WORK OF ART – Exhibits (2019) Review

Work OF Art (W.O.A) aparecen de nuevo en pantalla desde Suecia con su cuarto trabajo, el cual ha tardado en madurar. Exhibits es el nombre que le han dado a este álbum, y si el nombre del grupo ya nos está diciendo que es una “obra de arte”, con el nombre de este disco ya nos están avisando de que entramos en la exposición. Nos invitan a contemplar, a esperar, a observar los detalles que nos ofrecen con “Exhibits”. Bienvenidos a la sala de cine, tomad asiento, por favor. Si seguís leyendo, vais a entender por qué.

Work of Art, un grupo formado por tres grandes músicos Lars Säfsund a la voz, Robert Säll a las guitarras y Herman Furin a la batería. A todos aquellos que estéis contando, contando con los dedos, no os van a salir las cuentas, seguro que os falta gente, ¿verdad? Es que aquí está el juego, aquí está el misterio de tres músicos que son capaces de tocar (y nunca mejor dicho) todos los palos, lo mismo se encargan de un instrumento que de dos en el estudio, sin ningún tipo de problema. Nada les para porque están los suficientemente cualificados para hacerlo, aunque no hagan alarde de ello tampoco. Tres profesionales de la música que a su vez tienen sus propios proyectos (y proyectos con nombre, recordemos el trabajo de Robert en W.E.T), y que, a juzgar por lo que parece, esta es su banda de “recreo”, de “ocio”, donde se permiten el lujo de jugar a lo que se les antoje.

Todo indica, y dicho además por ellos, que esta vez querían despojarse de su pretendido estilo West Coast de sus inicios, y de las aspiraciones más Hard Rock posteriores, para centrarse en un disco puro y duro de AOR. Pues va a ser que lo han conseguido. Tomo respiro y continúo.

A ver ahora como sigo…, siempre he sido una persona de ideas fijas y bastante cabezota (mi madre siempre me lo ha dicho), pero he de reconocer que este disco me ha hecho “bajar del burro”. Cuando elegí escribir sobre él, pensé que era “pan comido”. No fue así, para nada. Mis expectativas estaban puestas en un WOA más de antes, con más movimiento, con más gancho… Y, sin embargo, me topé con este disco que reconozco que de primeras no me dijo nada. No era capaz de ver las diferencias entre una canción y la otra, sólo veía linealidad en él y no lograba sacarle el jugo.

“Si en un sistema se produce una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande a corto o medio plazo. Es un concepto de la teoría del caos”. No, no me he vuelto loca. A eso se le llama el “efecto mariposa”. Algo así me ha ocurrido a mí con esto. Ha generado un efecto en mí, pero además algo caótico, pues me ha dado un giro de 180 º sobre lo que pensaba de esta” work of art” de Work of Art.

No esperaba que algo que se empezó a complicar porque no sabía por donde cogerlo, se haya convertido en “OTRO ALGO” en el que haya visto tantas cosas y tan pormenorizadamente. Esto es como el cuadro de El jardín de las delicias de El Bosco, lleno de detalles, de “incongruencias”…, pero sólo los espectadores que usen lupa lo podrán ver y como no quiero daros muchas pistas porque quiero que seáis vosotros quienes “descuarticéis” esto, escena por escena, os daré sólo unas pocas ideas, pista por pista, si no os habéis dormido ya en la “butaca” (prestad atención a la sala de cine, butaca, espectadores….por algo lo diré, confiad en mi).

El álbum empieza con Misguided Love, sin contemplaciones y con ganas, con algún solo de guitarra, pero sin perder en ningún momento el ritmo, acompasado al teclado, en todo momento como base. Un tema que no difiere excesivamente de sus inicios en la impronta tan Toto de su debut pero aún con cierto aire de innovación JOURNEY que le sienta realmente bien.

Be the believer, siguiente pista y que fue el primer avance del disco como single. Se abre el telón con una melodía con ciertos toques “eclípsicas” (banda Eclipse) para luego añadir unos toques de teclado algo más sinfónicos (una constante en el disco) que será el elemento diferenciador con la banda citada (cogiendo así distancia del rebaño más clásico y recordándome levemente al Hi-Tech en su producción).
Another night que, en tan solo 10 segundos, me traslada al Burning Heart de Survivor. Empezamos cadenciosamente para ir subiendo un poco la fuerza en la voz y en los instrumentos según nos vamos adentrando. Estribillo pegadizo. Tema guapo. Luego volveremos a él, ¡atentos!

En la cuarta “carrera”: This isn´t love. Aquí paramos un momento, miramos alrededor y comprobamos si empieza una película en la televisión que tenemos encendida. Efectivamente, así es, como si de una película se tratara Vince DiCola nos introduce a la peli. Nos confunde, ya no sabemos si es película o si es disco. Vince DiCola es el compositor y teclado de algún que otro “temazo” de la banda sonora de Rocky IV, ahí queda eso, hace unos añitos ya. Curioso, cuanto menos, que dentro de esa banda sonora se encuentra también el Burning Heart de Survivor…, ummmmm… Y de nuevo elementos en las teclas que podrían revelarse como ¿sinfónicos? ¿Progresivos? Aquí hay más cera que la que arde y, a algún que otro amante de los DREAM THEATER menos abrasivos, también recogerán satisfacción.

Me da que estos chicos de Work of Art están jugando al despiste, esto empieza a asemejarse con un “escape room” del que sólo los exquisitos que sepan hacer acopio de todas las pistas, podrán hacerse con la llave de la puerta de salida.

Gotta get out (precioso y conciso solo) empieza con un caramelo de esos de nuestra infancia y que ahora en las tiendas, o no tiene cabida o le han cambiado el nombre, al igual que hizo Another night. Ambas después van ganando agallas. Estribillo sonoro. Genial introducción, nudo y desenlace de la historia. Temas de Aor sin más pretensiones que no querer pretender, lo que relativiza su valor y accede a su propósito, incrustarse en nuestra necesidad.

Con Come Home volvemos a la influencia W.E.T que corre por las venas de algunos de los componentes de la banda y de sus ganas de distanciarse, parcialmente, con la labor dimensional de teclados y sintetizadores.

No es el de Helloween, pero el If I could fly que se emplaza en este disco no está lejos tampoco de ser una buena melodía que nos mantiene bien posicionados en su propuesta más Aor con las guitarras a la Dan Huff de Giant.

Scars to prove it prosigue con la estela de menciones. Me recuerda mucho a H.E.A.T en sus inicios, y, por lo tanto, para mí es más que suficiente. Escuela escandinava de alto grado.

Actores “secundarios”, pero no desmerecedores de mención ni alabanza, músicos como Andres Passmark (Royal Hunt) al bajo en Destined to Survive y What you want from me (un tema tan radiable como remarcable por sus tremendas guitarras a lo TOTO) o Nalle Pahlsson (Therion, Treat, Gathering of Kings), por citar a algunos, pero “extras” hay unos cuantos, y buenos.
Salen los créditos en pantalla con Let me Dream y su herencia FOREIGNER, lo que a todas luces añade no solo calidad, sino nobleza a un género con tantas personalidades como imitadores, algunos incluso vencedores. Este es el caso, esta última canción cierra la película como se hacía en los ochenta: por todo lo alto.

Y, efectivamente, sí, se acaba la película, porque estamos ante lo que podría ser perfectamente una banda sonora original de una película de los ´80. Una de acción, pero de esas con poca sangre y violencia, de las de la acción justa y mayor protagonismo entre la atracción de los protagonistas, para que se convierta en un acompañamiento perfecto para rematar una cena romántica, para un viaje tranquilo en coche y, sobre todo, para aquellos que sepan darle el tiempo necesario para poder saber ver todos los detalles de este ¿disco?, ¿filme?, laberíntico y adornado con muchos accesorios inapreciables a simple vista (o escucha).

Recomiendo totalmente que le deis varias vueltas. A primera vista puede parecer muy lineal, pero está lleno de claves secretas, ocultas y que no me cabe la menor duda, encantarán a aquellos que se consideren cinéfilos amantes de pelis de los ´80 y amantes del AOR sorpresivo. Espero que os sorprenda tanto como lo ha hecho conmigo. Palabra de “incrédula”.


RATE/NOTA:
 7,5/10

Laura Grosskopf (The Lux Team)