LAST AUTUMN’S DREAM – In Disguise (2017)

Como un reloj, entramos en el nuevo año y sale a la luz un nuevo disco de Last Autumn’s Dream. Como viene siendo habitual también, el LP tuvo su estreno semanas antes en el mercado japonés. Sin sorpresas. Una certidumbre que reconforta en parte, porque sabemos que podemos contar con un buen trabajo de rock melódico cada doce o trece meses; pero es una certidumbre que trae consigo otros problemas.

Para cuando, en 2016, la banda publicó «Paintings», se le apreciaban ya los rasgos típicos del cansancio creativo. Unas patas de gallo y una espalda encorvada que pedían a gritos un descanso, una parada compositiva más que temporal. En este punto llega «In Disguise», fiel a la cita de nuevo año pero con una peculiaridad que da un balón de oxígeno a los suecos: esta vez, la docena de temas son versiones de bandas que han marcado el devenir musical de Last Autumn’s Dream.

Visto como un reconocimiento a la música que ha hecho de la banda de Mikael Erlandsson lo que hoy día es, «In Disguise» tiene la virtud de no parecer excesivamente prescindible, a la vez que resulta mucho más ameno que su predecesor.

Tirando de un puñado de bandas que rondan las inmediaciones del rock melódico (y a veces escapan sus límites), Last Autumn’s Dream nos abre la gramola de la que han bebido durante décadas. Han dado un lavado de cara a canciones que no siempre han envejecido bien, y han impregnado de su sonido personal a temas en algunos casos inmortales.

Puede que no sea fácil superar a sus originales, pero algo nos dice que las intenciones del grupo no van por ahí. Es más bien un reconocimiento, una celebración y una muestra de humildad. Quizá por eso, la banda ha optado sabiamente por ignorar los himnos más conocidos de las bandas versionadas, eligiendo en su lugar otras canciones algo menos conocidas pero igualmente potentes.

Están algunas gemas inexcusables como el «Working for the weekend» de Loverboy y «If love should go» de Streets, que abre el disco con la vitalidad de los clásicos. Pero también hay canciones menos predecibles, como el «All the way» de Kiss, el «Hey you» de BTO y, por encima de todas, la electrizante versión, rayando en lo sacrílego, de «When I kissed the teacher» de ABBA. Entre la fotocopia y la apropiación, cada una de las canciones está envuelta en el sonido de Last Autumn’s Drea, pero también se hace obvia la procedencia de cada una de ellas. Así, “disfrazándose” de otras bandas, es como los suecos muestran su ecléctica personalidad.

Más allá de las elecciones de un tracklist para todos los gustos, lo que evidencia la magia de «In Disguise» es que, incluso cuando se intentan actualizar sonidos de hace cuarenta años, el resultado sigue teniendo la frescura de las composiciones viejas: la producción es menos invasiva, los oídos no se cansan tan rápido, e incluso las canciones mil veces escuchadas pueden sonar frescas. Una sensación que viene a recordarnos que, en la guerra del volumen, perdemos quienes estamos al otro lado del altavoz.

Sea como sea, este alto en el camino servirá a Last Autumn’s Dream para seguir estampando su nombre en portadas de discos, al tiempo que puede recobrar el aliento, cargar pilas y refrescar las influencias más primarias para darnos, dentro de otros doce o trece meses, una continuación en condiciones.

Julen Figueras