JOE BONAMASSA – Blues of desperation (2016)

Nacido en New Hartford (New York) en 1977, Joe Bonamasa es en nuestros días todo un icono en el mundo musical especializado en blues y rock. Hablar de su trayectoria supone remontarse 26 años atrás, lo que nos hace situar a un jovencísimo chico de 12 años enamorado y colgado por su Fender Stratocaster. Desde aquellos tempranos inicios y hasta nuestros días, Joe Bonamassa ha acumulado una gran experiencia a sus espaldas con colaboraciones con los más grandes y reconocimientos públicos de éstos. Artistas de renombre como B.B. King, Gregg Allman, Paul Rodgers y Glenn Hughes son un pequeñísimo ejemplo, pero si hablamos de apariciones puntuales, éstas podrían llevarnos horas para llegar a detallarlas. Ha sido aclamado en los mejores escenarios y por los públicos más exigentes y exquisitos, y ha construido con esta trayectoria una rica y prolífica carrera. Sus once álbumes de estudio editados hasta la fecha son su documentado bagaje profesional y reflejan el resultado de su creatividad componiendo, tocando la guitarra y cantando blues como pocos blancos han hecho hasta la fecha.

Partimos de que el primer disco fue editado en 1999 y que los años le han servido para que con mucha habilidad haya descubierto aspectos dentro del rock y del blues que parecían estar encerrados y ocultos. La música, la buena música es atemporal y así lo demuestra que alguien nacido décadas más tarde del origen de un estilo, en este caso el blues, pueda seguir escarbando y experimentando alrededor de los parámetros y cánones establecidos, y que sus invenciones sean perfectamente aceptadas por los más puristas. Pensar en Eric Clapton, en John Mayall, en Stevie Ray Vaughan, en Roy Gallagher y añadir a esta lista el nombre de Joe Bonamassa es actualizarla de manera justa y sencilla.

Una vez hecha esta pequeña introducción vamos a sumergirnos en lo que Joe Bonamassa ha grabado en este nuevo disco titulado “Blues of Desperation” que verá la luz el próximo 25 de Marzo.

La portada del disco es en blanco y negro, y muestra dos manos ásperas y muy curtidas. Una apoyada sobre la otra en lo que puede ser un poste de madera, y en una posición que parece representar la espera e impaciencia hacía el futuro tras arduos años de trabajo. Desde luego que si el artista americano es innovador y novedoso en su música, creo que no lo es menos a la hora de mostrarnos su originalidad al elegir esta portada.

El disco ha sido grabado durante cinco intensos días en los estudios Grand Victor Sound Studios de Nashville, y para ello ha tenido a su lado un buen puñado de músicos amigos como son los baterías Anton Fig y Greg Morrow, el teclista Reese Wynans, los trompetistas Lee Thornburg, Paulie Cerra y Mark Douthit, el bajista Michael Rhodes y las coristas Mahalia Barnes, Jade McRae and Juanita Tippins. Para la producción, Joe Bonamassa ha dejado de nuevo esta labor en las manos del ya habitual, desde hace más de una década, Kevin Shirley (Led Zeppelin, Journey, Iron Maiden entre otros).

El álbum lo componen once nuevas canciones que han sido grabadas bajo el formato de power cuartero, esto es, dos baterías, bajo y guitarra. La práctica de tocar con dos baterías al mismo tiempo no es nueva y todos nos acordamos de Pink Floyd en el directo “Pulse”, de Phill Collins y Roger Taylor, y cómo no, de los progresivos Yes en su disco “Union”. Para Joe Bonamassa tampoco es desconocida y ya las utilizó en aquel concierto del Royal Albert Hall editado en dvd en 2009. En el caso de “Blues of Desperation”, esta idea surgió de parte del productor Kevin Shirley. Evidentemente hablamos de músicos profesionales tocando en perfecta compenetración y consiguiendo así la potente base rítmica que se escucha en el disco.

Tras estos comentarios queda por adentrarnos en este “Blues of Desperation” y descubrir las nuevas canciones del flamante guitarra y cantante. ¿Qué vamos a escuchar en este nuevo trabajo del americano? Blues y Hard Blues desde el prisma de un guitarra que arriesga constantemente. Desde el inicio, con el impactante y descarado “This Rain”, hasta temas como “Mountain Climbing” (02) y “How Deep This River Runs” (09) que suenan correosos y en los que Bonamassa somete al resto de músicos a su espontaneidad. Digo esto basándome en afirmaciones en las cuales expresa que hay canciones que fueron llevadas al estudio con una base ya perfilada y que se terminaron grabando en los solos de guitarra como si de una jam session se tratase. Imagino al estricto guitarra creciéndose e improvisando plenamente con constantes desarrollos y cambios, y teniendo a sus colegas en un intenso estado de atención y motivación.

He encontrado gratamente temas como “Blues Of Desperation” (05) y “Distant Lonesome Train” (08) que poseen ese estilo de los únicos y también innovadores Led Zeppelin y en los que Robert Plant, allá en los primeros 70, se retorcía mimosamente mientras que el humo de la psicodelia inundaba la mente y el escenario. Otras canciones enseñan por derecho propio el valor que tiene lo bueno. Así lo entiendo con el extenso “No Good Place For The Lonely” (04) que representa el blues mayúsculo con 8 minutos de duración llenos de gusto en la voz y por supuesto en la guitarra. La variedad del disco es evidente y, para romper con lo anterior, suena la dulce “The Valley Runs Low” (06) que es cool en principios y que me ha recordado al estilo de otro grande como es Van Morrison.

Tampoco podía faltar el buen Rhythm & Blues y éste llega descarnado y virulento con “You Left Me Nothin’ But The Bill And The Blues” (07) para homenajear al mismísimo B.B King. La misma sensación de germen infunde “Livin’ Easy” (10) que transmite humedad y densidad al más puro estilo Memphis Blues de Willie Nix o James Cotton. Pero es que no solo de blues quiere alimentarnos Bonamassa. También hay lugar para la extremada sensualidad y libertad mental que se produce al escuchar “Drive” (03) con una melodía base que podría ser usada por David Lynch en la búsqueda de la desaparecida Laura Palmer.

Para el cierre un blues en estado puro con “What I’ve Known For A Very Long Time” que invita a preguntarse hasta cuándo el blues mantendrá esa virginidad que hace que las canciones suenen en estilo inalterables. Creo que con artistas como éste, muchos años.

Luis Maria Catediano