THE END MACHINE – The End Machine (2019) review

Cuando te enfrentas a un disco de estas características (leyendas reunidas bajo un nuevo nombre), siempre tienes varias maneras de juzgar el resultado: evaluando las canciones en sí mismas sin considerar otros elementos o evaluando el disco considerando quiénes son los autores, su historia.

THE END MACHINE es el nombre que han usado 3 de los miembros de la formación clásica de DOKKEN, George Lynch (guitarra), Jeff Pilson (bajo) y Mick Brown (batería), para sacar nueva música. Música que, quién sabe, perfectamente pudiera haber acabado en un nuevo disco de DOKKEN si las circunstancias lo hubieran permitido. Pero bueno, todo lo relacionado con DOKKEN lleva su tiempo y sus complejidades, con lo que decidieron involucrar a Robert Manson, quien ya había colaborado con George en sus LYNCH MOB y que recientemente comanda las voces (bueno, ya más de diez años lleva) en WARRANT. Así conformaron el nuevo combo que ahora presenta los temas de este disco. Esta incorporación creo que hace que las canciones se acerquen un pelín a acariciar sonidos más cercanos a LYNCH MOB, aunque seguro que muchos fans de la mítica formación angelina, podrán ligar estas canciones a la turbulenta etapa de reunificación de la banda a mediados de los 90, que dejó álbumes algo irregulares como “Dysfunctional” o “Shadowlife”, que serían finalmente los últimos álbumes grabados por la formación clásica.

Se acabó de hablar de historietas y de referencias y centrémonos en el disco y sus canciones que creo que merecen mucho más la pena!

El disco empieza con “Leap of Faith”, que es una buena muestra de las grandes virtudes que atesora la banda: todos los músicos suenan muy bien, la producción es excelente, el estribillo está coronado con unos buenos coros, Manson cantando a un nivel tremendo (no le he oído recientemente en directo para saber si podría defender las canciones tan bien) y por supuesto un gran George Lynch sonando bestial, tanto en los riffs como sobre todo en los solos. Un apunte: no sé muy bien si el tema me suena más a los LYNCH MOB o a los DOKKEN originales, ya que los coros me suenan más a los 90 que a los 80… “Hold me down” continúa de manera similar, con un riff potente, que afloja para que entre Manson a hacerse con las riendas del tema, marcándose un tema con unas voces muy a lo Coverdale. De nuevo coros a caballo entre los 80’ y 90’ en el estribillo y la banda sonando muy engrasada… Esto empieza bien!!!

Siguen con “No gain” que es una de mis favoritas. Tras un inicio con guiño “acedeciano”, se marcan un temazo muy melódico, sobre todo en las estrofas cantadas con muchísimo sentimiento y que van subiendo en intensidad para desembocar en el estribillo, que es de los mejores del redondo y que aquí sí, nos lleva a la época más dorada del rock. Lynch corona el tema con un pedazo de sólo impresionante. Maravilloso.

“Bulletproof” sigue las mismas directrices melódicas también en otro gran tema con un magnífico solo de Lynch y otra gran interpretación vocal de Manson.

Cambio completo de registro con el sleazy “Ride it”, que recuerda más a MOTLEY CRÜE que a DOKKEN. Pelotazo de tema, perfecto para reventar los altavoces del coche (“never fast enough!!”). Mike Brown luce pegada a las baquetas en el tema más cañero del álbum. Otra de mis favoritas.

Continúan con un rock más de raíces americanas, “Burn the truth”, dónde las acústicas adquieren protagonismo y que es un tema que me pega que funcione bien en los States. Tema de más de 6 minutos, que a mitad adquiere algo más de pegada, de groove y dónde una vez más Manson raya a gran nivel.

“Hard Road” me vuelve a recordar a la Serpiente Blanca, y también seguro que funcionará muy bien en garitos humeantes, dónde las paredes rezumen buen rock y la gente disfrute dejándose llevar y moviendo los pies, las caderas o lo que sea! Es otro de los temas que más recuerdan a los 80’, aunque no sea necesariamente a DOKKEN.

“Alive today” empieza con un buen riff, con un sonido algo más moderno, y no es de las que más me emocione (quizás sea el enfoque vocal), aunque hay que reconocer que el estribillo es muy efectivo y coreable.

“Line of division” parece que entra mejor, con Jeff Pilson marcando el ritmo con su bajo y de nuevo con un buen trabajo vocal y de coros, redondeando un tema bailable y marchoso.

Y así, casi sin darme cuenta, llegamos a mi tema favorito del disco: “Sleeping voices”. Tema de casi 7 minutos, que empieza tranquilo, un medio tiempo de los de toda la vida. Manson brilla desde el principio en un tema en el que canta con muchos registros, pero sobre todo, canta con mucha intensidad y emoción. El trabajo de Lynch a las guitarras es el mejor del disco en mi opinión, sobre todo en la segunda parte del tema, tocando con un feeling tremendo, en un tema de rock-blues muy intenso. No he leído del tema, pero entiendo que cantan sobre estas vocecitas que tenemos en nuestra cabeza y que nos amargan muchas veces… y por la intensidad de la canción, me pega que vaya dedicada a alguien cercano. Temazo mayúsculo del mejor rock.

Finalizan con “Life is love is Music”, que ya sólo por el título tiene que funcionar bien y así lo hace. De nuevo un gran tema, melódico y con los ingredientes ya mencionados anteriormente. Buen riff, buen estribillo, buenos coros, y grandes interpretaciones de la dupla Lynch/Mason, como durante los casi 60 minutos de disco. Admiro de corazón a esos grupos o músicos que dominaron la escena hace 30-40 años, que podrían optar por la vía más sencilla de las giras de grandes éxitos, pero optan por seguir creando música, por arriesgarse, por evolucionar… y que consiguen hacernos disfrutar con sus canciones. EUROPE son para mi la gran referencia de este tipo de bandas, pero Georg Lynch y sus antiguos compinches de DOKKEN, junto con el gran Robert Manson, creo que han dado un buen golpe en la mesa con este disco.

En resumen, un gran disco de rock duro sustentado en un trío de ases: unos temas con mucha musicalidad y melodía a nivel instrumental, unos grandes coros y estribillos en casi todos los temas y luego un mano a mano entre Lynch y Mason, que están ambos a un nivel muy alto, brillando como en las grandes grabaciones de los 80. ¿Pero no estaba muerto el ROCK? Ya nos lo cantan ellos: “this ain’t no game for the weak”.

Iñigo Metalson (The Lux Team)