THE FLOWER KINGS – Waiting For Miracles (2019) Review

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The Flower Kings son la banda actual que mejor traslada a sus composiciones el espíritu, la técnica, y la versatilidadde las grandes agrupaciones de rock progresivo de los setenta como Yes, Genesis, Camel, etc.  Y así lo atestigua este nuevo disco bajo este nombre, que es ya toda una institución en el prog. Roine Stolt, alma mater de los Kings y miembro también de grandes combos de rock progresivo como Transatlantic o The Sea Within, decidió ofrecernos el año pasado un excelente trabajo con la curiosa denominación de Roine Stolt’s The Flower King y titulado “Manifest Of An Alchemist”. Tras este disco, y con un espíritu compositivo revitalizado de nuevo, decidió retomar casi por sorpresa la actividad de su banda principal, que había permanecido en stand by desde su último “Desolation Rose” de 2013. Para ello ha contado con los habituales Jonas Reingold al bajo y Hasse Fröberg a la voz, añadiendo las nuevas incorporaciones de Zach Kamins a los teclados y guitarra y Mirko DeMaio a la batería. Sorprende la ausencia de Tomas Bodin, el habitual teclista, pero hay que reconocer que Kamins consigue que no se le eche en falta musicalmente hablando.

Lo que nos vamos a encontrar en este “Waiting For Miracles” es una vuelta a sus mejores tiempos, a los de “Stardust We Are” o “Space Revolver”, aunque quizá con un mayor aspecto sinfónico en general, y sin que falte la variedad y eclecticismo a los que nos tienen acostumbrados. Los fans de siempre de la banda seguro que estarán plenamente complacidos después de impregnarse a conciencia de todo el colorido y musicalidad que desprende este álbum. 

Pero no quiero dirigirme a ellos únicamente. Me gustaría también hacer un pequeño llamamiento a esos amantes de la buena música, que siempre han tenido prejuicios a acercarse a esto del rock progresivo, por lo extenso, complicado y “aburrido” del mismo, a que traten de dar una oportunidad a este disco. Mi humilde consejo, es que lo miren desde el prisma de las propias vivencias de la vida. Este trabajo tiene un espíritu oculto muy de banda sonora. Cada fragmento o tema trae a nuestra mente diferentes estados de ánimo, diferentes vivencias o lugares que podemos rememorar, porque muchas de ellas seguro que tienen una conexión con la música y el estilo que estamos escuchando en cada momento. Si conseguimos establecer esa conexión, estaremos totalmente enganchados sin remedio a esta magnífica obra. 

Y no hay mejor ejemplo que la inicial “House Of Cards”, una pequeña pieza instrumental a base de piano, que nos contagia el optimismo de un nuevo comienzo, ese despertar a algo nuevo y prometedor.

“Black Flag” es clásico Flower Kings, con esos punteos de guitarra marcando las diferentes veredas por donde transitan las partes del tema, o con esos precisos teclados cubriendo todo con su capa sinfónica. Un tema cargado de energía que bien podría funcionar como obertura.

“Miracles For America”, sigue la misma línea, con una primera parte que nos traslada directamente a los 70, con unos hilos perfectamente entrelazados de guitarras, teclados y armonías vocales. La segunda mitad tiene un lujoso fragmento ambiental, como si estuviéramos en una sala de cóctel con aroma soul, finalizando de nuevo con el entramado inicial.

“Vertigo” es más experimental. Unas teclas cibernéticas aunque muy setenteras a su vez, nos guían hacia una serie de fragmentos corales, que transmiten ritmo y sensaciones pop, y que desembocan en un extenso punteo de corte blues, que cambia el escenario a una percepción mucho más ochentera.

“The Bridge” es un tema de una belleza que impresiona. Su primera mitad tiene aroma de cuento, con una delicada combinación de voz y teclado, que llega a su fin en cuanto entra la guitarra de Stolt, con un extenso e impresionante punteo que recuerda en muchos momentos al maestro Gary Moore en su etapa blues.

“Ascending To The Stars” es el fragmento más acorde con el término banda sonora que escucharemos en todo el disco. Parece sacado de cualquier película de ciencia ficción de los setenta pero añadiendo el  inconfundible sello de la banda.

Pasamos a “Wicked Old Symphony”, de tono mucho más alegre y desenfadado, con una melodía muy pegadiza, y uno de los estribillos más memorables del disco.

“The Rebel Circus” bien podría ser la segunda parte instrumental del tema anterior, pues comparten la melodía principal. Es una impecable demostración del virtuosismo y calidad que atesora la banda y donde encontraremos desde riffs potentes, a solos de lo más variado y atrayente.

“Sleep With The Enemy” tiene un tono mucho más épico, transmitiendo una gran fuerza y desolación en el estribillo. Estructuralmente es un tema menos complicado, donde esa intensidad y clamor son las protagonistas. El bajo adquiere aquí una gran presencia acentuando la magnitud del tema desde la base.

 El primer CD finaliza con “The Crowning Of Greed”, a modo de outro en este caso, donde la guitarra de Roine se pasea a sus anchas en su primera mitad, cautivándonos con su clase maestría en los solos, dando paso a un taciturno final a base de voz, teclados y guitarra acústica.

Añaden un segundo CD, con cinco temas más, que claramente se alejan de la tónica del disco principal y por eso entiendo que son como una especie de bonus. En general son temas más experimentales como “Spirals”, de base electrónica, “Steampunk” con unos teclados y ambiente un tanto más psicodélicos y “We Were Always Here” que transmite mucha positividad entre el habitual abanico de sonidos y secciones instrumentales que la componen. 

Resumiendo, un disco que va a entusiasmar a sus seguidores de siempre, con esa vuelta a los sonidos de sus trabajos de finales de los 90, cargados de espectaculares pasajes instrumentales y sinfonismo. Se nota que la actividad del año pasado les puso las pilas, y han conseguido un grado de inspiración envidiable. Cada tema, cada fragmento, cada solo, tiene ese potencial don de revivir en cada uno de nosotros diferentes estados de ánimo y experiencias vitales de nuestro pasado que harán que pongamos una sonrisa en nuestra cara, o nos emocionemos con los recuerdos. Simplemente así es la música.


RATE/NOTA:
9/10

Enrique Gallardo