Una de cal y otra de arena preceden a uno de los discos más influenciables de la historia del Hard Rock de la década de los 80. En 1984 un jovencito seguidor de Bruce Springsteen y Southside Johnny entra en las listas americanas con tema, “Runaway”, desde ese momento John Francis Bongiovi deja de ser un personaje anónimo. Pero no todo fue tan sencillo, ya que la continuación de ese “Bon Jovi” fue un tremendo fracaso. El álbum “7800 Fahrenheit” pasa completamente inadvertido tanto para critica como público. El disco es rápidamente repudiado incluso por la banda, harta de intentar vender el producto a un público que no veía más allá de “Runaway»
Quién sabe si fue la rabia o los deseos de triunfar de un grupo de jóvenes que no estaban dispuestos a abandonar su sueño, ser estrellas de rock, el caso es que el siguiente capítulo se convertiría rápidamente en uno de los mejores álbumes de la historia del Hard Rock. Sin saber lo que se traían aun entre manos, Jon Bon Jovi y Richie Sambora unen sus fuerzas por primera vez al que resultó ser el genio de la lámpara para la banda, Desmond Child, al que tras presentarle el material que tenían preparado se pone a colaborar con el grupo al 100% para crear lo que a la postre serian himnos de toda una generación.
“Let it Rock” abre el disco y rápidamente se convierte en un tema maldito. Es lo que suele pasar cuando a pesar de ser un grandísimo corte con un solo de guitarra brutal estas ubicado justo antes de dos temas inmortales. “You Give Love A Bad Name”, decirme una sola persona amante del Hard Rock que no haya gritado poseído, incluso sin saber ni papa de inglés ese “Shoot trought the heart…” o “Sachu da jar” o como buenamente pudieras cantarlo. En pleno apogeo de la MTV y los video clips, aparece una banda mezclando juventud, actitud, temas pegadizos y potentes, y todo eso lo mezclan con un frontman carismático y con una apariencia física que no deja indiferente ni a tíos ni a tías, unos para odiarles y a la vez tratar de vestir y ser igual que Jon, y otras para adorarlos más allá de lo musical.
Es curioso, uno de los solos más famosos de los 80 está hecho en gran parte con la boca, esto es “Living On A Prayer” la otra joya de la corona de este disco. Cuantas versiones no se habrá hecho de este tema, cuantas bandas, orquestas y hasta chirigotas si me apuráis han utilizado este tema en sus actuaciones. Lo cierto es que más allá de estos dos temas, “SWW” es un disco sin relleno, todo está ahí por algo y todo debe estar. Lejos de los temas multiplatino y mundialmente reconocidos descubres cortes a la misma altura como son “Raise Your Hands”, “I´d Die For You” o incluso la que cierra el disco, “Wild In The Street”.
Por seguir con lo más conocido, cuando alguien coge una guitarra acústica lo primero que intenta tocar es “Starway to Heaven” de Led Zeppelin, vale, no hay duda pero ¿Qué es lo siguiente que se te viene a la mente e intentas que tus dedos respondan a los estímulos que les manda tu cerebro? “Wanted Dead Or Alive”. Corte que tiene el honor de haber sido uno de los “inventores” de la fiebre “Unplugged” creada a finales de los ochenta y que, aun hoy, es muy valorada.
Por si al disco le faltara publicidad al disco entra en escena la censura. Una sensual portada de una chica con la camiseta mojada y rota es rápidamente censurada. Parece mentira que estuviéramos en 1986 pero bueno, este hecho no sirvió más que para que los coleccionistas se frotaran las manos y para que “SWW” tuviera un empujón publicitario más.
Jon Bon Jovi a la voz y guitarras, Richie Sambora a la guitarra, Tico Torres a la batería, David Bryan a los teclados y Alec John Such al bajo, aunque quiero aprovechar esta oportunidad para reivindicar al verdadero bajista de la banda. Puede que no mucha gente lo sepa pero, Alec ha grabado pocos discos de Bon Jovi más que yo. Al Cesar lo que es del Cesar, por favor, empecemos a valorar en su justa medida a Hugh McDonald, el verdadero bajista de la banda. Os invito a que os miréis los créditos del disco.
Podría hablaros de todos los temas pero prefiero hacerlo de sentimientos, los que provocan a cualquier amante del Hard Rock un disco como este. Pon en una sala repleta de los tíos más duros y heavies de la ciudad, o en una llena de pijos da igual, “You Give Love” o “Livin´on a prayer” y observa la reacción. Te aseguro que nadie se quedara quieto. Eso es lo que hace que un disco sea inmortal, eso convierte a un grupo en leyenda. Eso es el nacimiento de una de las bandas más grandes de la historia, señoras y señores con ustedes…BON JOVI.
Por cierto, cuando todo hacía indicar que la banda había tocado techo apareció otra obra maestra, “New Jersey”. Otro disco imprescindible pero que a su vez casi supone la disolución definitiva de la banda. Completamente exhausta y devorada por el su propio éxito pero, eso ya es otra historia.
Raúl Blanco