ULTRAPHONIX – Original human music (2018)

George Lynch parece obstinado en encontrar el hueco para edificar su figura como músico indispensable más allá de las viejas rentas DOKKEN.En una década donde la pirotecnia guitarrística contó con él como uno de los máximos guitar heroes del Metal y el Hard Rock, consiguió soslayar la presencia de un eternamente frágil  Don Dokken, algo poco habitual en la pugna de los vocalistas frente a la popularidad del resto de la banda.

En los noventa, tanto con LYNCH MOB como con sus discos en solitario, editó tres obras de arte cuidadosamente alimentadas con su personal impronta, marcando un carácter sin igual. Después, intentando renovar su creatividad, empezó a perder el norte para encontrar sentido a los cambios que azotaban a una industria a la que los solos de guitarra poco parecían interesarle, lo intentó, pero su sombra era demasiado extensa.

No hace muchos años y entre idas y venidas de su banda madre, polémicas absurdas y reuniones innecesarias, este virtuoso encontraba tiempo para ejercer de hard rockero apátrida con diferentes autorías, bien en solitario, bien con su amigo Jeff Pilson o con renovadas ilusiones para LYNCH MOB. Elegante explorador de su instrumento, torso de misterio y sonido personal intransferible, un mago de las seis cuerdas en constante investigación alquimista.

Recientemente con KXM, rodeado de Dough Pinnick y Ray Luzier editaba dos trabajos de sonido contemporáneo y resultado más que notable, revitalizando su ansia de innovar, consiguiéndolo.

Y para sorpresa del gran público retorna con nueva banda, ULTRAPHONIX, ¡y vaya banda! Con el legendario Corey Glover a las voces (de los apasionantes LIVING COLOUR), una sección
rítmica de infarto asegurado, a juzgar por la solidez que desprenden, con Chris Moore (DISCIPLES OF CHRIST, THE REMEMBERABLES, REPULSION) a la batería y Pancho Tomaselli (WAR, TOWER OF POWER) al bajo.

¿Y qué vamos a encontrarnos en Original Human Music? Pues las antípodas del sonido DOKKEN para empezar. Un trabajo de composición superlativa en el que el Funk, el Jazz, la fusión y las marcianadas instrumentales cohabitan con un enfoque metálico premeditado que rezuma originalidad y destreza. Todos y cada uno de los integrantes del cuarteto brillan con luz propia en sintonía absoluta con un aventajado sentido de cancionero sin encorsetar, lo que para muchos será desquiciante, pero que dimensiona a ULTRAPHONIX más allá de comparaciones obvias y facilidades auditivas, sin perder autoría.

Baptism cala nuestro cráneo con las siempre insinuantes melodías de Lynch que, aparte, consigue crear un muro de sonido abismal, denso y a la vez sin asfixias innecesarias. Glover canta con tanto feeling que hasta GLENN HUGHES palidecería, arropado por unos coros que parecen lamentaciones de una comunidad esclava al servicio de una canción tan oscura como potentemente iluminadora.

Another Day conjuga a la perfección la belleza coral de Corey con el espíritu blues más ancestral, combinado con un estribillo lleno de gancho y diferentes efectos de guitarra. Lynch deja claro que es un dios del mástil, recreándonos con su sello inalterable.

Walk Run Crawl, single de presentación, no podía ser más perfecto. Con un bajo distorsionado aplastante, cabalgamos a lomos de un corcel metálico amedrentador. Potencia de modernidad
incontestable, riffs salvajes y ascendencia Funk Metal mamporreada por una batería embrutecida en cada parche. Para redondear, un estribillo indeleblemente adictivo.

Misticismo Lynch inyectado en cadencias LIVING COLOUR para entrecortarnos el hálito con Counter Culture y su sombrero country de nuevo cuño enamorado con el Hard rock clásico.

Semejante sensación, menos enérgica y más profunda en Heart Full Of Rain, una curiosa mezcla de texturas americanas, guitarras QUEEN y ambiente Paranoid Android de los británicos RADIOHEAD. De lo mejor que me echado a los oídos en los últimos años.

Coqueteando con sonoridades Raggae, algo de Dub, Kashmir Zeppelin en cápsulas de programación y ciertos aromas a sustancias prohibidas, Free nos induce al coma cerebral donde la despreocupación campa a sus anchas.

Wasteland, como si unos RED HOT CHILLI PEPPERS hasta las cejas de ácido no hubiesen cedido a la comercialidad desproporcionada de reportes millonarios, nos hace flotar en un globo opiáceo que entre guitarras llenas de efectos JAMIROQUAI y coros fantasmales, acaba pareciendo un mal viaje que repetiríamos sin duda.

Más guindillas picantes, pero picantes de verdad, incluso molestamente abrasivas en su Slapping, con cierto sabor INCUBUS, en una Take A Stand maliciosamente saludable. El estribillo al más puro estilo STEVIE WONDER no solo incita sino que desboca, Glover siempre mereció más atención.

Más INCUBUS, más COLOUR, vibración RAGE AGAINST THE MACHINE, recursos LYNCH, sección rítmica titánica, narración susurrante, estribillo pletórico, Jazz y nuevamente guitarra George
Lynch, espabilado, despierto y jodidamente hábil en Ain´t Too Late.

Jazz fusión, latino, caliente, rebajado con hielo industrial de bloque rítmico maquinal y Corey desatado como si JAMES BROWN lo poseyera. Pena que el estribillo no sea tan directo en Soul
Control.

Sonido Soul en la preciosa voz principal de What You Say, atravesado hasta partir su alma por una preciosista técnica guitarrística del maestro, cortado puntualmente, con precisión quirúrgica, a base de riffs que caen como losas. Original como poco, me ha encantado.

Para finalizar y poder lamernos las heridas después del atropello, nos pasa por encima Power Trip. Su inicio de película de terror y su compendio de metal de este siglo con la pesadez del Funk y del Jazz más enfermizo, solo dejan grietas para que, mayormente a malas, se filtre la insalubre necesidad de rayar la paranoia en disonantes juegos instrumentales de Art Rock etiqueta Zappa.

Quizás no es lo que la nota promocional te vendía, pero si no existen fronteras en tu horizonte sensorial, disfruta de este trabajo que demuestra la diferencia entre músicos y eternos aficionados al cheque fácil. A mí me tiene cautivado.

Jesús Alijo «Lux»