METALITE – Biomechanicals (2019) Review

El metal evoluciona, lo cual indica que está más vivo que nunca, y últimamente hay casi tantos subgéneros como bandas lo practican.

Esta banda sueca ya sorprendía en 2017 con su disco debut “Heroes In Time”, del que su sencillo “Afterlife” lleva acumuladas más de dos millones de visualizaciones en youtube. Yo los conocí con dicho tema, y me chocó bastante su mezcla de metal melódico con teclados trance de esos típicos de la música disco de los años 90. Pero lo que realmente me cautivó fue la facilidad que tenían para componer melodías absolutamente pegadizas, que se traducían en unos temas con un gancho increíble. Aun así, ese primer álbum, a pesar de tener una buena cantidad de hit-singles en potencia, carecía de una uniformidad completa, pues tenía algún corte que sonaba un tanto repetitivo de ideas. 

Como observación, decir que se les ha comparado a veces con sus compatriotas Amaranthe, pero aunque comparten algunas influencias como esos característicos sonidos de teclados, Metalite se mueven más dentro del metal tradicional con cantante femenina, y no tienen voces masculinas ni guturales como los primeros.

El grupo lo componen Erica Ohlsson a las voces, que es la única novedad en la formación, y que se ha acoplado a los nuevos temas a la perfección. Edwin Premberg, guitarra y principal compositor, Robert Ornesved a la otra guitarra, Robert Majd al bajo, y por último Lea Larsson, de la que debo decir que es todo un portento a la batería.

Ahora nos presentan su segundo trabajo “Biomechanicals”, en el que observamos un salto cualitativo considerable, tanto a nivel compositivo como de ejecución, ya que la banda suena tremendamente sólida y bien compenetrada. Definitivamente han conseguido encontrar un punto de originalidad impresionante para todos los temas, sonando totalmente frescos y modernos, pero conservando sus influencias básicas como el metal melódico, el power metal y el metal sinfónico. Y esta vez sí que he de reconocer que la cantidad de temas que me han cautivado por sus increíbles melodías conforman prácticamente la totalidad del disco. Vamos con ellos.

Como no podía ser de otra forma los teclados arrancan la inicial “Far From The Sanctuary”, dando paso a un fulgurante comienzo que te deja sin aliento, hasta que unos riffs nos avisan que por mucho adorno que encontremos esto es metal melódico. Primer estribillo increíblemente pegadizo, con una Erica Ohlsson absolutamente magistral. Un comienzo demoledor, que te pone las pilas con una ineludible ración de energía positiva.

“Apocalypse” es un medio tiempo con una estructura más hard rockera tradicional. Atraen sus melodías pop en las estrofas,  que confluyen en un clásico estribillo de riffs entrecortados, que nos parece haber escuchado unas cuantas veces, pero que aun así es tremendamente adictivo.

“Biomechanicals” es el mejor ejemplo de cómo esta banda ha alcanzado una calidad de composición envidiable. Comienza con riffs muy metaleros dándole un toque oscuro a las estrofas, hasta que casi sin darnos cuenta surge el genial estribillo, con esa palabra “Biomechanicals”,  perfectamente integrada en la increíble melodía, que realzan con unos teclados acoplados con precisión milimétrica. 

Con “Warrior” tengo sentimientos encontrados. Tras un espectacular arranque y unas estrofas un tanto convencionales, cambian de tercio y a velocidad power metalera, nos entregan un estribillo, que podría haber sido sublime si hubieran eliminado la segunda frase en la que meten la palabra “Warrior”. Te deja un poco como… ¿otra vez?  Y es que el resto es perfecto, donde de nuevo Erica está soberbia, llegando a notas altísimas. 

Increiblemente “Mind Of A Monster” es mi tema favorito del disco, y digo esto porque es uno de los que más sonidos discotequeros posee. De hecho el riff principal del tema lo llevan las teclas. Pero qué queréis que os diga, fue escuchar el estribillo, y quedar totalmente atrapado. Es grandioso y bombástico, todo suena excesivo pero absolutamente embriagador. Ha habido muchos días que me he levantado tarareándolo sin remedio. Un corte magistral.

“World On Fire” y “Eye Of The Storm” son muy parejas en cuanto a su patrón compositivo, y gustarán sobre todo a los fans más power metaleros. Con unas guitarras muy presentes, buenas dosis de velocidad y solos extraordinarios, resultan técnicamente intachables. Y si encima la fuente inagotable de melodías exquisitas sigue manando, no hay más que añadir.

También se atreven con una power ballad en el caso de “Breakaway”, que llevan al terreno emotivo con suma facilidad. Con reminiscencias muy ochenteras, vienen a la mente en algún momento las hermanas Wilson y sus Heart, ya que tiene ese toque clásico, y en el que de nuevo la interpretación vocal nos pone los pelos de punta. Magnífico solo por cierto, rebosando pasión y técnica a partes iguales.

“Social Butterflies” quizá sea el tema que menos me ha gustado. Reconozco que es muy difícil dar en el clavo con todas las canciones de un disco, pero aun así técnicamente, no hay objeción alguna. Tiene ese rollo metal sinfónico a lo Within Temptation, Delain, etc., pero simplemente las melodías no son tan impactantes como en el resto.

En “Rise Of The Phoenix”, siguen la misma línea del tema anterior, pero aquí sí que me han convencido plenamente. Tiene sus buenos riffs y teclados impresos con esa pomposidad característica del estilo, pero en este caso el estribillo sí que es totalmente cautivador. 

Finalizan con “Victory Or Death”, donde dan una vuelta de tuerca a su propuesta y nos sorprenden con influencias folk, que recuerdan aquella versión del “Over The Hills And Far Away”, que hicieron Nightwish hace algunos años. Un toque irlandés que le sienta como un guante al tema, y que es coronado con otro de los mejores solos del álbum.

La producción ha corrido a cargo del propio Edwin Premberg, pero además han contado con el productor escandinavo de moda que no es otro que Jacob Hansen (Volbeat, Pretty Maids, Epica, etc.), en las tareas de mezcla y masterización, y han conseguido que todos los temas suenen espectaculares, con un sonido envolvente, compacto y repleto de detalles a descubrir. Y esto me lleva a comentar a modo de consejo para la banda, que sería interesante que incorporasen un teclista a sus filas, ya que el protagonismo de los teclados es muy importante en su forma de componer. Obviamente dependerá de las posibilidades y necesidades que tengan, pero en directo siempre es mucho mejor recibido por el público, que los grupos toquen todo por sí mismos y lleven la menor cantidad de partes pregrabadas posibles. 

En resumen, un álbum que los debería encumbrar a la primera fila de la escena europea, pues han demostrado que si se tiene talento, con trabajo y una pizca de originalidad se puede seguir avanzando en el metal melódico actual, dotando al estilo del revulsivo y la calidad necesarias para que algún día exista ese relevo generacional que tanto se viene reclamando. 

 


RATE/NOTA:
9

Enrique Gallardo