JESUCRISTO SUPERSTAR- Versión Sinfónica (LEO JIMÉNEZ) – Crónica

JESUCRISTO SUPERSTAR – Versión concierto sinfónico (Leo Jiménez)
Auditorio municipal Arroyomolinos, Madrid. 10 nov 2017
Crónica y fotos: Raúl Blanco

A ver como os cuento yo el carrusel de emociones vivido viendo esta versión de Jesucristo Superstar, aunque no os lo creáis, esto también va a ser un reto para mí. No creo que me acerque a erizaros la piel como lo hizo esta maravillosa interpretación en el Auditorio Municipal de Arroyomolinos. Iba sin ningún prejuicio pero si un poco receloso de lo que iba a ver, hace unos años tuve ocasión de ver en la Gran Vía madrileña el musical con el protagonismo de Gerónimo Rausch y aun teniendo claro que esto no sería igual, no era teatralizado, no tenía claro si vería a Leo metido en el papel lo suficiente. En los pasillos pudimos ver que ni Ángela Carrasco (María Magdalena en la versión más popular realizada en nuestro país protagonizada por Camilo Sesto) se quería perder la puesta de largo del espectáculo.

 

 

El maestro Pepe Herrero a los mandos ponía en marcha el espectáculo formado por hasta 53 personas entre músicos y actores que es lo que veríamos en escena. Y para romper el hielo, “Tanke” Ruiz (Judas) ya nos dio una buena muestra de que íbamos asistir a algo inolvidable, tremenda la fuerza vocal que demostró en todo el espectáculo. Llegaba el turno para el gran protagonista de la noche, Leo Jiménez metido en la piel de Jesucristo acompañado por la impresionante y aterciopelada voz de Gema Hernández como María Magdalena. Sin ninguna intención aquello se estaba convirtiendo en una pelea de gallos, a ver quién era capaz de hacerlo mejor, y a mí, no me hagáis elegir. Porque lo que faltaba ya era cuando salió el resto del reparto, Patricio Babasasa (Caifás), Cesar Muela (Pedro Apóstol), Alex Muntua (Pilatos) y la gran sorpresa debido a mi desconocimiento hacia su persona, un brillantísimo Cristofer Hernández (Simón Zelote / Pilatos)

El primer punto álgido de la noche fue “Todo estará en Paz” donde ya se empezó a destapar el tarro de las esencias por parte de Leo y sobre todo de Gema, absolutamente soberbia toda la noche. La falta de escenografía e interpretación teatral jugaba en contra ya que ese punto de distracción sobre la música que ofrece la teatralidad se perdía por lo que el protagonismo absoluto era para la música y ese hándicap se convirtió en algo positivo. Lo variopinto de la audiencia, desde fans de Leo en todas sus facetas (pude ver camisetas de Leo, Saratoga y de Stravaganzza), a gente de avanzada edad amantes de la obra que seguramente no conocían de nada al tal Leo ese de los carteles, estaban completamente anclados a la silla, petrificados por lo que estaban escuchando, únicamente salían del trance cuando terminaban los temas para romperse las manos en aplausos.

Gema (María Magdalena) nuevamente dejo sin atreverse ni a parpadear a todo el Auditorio con una asombrosa “Es más que amor” que precedió al punto y final del primer acto tras “Di que no me condenare” y un Leo que estaba en su salsa, disfrutando y viviendo aquello con la ilusión reflejada en su rostro cual niño el día de reyes. Fin del primer acto, un tiempo para tomar un respiro bien merecido por parte del elenco y para que el público saliera a estirar las piernas y hablar sobre lo que estaba ocurriendo.

Todo aquel que conozca la obra sabe que el segundo acto es el plato fuerte, el instante en el que el tema cumbre de la obra “Getsemaní” pone a prueba a todo aquel que se atreve a meterse en la piel de Jesucristo. Escuche a gente recelar de si sería capaz el protagonista de, ni tan siquiera, acercarse al nivel exhibido por Camilo Sesto en la obra original y os puedo asegurar, que después de escuchar la interpretación de Leo, no había nadie, ni un solo espectador, que se quedara sentado. Absolutamente todo el patio de butacas soltó el dichoso móvil con el que estaban capturando el momento para, puestos en pie, rindieran pleitesía a lo que había sido una portentosa demostración vocal por parte del Señor Leo Jiménez. Que gustazo da poder ser testigo de estos alardes de uno de los “nuestros”. Me hubiera encantado preguntar a la salida a más de un asistente que pensaban sobre los músicos de Heavy de nuestro país.

El concierto transcurrió por su cauce habitual, si se puede decir así a algo tan maravilloso, hasta llegar a las casi dos horas en las que el Maestro Pepe Herrero dio una auténtica lección magistral con la batuta y en la dirección artística. Iba a destacar a Leo pero me resultaría tremendamente injusto porque todos, absolutamente todos, en mayor o menor medida por sus apariciones, estuvieron realmente brillantes. Debemos estar orgullosos de los impresionantes músicos que tenemos en nuestro país, deberíamos apoyar más este tipo de iniciativas, pero no el público en general, las autoridades, los ayuntamientos, es por eso que no quiero terminar esta crónica sin felicitar de corazón al pleno de Arroyomolinos y a Marta G. Sarabia por su apuesta y por el exquisito trato que nos brindaron esa noche.

 

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