HOLLYWOOD VAMPIRES – Hollywood Vampires (2015)

Alice Cooper lo tiene. Con no pocos altibajos en su carrera, ha sabido sobrevivir a modas, a cambios de estilo y a una industria menguante para plantarse, en 2015, con una retrospectiva que pone en el centro no su obra, sino la de los cadáveres que ha ido dejando por el camino. El rock como un barrio chungo en una ciudad grande. Su encanto reside en su peligrosidad, y transitarlo puede costarte la vida. Por sobredosis, asesinado o ahogado en tu propio vómito. Pero ahí está Cooper, sesenta y siete tacos, permitiéndose un capricho en forma de disco de versiones…pero no uno cualquiera.
Como el escorpión de fábula, Alice Cooper no puede dejar de lado su naturaleza y su pasión por una muerte que ronda siempre cerca. Haciendo de maestro de ceremonias de una banda creada expresamente para la ocasión, la golosina envenenada que traen Hollywood Vampires tiene un peculiar atractivo. Una mezcla de nostalgia, de polvo acumulado en las estanterías y de Historias de la Cripta.

Cooper podría publicar un nuevo disco dentro de esa racha creativa que recuperó hace algo más de una década (todos sus últimos lanzamientos han sido, como poco, notables), pero ha preferido rodearse de un equipo de músicos de primera para rendir tributo a nuestros muertos: hablamos de Morrison, Lennon, Hendrix, Bollan, Bonham y Moon, además de otros bultos que han ido añadiéndose a la lista, como Steve Marriot, Harry Nilsson o Randy California. Todo un «concierto para ellos». A este lado del barrio, el de los vivos, una banda tributo tan variada como irrepetible. Además de Cooper llevando la fusta, la banda base la conforman Joe Perry, Tommy Henriksen, Duff McKagan, Matt Sorum y un Johnny Depp que parece estar acostumbrándose a llevar colgada la guitarra. Como invitados de lujo, una lista interminable donde destacan Paul McCartney, Slash, Orianthi, Joe Walsh o Dave Grohl.

En lo musical, tampoco estamos ante un disco de versiones al uso. Más allá del tema que envuelve el disco (introducido elegantemente por otro cadáver, éste caliente, el actor Christopher Lee), los Hollywood Vampires han sabido encontrar un equilibrio entre los temas más populares de los muertos tributados y otros igual de buenos pero no tan conocidos. El fondo de armario de The Who o The Doors es tan amplio que uno lamenta tener que escuchar, una vez más, My generation y Break on through. Dejamos de sintonizar Rock FM para poder echar de menos Stairway to Heaven, pero nos endosan aquí un Whole Lotta Love, y su mayor novedad reside en la colaboración de un Brian Johnson que quita más de lo que pone. En cambio, también hay apuestas más arriesgadas: en lugar de encontrarnos con las previsibles Foxy Lady o Get it on, Hendrix y Bolan son tributados con dos versiones revisitadas de Manic Depression y Jeepster. Dos aciertos que se unen a prácticamente temas desconocidos como I got a line on you o Itchycoo Park.

En casi todos los casos, la banda, lejos de parecer poco engrasada u ortopédica (¿cuánto esfuerzo puede llevar el cuadrar las agendas de gente tan ocupada?), consigue sonar compacta y con algo así como un sonido propio. Y, lo que es más importante, el catálogo de canciones consigue mantener una coherencia en el sonido, ajustando algunos temas al sonido hard y glam que han querido plasmar. Pone el marco a esta colección de canciones un par de composiciones propias, Raise the dead y My dead drunk friends, tan acertadas en el contexto que parecieran guardadas para la ocasión. Un buen repaso de nombres que nunca serán suficientemente tributados, y a otros que son más veces olvidados que recordados. Un tributo honesto y bien hecho, con cariño y sin prisas. Nadie se revolverá en su tumba.

Julen Figueras