KADAVAR – Berlin (2015)

Por fin nuevo disco de uno de los niños mimados de Nuclear Blast. Es el tercero ya, y Kadavar parece que por fin han conseguido dar el salto de calidad y estilo que necesitaban para reafirmarse como uno de los nombres importantes de la nueva ola retro que venimos disfrutando en los últimos años.

Desde esa portada preciosa y muy fuera de lo común (una godardiana rubia moderna de los sesenta), el nuevo trabajo de Kadavar nos da pistas ya de que lo que vamos a encontrar en sus once temas no son más de lo mismo. Hay, por supuesto, una continuidad obvia con Abra Kadavar, en el sonido pesado, en las guitarras machaconas y en la producción cavernaria -aunque más pulida esta vez-. Pero también hay muchos sonidos que, a veces traídos a rastras hasta la oscuridad que evoca el trío germano, dotan al disco de una paleta cromática sorprendente: si algunos de los primeros guitarrazos de «Lord of the Sky» recuerdan a Pete Townsend y sus The Who, temas como «Filthy Illusion» evocan a sonidos indie más actuales, que, debidamente dosificados, terminan por agradar.

Más allá de los parecidos anecdóticos, eso sí, Berlin se presenta como un lanzamiento a tener en cuenta por las propias canciones: «Last Living Dinosaur», «See the World With Your Own Eyes» o «Spanish Wild Rose» son composiciones que suenan a conocidas pero que aportan al repertorio de la banda algunas de sus mejores cartas. Temas consistentes pero no pesados, que vuelan más allá gracias a una producción luminosa y unos estribillos con garra, quizá algo en lo que la banda falló más veces de las que acertó en el pasado.

Como regalo, innecesario quizá pero decididamente acertado, un bonus cantado en aleman («Reich Der Träume»), una balada inspiradísima que, sin llegar a entender su significado, consigue transmitir todo su dramatismo. Una sorpresa para cerrar un disco con más luces que sombras.

Kadavar parecen haber visto que los muros del stoner y del rock pesado son gruesos y difíciles de traspasar, y han sabido reaccionar antes de que fuera demasiado tarde, abriendo nuevos caminos, saliendo de las cavernas, expandiendo horizontes musicales. Y, lo mejor de todo, lo han sabido hacer sin renunciar a un sonido que los oyentes más atentos ya habían sabido identificar a un nombre.

Julen Figueras