BLACK STAR RIDERS – The Killer Instinct (2015)

Ahora sí que parece que esto va en serio, soldados, Black Star Riders no son flor de un día ni un grupo tributo a Thin Lizzy.

Después de escuchar su debut hace dos años me llevé un alegrón de la hostia, ya que se habían dicho bastantes burradas antes de la publicación de aquel All Hell Breaks Loose, que resultó finalmente un disco realmente bueno.
Es cierto que muchas o casi todas aquellas canciones sonaban a Thin Lizzy que tiraba de espaldas, pero sabíamos que BSR serían así, trataban el producto con total respeto y amor a la memoria de Phil Lynott y así lo entendimos una mayoría.
Pese que el mítico Scott Gorham es muchas veces al que los focos suelen alumbrar en esta banda por su gran pasado en Thin Lizzy, los tipos que realmente tiran con más fuerza del carro son el vocalista y guitarrista Rick Warwick y el guitarrista Damon Johnson, ya que el de los Almighty y el ex de Alice Cooper son los baluartes casi en su totalidad de las canciones de este segundo plástico.
«The Killer Instinct» que comienza con la homónima pieza, lo hace nuevamente con los Thin Lizzy en su «ADN», con esas guitarras dobladas, las melodías tan épicas y típicas del maravilloso dinosaurio irlandés…pero es algo efímero que puede escucharse como mucho en un par de temas más. Una de ellas es la céltica «Soldierstown», con toda la épica de un «Black Rose» y ese estribillo tan «Whiskey in the Jar».
bsr.fotobanda.hardrockmonsters2015
Después BSR se quitan todos los tattoos, parches y sudaderas de los Lizzy y siguen rockeando duro con una colección de temas entre aplastantes y fenomenales.
Del primer adjetivo quedaros principalmente con la hímnica «Your Little Liar» y la sureña  «Blindsided»; y en cuanto al segundo, con la setentera «Bound for Glory» o la emotiva «Finest Hour» , cuatro ejemplos de un segundo álbum repleto de temazos de Rock duro para una banda que definitivamente hay que dejar de ver como un mero entretenimiento para fans irredentos del legado del mítico Lynott.
El disco lo produce Nick Raskulinecz, un tipo de nombre casi impronunciable pero que es el artista que ha trabajado en los dos últimos discos de estudio de Rush, y sólo por eso ya merece todo nuestro respeto.
En «The Killer Instinct» lo hace de miedo, un trabajo para el que en un principio sonó Joe Elliott de los Leppard como productor, pero que finalmente cayó en las finas manos del de Knoxville. Posiblemente una sabia decisión de la banda.
Caído en Little Big Horn