Éste es el décimo álbum de estudio de esta banda estadounidense que cumple en 2021 su trigésimo aniversario. Tras diversas idas y venidas, rupturas y conciliaciones, enfados y clemencias, aquí tenemos un álbum que viene cargado de todo el bagaje que Dino Cazares (guitarra y miembro fundador) y Burton C. Bell (voces y miembro fundador) llevan encima. La verdad es que el camino que ha llevado la banda desde sus orígenes en Los Ángeles ha sido exitoso y a la vez tortuoso. Fear Factory es considerada una banda icono de los 90 y que ha servido como inspiración para muchos otros grupos de metal extremo que suenan a fecha de hoy. Fueron los precursores de un metal con estrofas agresivas y estribillos melódicos, que cautivó a muchos metaleros. Sus letras también son producto de lo que hemos mamado en los años 90 y principios del 2000, con guiños a un futuro post-apocalíptico dominado por las máquinas, mezcla entre lo contado por Sara Connor, y sufrido por Max Rockatansky.
El álbum empieza con una Intro que poco a poco nos prepara para la llegada del T-1000. Recode es el primer corte que nos lleva a reconocer un estilo visto en Obsolete (1998), pero con una producción del 2021. Dino sigue llevándonos por riffs contundentes, modulaciones cromáticas, afilados palm-muting triples y ajustados a ese brillo en la distorsión antes ofrecidos por sus Mesa Boogie y ahora digitalizados por sus Kempers y Neural DSPs. Los bombos son inconfundiblemente Fear Factory, y las voces de Burton siguen motivándonos a cantar en sus estribillos. Acto seguido entramos en Disruptor, que en mi opinión gana mucho en los estribillos pero pierde fuelle en las demás partes de la canción. Es un tema agresivo, pero su composición no dice mucho más que eso. El estribillo lo levanta, pero cae nuevamente en seguida. De hecho no es hasta Purity cuando llegamos a un tema que tras oírlo, se nos queda la melodía grabada y sentimos ganas de volver a escucharlo. Sin embargo, después de Purity volvemos a un repertorio de canciones que están bien, pero que podríamos encontrar la composición de sus partes cualquier día en un clinic de guitarra de Dino en una semana cualquiera en Los Ángeles. La fórmula de riffs “palmuteados” empastados a los bombos de la batería, invocando una descarga completa de un rifle semiautomático, junto con unas melodías de voz durante los estribillos algo más sencillas y pegadizas se repite en Fuel Injected Suicide Machine, Manufactured Hope y Cognitive Dissonance, pero no acaban de destacar, tal como con esa misma fórmula hicieron anteriores álbumes como Demanufacture, Obsolete, y Digimortal, entre otros. Sin embargo, casi al final del álbum encontramos Monolith, que iba a dar nombre a toda la entrega y que vuelve a sonar como un tema de Fear Factory de los que te envuelven en un directo. De hecho este tema era la apuesta de Burton para el single de lanzamiento del disco, pero se encontró con la negativa de Dino. El último corte es End of Line, siendo un tema que se funde con un Outro ambiental de dos minutos dando cierre al último trabajo de esta banda californiana.
Cabe decir que este disco lleva gestándose desde 2018, cuando se grabaron las voces de Burton. De ahí que se pueda notar que la producción de las voces se queda algo corta en comparación a la de los instrumentos que ha sido retocada hasta dos años más tarde. Por ello da la impresión de que se pudo haber añadido más armonía al trabajo de Burton. En definitiva, es un disco con garra, fuerza, y una buena producción que no deja de tener los típicos temas de Fear Factory que hicieron grande a la banda en sus inicios. Sin embargo, no parece ser un álbum de los que serán recordados para la posteridad.
Lo que queda por saber es cómo llevarán a cabo una próxima gira de presentación del mismo, ya que las diferencias entre Burton C. Bell y Dino Cazares han hecho que el cantante anunciara su marcha tras dejar grabadas sus voces. De los cuatro fundadores del grupo, ahora mismo solo tenemos a Cazares. Parece que el “alma de una nueva máquina” se disipa después de 30 años, o puede que sea un nuevo comienzo.
Ed Rojo (The Lux Team)