KING’S CALL – Showdown (2017)

Cuatro años han pasado para recibir el cuarto trabajo del trio afincado en Alemania KING`S CALL, donde nos encontramos aspectos que lo diferencian sustancialmente de sus predecesores con valoraciones subjetivas oscilantes.

El grupo se sienta a la mesa para jugar una partida limpia: lo suyo es hard rock melódico de corte clásico con excelentes solos de guitarra y una voz que, conociendo sus limitaciones, cumple solventemente, en ocasiones sonando como un clon de DAVID REECE (BANGALORE CHOIR, ACCEPT). Pero que esta premisa no nos conduzca a engaño, han sabido guardarse ases en la manga para dotar de colorido y personalidad a gran parte de los temas, a pesar de que la fuente de este carácter sea una recolección ávida de influencias externas.

Comandados desde sus inicios por el guitarrista y vocalista de origen griego Alex Garoufalidis, completa su visión del género una sección rítmica sólida de la mano de Chris Tsangarides (bajo, teclados) y Asec Bergemann (batería). Cual sano hábito en sus entregas, añaden al line up básico alguna que otra estrella del panorama rockero internacional, que a modo de colaboración, se engalana en esta ocasión con un tremendo Tony Carey a las teclas y el inimitable talento vocal de Michael Bormann (JADED HEART, CHARADE, BLOODBOUND entre muchos otros).

Nos deslizamos suavemente dentro de este Showdown con el tema más AOR que vamos a encontrar a lo largo de su duración: Un Who am i algo falto de fuerza para encarar el contenido global a degustar. Estrofa de suave caricia vocal que desemboca en un puente demasiado `popero´ e insípido, abriendo paso a un sonido de violín que revolotea hasta embellecer, de pleno, la simpleza de las notas del persistente estribillo que de una forma u otra se nos hace familiar rápidamente.

El segundo tema Looking in the mirror de impronta más oscura, podría haber militado en cualquiera de los tres primeros discos de PINK CREAM 69, eso sí, aclarando en la comparación que su intensidad es mucho más descafeinada que la de sus compatriotas y que no alcanza el nivel de genialidad con la que estos nos cautivaron.

Con Get out nos dejamos llevar por el sabor de unos primerizos Whitesnake y su elegancia británica, hace ya casi tres décadas: hard rock de corte bluesy deudor del boogie menos agitado y perfumado con un solo a la altura.

High time continua con esa exploración a la `serpiente blanca´ junto a vibraciones vintage de escuela Purple, en esta ocasión con un órgano Hammond sabiamente encajado en momentos precisos y que, en el ecuador de su tema, nos adentra en toda una explosión de sabores en tono de fusión jazzística y un admirable desarrollo guitarrístico.

Desconcertante el inicio de Principle of love que sirve de colchón a la estrofa a desarrollar. Un cruce bastardo de Led Zeppelin y Beatles con una cadencia sensual hipnótica. Otro estribillo de fácil asimilación, edulcorado por una cálida voz femenina, convierte este tramo en pasto fácil de digerir por una sección rítmica más propia de la música disco de los años setenta. El trabajo sosegado de las seis cuerdas reclama su protagonismo en un sentido homenaje al blues menos pretencioso.

Cómo si revisitásemos la discografía de finales de los ochenta del imprescindible Billy Idol irrumpe S.O.S. Incita, desde el primer momento, a bailar ajenos a la realidad y desgañitarnos con su estribillo de rápida absorción. Una vez más embauca el solo del tema, dejando patente que el señor Garoufalidis es el protagonista de este festín de contrastes. He de reconocer que es el tema que más me ha gustado.

La sombra de David Coverdale y los suyos inunda, una vez más, el tema que da título a este álbum. Es un placer salivar con esa referencia de una época en la que el rock era un ente puro.

La reconfortante bienvenida de un riff apadrinado por unos primitivos ACCEPT en Shout it out se entrega, sin reservas, a senderos más melódicos tanto en el puente como en su manido estribillo, dando salida a un tema llevadero e incluso coreable.

Para los postres KING`S CALL dejan el arrollador torrente de voz que posee Michael Bormann. En una desafiante y poderosa Cry on the wind, el doble bombo recoge la antorcha que guiará, a través de los casi cinco minutos de despliegue épico y hermandad con el heavy centroeuropeo, el testigo de un género saqueado hasta la obscenidad y que aún merece respeto ante el formidable trato que aquí se le otorga. Temazo.

Hope cierra este Showdown con un tono completamente country que no hace más que aumentar las vertiginosas sacudidas de esta montaña rusa acústica por la que han apostado sus protagonistas.

En definitiva no pasará por ser su mejor obra, pero sí una amplia colección de perspectivas a gusto del consumidor más heterogéneo, que, de seguro, en algún momento conseguirán llamar tu atención.

 

Jesús Alijo LUX