AS THE PALACES BURN, el documental sobre el juicio a Randy Blythe

Uno piensa en documentales y le vienen a la cabeza los tópicos de bar. Aburridos, lineares, hechos sólo para unos pocos interesados. Pero «As the Palaces Burn» va contra todos esos tópicos. En el contexto del festival Dock of the Bay, hemos tenido la ocasión de ver un documental sobre una banda de metal que es, sin embargo, para todos los públicos. Presentado como «thriller», la etiqueta queda ajustada para un documental que, incluso conociendo el desenlace, consigue captar la atención y el interés del espectador hasta que termina, e incluso más allá.

La historia es más o menos conocida en los círculos del rock y el metal. En 2012, en plena gira de Lamb of God, la banda aterrizó en la República Checa y su cantante, Randy Blythe, fue detenido y acusado de homicidio. Los hechos se remontan dos años atrás, cuando, en un concierto de la banda, Randy supuestamente empujó a un fan que intentaba subirse al escenario, y horas más tarde éste fallecía (ya sabemos los lamentables riesgos físicos que conllevan los conciertos de metal). Y se puede decir que el resto es historia, pero lo cierto es que los pormenores del proceso y la resolución final quedaron algo borrosos hasta que este excelente documental, «As the Palaces Burn», vio la luz.
Sin demasiadas florituras ni maquillaje, la hora y media de metraje nos habla de Lamb of God como banda pero también como grupo humano con sus altibajos. Una oportunidad excelente para ver quiénes son los cinco tipos que forman la banda estadounidense, cómo interactúan entre ellos, sus malas borracheras y sus peleas a puñetazo limpio. Pero también para ver lo que la música significa para ellos, y lo que su legado ha supuesto para fans alrededor del globo: la adolescente india con banda de metal, el taxista colombiano que consiguió salir de la mala y peligrosa vida a base de headbanging.
Por supuesto, la trama de la película tiene su punto crítico en los oscuros meses que pasaron desde la acusación de Blythe hasta su absolución completa, meses después. Pero, como en las buenas películas, el argumento que dirige la historia no es más que un vehículo para hablarnos de cosas más importantes. De saber hacer lo correcto, de mantener los principios por encima de todo, de afrontar responsabilidades. Y en el centro de todo, la figura de Randy Blythe, un tipo sencillo, un buen tipo, que se encuentra en mitad de una historia en la que no debería ser más que un secundario, como el Henry Fonda de Falso Culpable.
Dan Argott ha conseguido confeccionar una película para quien disfrute con el metal y para quien lo aborrezca, para quien goce con documentales y para quien se duerma con ellos, para quien le guste los thrillers o los dramas con mensaje.
Julen Figueras