resulto una muy agradable sorpresa para los aun pocos espectadores que tuvimos la suerte de escuchar temas como “Somos el poder”, “En carne viva” o “Reina Salvaje”, aunque para salvaje la forma de terminar su espectáculo con la guitarra y el bajo estrellados contra el suelo. Buena forma de caldear el ambiente, muy buena.
Llego el turno para los ganadores del concurso Rising Star que daba la oportunidad a una banda novel de tocar en el festival y que no fueron otros si no The Splizzy Gang. La banda me dejo algo frio, incluso creo que ellos mismos lo estaban. Aparte de Elisabet a las voces y, como no, Andy en el bajo, el resto del grupo estaba, no sabría cómo definirlo bien, como atenazados. Los temas no terminaron de sonar enérgicos y la conexión con el público se hizo complicada. El grupo tiene trabajo por delante que a buen seguro harán ya que no se gana un concurso por suerte, posiblemente no tuvieron su mejor día. Esperaremos a verles en otra ocasión para poder juzgar.
Lo que tiene el Garage Sound Festival es que no hay respiro, es más, hay para todos los gustos ya que pasamos del Rock And Roll al stoner llevado al límite de Hell´s Fire. Estos sí que volaron la cabeza a los que estamos viendo su actuación. Actitud y sonidos pesados para una media hora sin respiro alguno. Big Mario se hacía dueño del escenario y con su agresiva forma de cantar no permitía que nadie en el recinto se quedara quieto ni un segundo. No tenía controlado a esta banda pero creo que merecen mucho la pena. La música nos dio un respiro para que los más pequeños nos deleitaran con su destreza a lomos de las mini motos, no sabemos si disfrutaron mas ellos o sus padres que orgullosos trataban de guardar todo el espectáculo con sus móviles como recuerdo.
Si cuando me puse de nuevo en el foso cámara en mano para la actuación de Dewolff me dicen que hemos regresado a los 70 me lo creo, yo lo veía todo en blanco y negro, tres chavalitos de los países bajos ataviados con un atuendo vintage y que cuidaban hasta el más mínimo detalle de época, bigotillo incluido. Se convirtieron sin duda en la gran sorpresa del Sábado con una inmensa descarga a pesar de los problemas de sonido que tuvieron y que lejos de descentrarles solventaron con una sonrisa en la cara, algo que además hizo que se llevaran al público de calle.
Lo siento pero tengo que hacer la broma, se fueron “los niños” y llegaron “sus padres”. Parecía que seguíamos en el mismo año, 1970, pero que se había terminado la fiesta de universidad y era el momento del concierto de “los mayores”. La psicodelia y el blues experimentado de Graveyard levanto a un público que se había quedado entre sorprendido y expectante con Dewolff. Joakin Nilsson dio una Masterclass de presencia sobre el escenario, realmente abrumadora su actuación además sin hacer ningún alarde de superioridad, únicamente mostrando como debe ser un líder de un grupo del estilo. La parte negativa de su actuación, la malísima elección del repertorio, lleno de medios tiempo y cortes lentos y extensos. Si dispones únicamente de una hora escasa no puedes hacer un set list como si fuera tu show habitual, grave error.
Nuevamente era la hora del olor a gasolina y rueda quemada, esta vez a cargo de un Car Show. Algo que teóricamente estaba para amenizar las pausas en este caso se convirtió en un problema y serio, ya que cabreo muchísimo al personal. Me explico, el show se alargó 10 minutos más del tiempo estimado lo que originó un retraso para la actuación de Black Star Riders que por otra parte, su técnico de sonido se afanaba en el escenario en busca de un molesto ruido originado por un instrumento no desenchufado. Conclusión, veinticinco minutos de retraso, los diez del show más 15 de escenario y un desafortunadísimo comentario a micro abierto desde la mesa que pudo escuchar todo el público: “Bueno, este tiempo se lo descontareis a estos, no?”
Uno de los platos fuertes del festival eran Black Star Riders, al menos para mí, y no me equivoco si digo que para la gran mayoría de los asistentes y más después de ver la reacción a su actuación. “Jailbreak” puso el Auditorio Miguel Ríos patas arriba, con la gente enloquecida. La simple presencia de una leyenda como Scott Gorham sobre el escenario era motivo suficiente para “hacer un Hommer Simpson”, véase, “Estar mirando embobado sin reacción alguna mientras un hilillo de baba cae por la comisura de tus labios”, impresionante lo suyo. Pero cuando mejor lo estábamos pasando y al límite de los cuarenta minutos la banda se despidió del escenario ante el asombro generalizado y con la cara de poco amigos de Damon Johnson. Si, efectivamente, la “amenaza” desde la mesa se hizo efectivo y nos quedamos sin disfrutar de 3 o cuatro temas, entre los que seguro estaba “Whiskey in the jar”. No hare más comentarios al respecto.
El plato fuerte de la noche corría a cargo de Glenn Hughes y su repertorio de temas de Deep Purple. ¿Quién puede resistirse a gozar como un loco escuchando “Smoke on the water”, “Fool no one”, “Stormbringer” o “Minstreated”? pues eso, locura absoluta y orgasmo generalizado. Para ser sinceros, me sobraron “solos”, en una hora y veinte minutos de show tuvimos solos de batería, teclado y guitarra completamente innecesario y carentes de interés, además de uno de voz con la interpretación de un “Georgia on my mind” lleno de agudos y vibratos de las cuerdas vocales de Mr.Hughes. Los momentos más pesados del show instrumentalmente hablando eran compensados a base de clásicos de esos que cantan hasta el apuntador de principio a fin como “Highway Star”. Lego el momento de cerrar el show y la banda se despidió del Auditorio dejándolo arrasado completamente con un estratosférico “Burn” no sin antes dejarnos bendecidos por el speech a lo telepredicador de un inconmensurable Glenn Hughes.
No os creáis que el tema retraso se había terminado tras la actuación de Black Star Rider, los escoceses Gun vieron recortado su repertorio también en un par de temas. Para nada esperaba el set list que nos ofrecieron absolutamente lleno de sus temas más emblemáticos, “Don´t say it´s over”, “taking on the world”, “better days”, “Word up”, “welcome to the real world”…al contrario que le sucediera a Graveyard, los escoceses dejaron un poco de lado su más reciente trabajo para realizar un muy inteligente set list lleno de éxitos que hizo que prácticamente nadie se fuera del recinto a pesar de que era más de la una de la mañana. Mark Rankin está muy bien colocado en Virgin en Londres pero después de ver en numerosas ocasiones últimamente a la banda sigo insistiendo en lo mismo, Dante no es el frontman adecuado para el grupo. Disfrute muchísimo su actuación, me encantan los discos de la banda en los que baso el repertorio casi en su totalidad, no tengo peros, fueron cincuenta y cinco minutos maravillosos y que goce muchísimo.
De aquellos barros vienen estos lodos, los últimos en sufrir las consecuencias del retraso fueron Imperial State Electric. Apenas nos dio tiempo a saborear la actuación de la banda de Nicke, poco más de media hora fue lo que estuvieron sobre el escenario, eso sí, fue el tiempo justo para demostrar la tremenda calidad que atesoran. Es una gozada ver sobre las tablas al que fuera líder de Hellacopters debajo de su clásico tocado militar. Esperaremos una mejor ocasión para poder saborearlos plenamente, ese día no era el indicado.
Estábamos cerca de las tres de la mañana y era el momento de recoger y dar por concluido esta segunda edición del Garage Sound Festival. Una vez apagadas las luces llega el momento de hacer balance y reflexionar sobre todo lo sucedido en estos dos largos e intensos días, tanto por parte de la audiencia como en el lado de los organizadores. A mí solo me queda agradecer una vez más el exquisito trato que nos brindaron a toda la prensa que estábamos allí trabajando como ya sucediera en su primera edición.