I ROCK NIGHT FEST ZGZ – Crónica

I ROCK NIGHT FEST ZGZ
C.C. Valdefierro, Zaragoza, 23 abril 2016
Crónica: Rock Angels redacción – Fotos: Mercedes Fernández

 

La verdad es que no se me ocurre mejor manera de terminar las celebraciones de San Jorge, día de Aragón, en ésta nuestra tierra zaragozana, que con un festival como el que tuvimos la suerte de disfrutar el sábado 23 de abril. Un cabeza de cartel de postín, como es la banda germana Bonfire, junto con algunas de las formaciones nacionales con más proyección, garantizaban una gran noche de hard rock, rock melódico y heavy metal a un precio más que ajustado. El buen hacer de Iosu Txalupa y el resto de la organización local, incluido el personal del centro, eran la guinda del pastel. ¿Debió ser mayor la asistencia? Sí. ¿Pudo ser el sonido algo mejor? Sí. Pero fue un gran evento al que, además, asistió bastante público de fuera y que merece todos nuestros elogios.

 

ICE BLUE

Los zaragozanos Ice Blue, como banda local, fueron los encargados de abrir el festival. Pienso que deberían haber estado por la mitad del cartel, dada su antiguedad y por ser su ciudad, pero ellos lo prefirieron así, tras haber probado sonido escasamente  quince minutos antes  de su actuación.  Aunque la apertura de puertas llevaba un retraso de media hora, el público iba llegando pausadamente, sin prisa por perderse las primeras bandas. Aun así ya había bastante público como para arropar a los maños y curiosamente fueron los que gozaron del mejor sonido de la noche. En esta quinta descarga  tras la vuelta de su vocalista original,  se apreció que Salva Insa cada vez está  más compenetrado con sus compañeros y con ese segundo trabajo que siguen presentando en sociedad,  «Back to light». No faltaron temas de su primer disco, concretamente You just wait a la que se le sumo Sweet dreams en esta ocasión. Espero que vayan añadiendo más temas del álbum debut que merece la pena ser recuperado, al menos en directo. Como apunte, destacar la versión que hicieron del Losing my religion de los americanos R.E.M, que, aunque adecuada  a su estilo, opino que habría estado mejor una cover más acorde a los gustos de la audiencia del festival.

 

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MEAN MACHINE

Tras cuarto de hora de cambio de banda, salieron al escenario los barceloneses Mean Machine, que la verdad y sinceramente no pegaban mucho esa noche allí. Tuvimos la ocasión de verlos telonear a Slash el año pasado donde tampoco encajaban mucho. Por lo que aquí, en lo que se consideraba un festival tirando más al hard rock melódico, se notó bastante que no eran santo de la devoción de los presentes en ese momento, con una escapada general al bar del recinto y disfrutando de su setlist tan sólo una veintena de personas. Presentaron su último trabajo Bastardized Mean City, además de su material antiguo pero, como digo, demasiada tralla de este trío con influencias motorheadianas y punk para un festival acorde a otros gustos.

 

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STRANGERS

Los madrileños Strangers ni son desconocidos, ni extranjeros y casi ni forasteros. Ninguna de las acepciones del término inglés se adaptan a la banda. Les conocemos y hemos disfrutado con ellos en tres ocasiones. La primera compartiendo escenario con Jacaré Jack en el Cavern Prior en 2013. La segunda formando parte de la Fiesta de Rock Angels en Madrid en 2014, junto con los valencianos Jolly Joker y los suecos Dynazty. La tercera fue la que ahora os contamos y en la que demostraron que han ido a más con el tiempo y que suenan como foráneos sin serlo. No les consideramos forasteros ya que, además de ser compañeros de fatigas, conocemos su buen hacer y sus pegadizos Forbidden Love o Take Me Away desde hace tiempo. Sonaron en el set, aunque el protagonismo fue para su recién estrenado Survival, un disco bien compuesto, arreglado y grabado, que cuenta con el magic touch de Erik Martensson. Beyond Your Eyes, Burning Within, Light, Heroes, Angel, Venom, y el Never Stop que cerró, dieron un buen repaso al álbum. Hicieron bien, porque defendieron perfectamente un disco en el que se nota una evolución clara y una mejora en arreglos y conceptos evidente. Oscar O’Brien se lució con desparpajo, buen hacer e interacción con el público, bien arropado por la finura y clase de Miguel Martín a la Fender, el dúo Ramos-García marcando estupendamente el camino y Carlos Jiménez adornando con acierto al teclado. Strangers dieron un muy buen concierto.

 

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TEQUILA  SUNRISE

Siendo una fiesta zaragozana, parecía haberse tornado madrileña, pues de allí proceden también Tequila Sunrise, que se presentaban con su bien ganada fama, su Nasty Habits y habiendo copado las votaciones populares de lo mejor del año en Rock Angels. Tras el Face the Truth y el Day By Day, que parecieron ser necesarios para calentar, la formación ya estaba hot y comenzó a dar la verdadera medida de sus posibilidades; con un Jorge Cortés a un gran nivel, un virtuoso Cecilio Sánchez (Ankhara) que nos recordó al joven Paul Gilbert, con melena al aire y dedos ultrarrápidos, un Ramón Blein completísimo a las seis cuerdas y Rubén Santos y Jesús Acosta demostrando lo que es alternar seguridad y toques de virtuosismo con acierto. El resto lo hicieron grandes temas como  Too Late, There Are No Heroes o el Nasty Habits final, bastante coreado por el público. Hard rock de alta escuela, con sonido internacional, muy bien cantado y tocado que merecería llegar al público masivamente. Otra gran actuación.

 

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LEATHER HEART

Con todo el desparpajo del mundo, ése que nos sorprendió hace unos meses en la sala Utopía, saltaron otros madrileños: los veinteañeros Leather Heart. No han inventado nada, desde luego. Ni falta que hace. Se trata de una banda de heavy metal clásico, con la que pareces transportarte a la época en la que Judas Priest empezaba a repartir estopa. Lo hacen con una energía, una ocupación del escenario por parte de todos sus miembros, un dominio de la interpretación y una determinación que te sube las pulsaciones a 200 y te hace sentirte orgulloso de ellos como si fueses su padre. Su primer LP, Comeback, fue la base de su actuación y enfervoreció a todos. En especial a la hinchada más joven que, en esta ocasión y probablemente gracias a ellos,  era algo más numerosa que de costumbre. Ni el tremendo resfriado de Adrián González, visible hasta en el color de su nariz, pudo con los agudos del frontman que, si no llegan a decir nada, nos hace creer a todos que estamos asistiendo a su mejor día. Escondido tras el kit estaba Manuel Rueda, que debe tener un corazón de tres kilos y cuarenta pulsaciones por minuto, si hemos de basarnos en cómo castiga los tambores sin piedad, bien acompañado por Sergi Alvarado al bajo. Finalmente, Alejandro Gabasa, guitarrista que de lejos recuerda físicamente a  Bruce Kulick y Brian May, tiene como compañero de armas a Jorge Piñero. Ambos alternan protagonismo a las seis cuerdas con un descaro y una maestría impropios de la edad.

 

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Con esas cualidades estallaron con su Take My Breath Away, Destiny, Black As Night…, y lo hicieron sin piedad y sin descanso, salvo uno pequeño que se tomó Adrián y en el que Alejandro explicó a quienes no lo sabían el estado del cantante. Con gran apoyo del público se marcaron un potente final con Rock And Roll Soul (la que ellos tienen), Comeback (que vuelvan cuando quieran) y una cover del Kill The King de Rainbow (bien también en las referencias) que dejaron el pabellón muy alto. Hay esperanza y el testigo va a pasar a las nuevas generaciones.

 

BONFIRE

No sé si lo de menos es que sólo quede Hans Ziller, de lo que fue la formación clásica o inicial de Bonfire, o no lo es. Lo que sí sé es por qué las grandes bandas han pasado a la historia del rock (al menos en la mayoría de los casos). El motivo es las canciones. David Reece es un frontman de categoría (más allá de que los fans echen de menos el timbre y estilo de Claus Lessmann, como es normal), Ziller y Frank Pané dominan las guitarras sin esfuerzo aparente, Ronnie Parkes marca la pauta y el joven Tim Breideband se luce con clase y pegada tras los tambores. Pero todo eso no es lo importante. La clave es que desde que empezaron con el Strike Back y el Never Mind, siguieron con el Hard On Me, alcanzaron el Ecuador del bolo con el Give It A Try o el American Nights y cerraron primero con el Ready For Reaction y luego con el You Make Me Feel y el Champion; no dejaron de repartir éxitos que la gente cantaba, recordando algunos de sus mejores momentos musicales y vitales. El gran despliegue del quinteto sobre el escenario, con interacción, choques de palmas, reparto de púas y detalles de Reece dirigiéndose al público, fue muy del agrado de todos.

 

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El concierto duró algo menos de lo esperado pero no defraudó a nadie y demostró que los temas hacen grande la historia y el presente de Bonfire. Esos temas les convierten en cabeza de cartel por méritos propios y Hans Ziller tiene ganas y energía para rato. Eso está claro. Tras el concierto, la banda germana firmó y se fotografió con todos los que quisieron hacerlo con una actitud que habla muy bien de ellos.

El día 23 vivimos una gran noche de rock y hemos de felicitar a todos los que la hicieron posible: bandas, promotores y organizadores,  personal del centro cívico y público asistente.