MICHAEL SCHENKER FEST – Revelation (2019) review

Hace algunos años, un entrevistador español pedía a Michael Schenker que definiera su carrera en una sola palabra. Su respuesta fue “creatividad”. Podría parecer un aire de grandeza, pero si hay algo que no se le puede negar a Schenker es la fiebre creativa que lo ha tenido en primer plano musical desde hace más de cuatro décadas.

Cuatro décadas que, tanto con su propia banda como con UFO y Scorpions, han dado para obras maestras y también para trabajos discretos. A medida que avanzan los años, los primeros tienden a escasear mientras que los segundos comienzan a convertirse en norma. Los temas con vocación de clásico se hacen cada vez más puntuales, más esparcidos en un mar de canciones resultonas pero de familiaridad poco sorprendente.

Quizá para romper con los esquemas rutinarios y para revestir de novedoso un formato trillado, los últimos lustros han visto a un Michael Schenker retrospectivo pero igualmente creativo, rescatando del pasado a los cantantes que han coloreado sus discos con distintas paletas a lo largo de las décadas. Ocurrió por primera vez en 2006, con Tales of Rock ‘N’ Roll, lo retomó más adelante con la serie de Temple of Rock, y lo vuelve a hacer ahora, con Michael Schenker Fest.

Diferentes nombres para una misma idea, que no siempre se resuelve con los mismos resultados. Porque, si los Temple of Rock ya sugerían a un Schenker cansado, y aunque su anterior Resurrection acusaba la misma falta de chispa, su más reciente lanzamiento nos coge con el pie cambiado. Contra todo pronóstico, Revelation podría ser lo más fresco e inspirado que ha hecho en lustros.

Es difícil de señalar qué es lo que hace que un puñado de canciones funcionen. Pero, cuando funcionan, lo sabemos al instante. Y desde los perezosos primeros compases de “Rock steady”, uno puede decir que el Schenker luminoso ha vuelto a dar con alguna clave. De ahí en adelante, lo que nos encontramos es lo de siempre. Riffs con un algo de ingenio añadido, ritmos traqueteantes, y las voces de esos viejos amigos llamados Bonnet, Barden, McCauley y White.

Sin embargo, nada de eso sería suficiente si no hubiese unas canciones que valiesen la pena de ser escuchadas. En Revelation, afortunadamente, no sobra casi nada, y casi cada canción tiene ese algo que nos devuelve a los mejores tiempos de Schenker sin caer en la mera repetición ni en la nostalgia a base de clichés.

A veces es un riff, como el de “The Beast in the Shadows”, el que nos hace prestar atención. Otras es un estribillo de los que ya no quedan, como “Silent Again” o «Headed for the Sun». Puede ser un tema meramente instrumental, como “Ascension”, o el ejercicio de estilo que supone “We are the voice”, en el que un recién llegado a la familia Ronnie Romero canta la mitad de la canción sobre un solo acorde. A eso, efectivamente, no hay otra forma de llamarlo: es creatividad.

Hay también algún momento menos inspirado, como la errante “Behind the smile”, pero en el conjunto no es más que una anécdota, y en absoluto desluce un disco que, sospecho, va a dar nueva vida a la carrera de Schenker y, de rebote, las de todos esos cantantes que (salvo Romero) ven su carrera por el retrovisor. Ni siquiera la debilidad de Bonnet rompe la armonía de un disco al que, de faltarle algo, sería la inclusión de otros cantantes como Leif Sundin, Kelly Keeling o Jari Tiura.

Ahí donde la mayoría de artistas consagrados se limitarían a dar una capa de pintura a los laureles marchitos, el guitarrista alemán sigue buscando nuevos caminos por los que adentrarse. Triunfando, tropezándose, aprendiendo, volviendo a triunfar. Razón de sobra para celebrar esta fiesta a la que Michael Schenker nos ha invitado.

Julen Figueras