THE QUIREBOYS / PÖLISONG – Crónica Sevilla

14 de Abril 2019, Domingo de Ramos, una Sevilla con ganas de juerga y rock y… ¡Houston, tenemos un problema!

Problema uno: la hora de retraso originado por unas pruebas de sonido eternas y que no sirvieron para mucho dados los problemas que tuvieron que afrontar los grupos aquella tarde.

Tras la espera, por fin entramos en la Sala Even, donde nos recibieron los gallegos Pölisong, quienes salieron dispuestos a calentar el ambiente, algo que consiguieron sin muchos problemas, metiéndose al público en el bolsillo nada más saltar al escenario.

El grupo nos presentó de forma impecable su nuevo disco: “Soul Revolution”, un trabajo cargado de ritmos potentes y riffs de infarto, que fueron completados por el buen rollo de su frontman, quien se tomó con bastante filosofía los problemas de acoplamiento que tuvieron durante su actuación. Demostraron que no sólo son buenos en estudio, sino en directo y con circunstancias que no eran las mejores. Si aún no les conocéis, ¡ya tardáis!

Para cuando The Quireboys salió a escena, la sala, que estaba a mitad de su aforo, estaba en llamas. Spike nos saludó con un: “Buenos días”, la sala se volvió loca, pero…

Segundo problema: aunque el teclado sonaba a la perfección, no todo estaba bien, los técnicos llegaron corriendo y gritando: “Perdón, perdón, perdón”, el micro de su teclista no funcionaba.

 

 

A pesar de ello, el grupo decidió empezar el concierto y lo hicieron con uno de sus temas clásicos: “I Love this Dirty Town”, al que siguió: “Misled”, pero los problemas continuaban para Keith Weir, quien no dejaba de pelearse con los dos micros que le trajeron, ninguno funcionaba y el teclista se empezaba a agobiar y cabrear. Acabó por mandar el micro al carajo y decidió centrarse en su instrumento. Todo esto mientras el grupo seguía dando un buen repaso a sus temas más clásicos.

Tercer y cuarto problema: mientras Spike se centraba en dar espectáculo, ocultar su preocupación y regalar su carisma, ocurrió lo inesperado, Keith decidió abandonar el escenario. ¿Nos quedamos sin concierto? ¡Pues no! El grupo siguió tocando.

 

 

A pesar de la preocupación, todo parecía… ¿ir bien? ¡Entonces vino la traca! Guy Griffin también abandonó el escenario, algo más que lógico. Muchos contuvimos la respiración. Todos: lo que quedaba del grupo, público y técnicos, nos comenzamos a poner nerviosos. Por suerte, fue un momento, ya que a los pocos instantes Guy volvió a aparecer, intercambió un gesto con el guitarrista Paul Guerin, a quien dio a entender que Keith no estaba demasiado bien con lo que estaba pasando, y para sorpresa de todos, también lo hizo el teclista y lo hizo con aires renovados, en el momento en que comenzó a comenzó a olvidarse de los problemas técnicos, ajenos a él, el concierto comenzó a cobrar toda su fuerza y el grupo nos dio el mejor espectáculo que pudiéramos esperar.

Tras repasar sus temas más míticos, entre los que dejaron espacio a las baladas: “Mona Lisa Smile” y “I Don´t Love You Anymore”, se retiraron para el bis, que fue rematado con: “Sex Party”, tema que hizo venirse abajo el local y que nos dejó con un subidón de adrenalina. Lo bueno se acaba pronto.

En resumen, fue una tarde de Domingo de Ramos inolvidable, en la que, a pesar de los problemas técnicos que se encontraron ambos grupos, nos demostraron que el rock está hecho mucho más que de buena acústica, buenos instrumentos, sonido o cualquier otro factor, el rock es actitud y eso lo destilaron por los cuatro costados. Fue una tarde de rock n´roll en estado puro y al uso de la vieja escuela.

Crónica y fotos: -JessyKiller-