GOTTHARD / HARDCORE SUPERSTAR / RECKLESS LOVE – Crónica (25/10/2014)

Sala La Riviera, Madrid, 25 Octubre 2014
Crónica y fotos: Luis Catediano

La agenda del sábado se presentaba apretada y sobre todo muy adelantada respecto a las horas usuales en un fin de semana. La mañana, muy soleada y con una temperatura propia de Junio, invitaba a tomar el coche camino a la capital de España, donde se iba a celebrar un concierto que tenía todos los alicientes para ser memorable.

El día anterior, dos de las tres bandas que descargarían, habían estado tocando en Zaragoza, bañada por el Ebro e inundada de rock nocturno y descarado, había sido testigo de un rotundo show de Reckless Love y Hardcore Superstar. Los compañeros y amigos desayunaban textos de emoción y agradecimiento por lo vivido la noche del Viernes. Ahora era el turno de comprobar en nuestra propia piel y en Madrid lo escrito en las redes sociales.

El clásico de cada dos meses se celebraba en poco pero eso era lo de menos, al menos para mí. Futbol es futbol, sí, eso dijo Johan Cruyff, pero en mi opinión, y después de lo que se ha desvirtuado todo lo que lo rodea, donde esté una Gibson Les Paul y un Marshall que se quite la pelotita.

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Puntuales y con el respeto que merece el público que allí se había congregado, saltaron al escenario de La Riviera los finlandeses/fineses Reckless Love. Glamour y sensualidad que se destapaba frente a nosotros para hacernos retroceder unos 25 años en el tiempo. A estas dos señas de identidad se debe añadir el descaro propio que permite el saberse querido por la audiencia, en gran parte de sexo femenino, que se encontraba en las primeras filas.

“I Love Heavy Metal” fue el inicio para dejar claras las intenciones. Era el sitio y el público adecuado para cantar un estribillo que salía del fondo del corazón de los presentes. Sin tiempo a tomar aire se marcaron “So Happy I Could Die” y “On The Radio”. La mejor forma de enseñar sus armas, que no son otras que la música sencilla, fiestera y directa.

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La sensación que tuve al escuchar la entrada de guitarra de “Bad Lovin’” fue como si en el escenario estuviese CC Deville o porque no Mick Mars. Los acordes claros y de primero de guitarra salían de las manos de Pepe Reckless con una naturalidad y fuerza que hacía que allí nadie pudiese estar quieto.

Cuatro canciones y La Riviera caliente como el tubo de escape de una Harley Davidson. Olli Herman en su salsa y disfrutando de la espontaneidad de un público que cada vez es más respetuoso con los profesionales. Teloneros o cabeza de cartel, da igual, los grupos sienten la fuerza y el apoyo de una audiencia sedienta de rock de verdad.

 

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“Edge of Our Dreams”, “Back to Paradise” y “Sex, Drugs & Reckless Love” siguieron dando lo que los espectadores estábamos esperando, y eso no era otra cosa que diversión con buen Rock ‘n’ Roll. Los temas de Reckless Love son para cantar y dejarse la voz para cantar más alto que el propio cantante. Un tema que rompió los corazones del público fue el fiestero “Born to Break Your Heart” que sirvió para encandilar a los más escépticos. Personalmente no llegaba a imaginar, aunque tampoco nunca lo dudé, cómo podrían estos tíos defender lo que en los discos tienen grabado. No son virtuosos y tampoco hace falta, pero detrás de una estética tan cuidada siempre queda la duda del “montaje”. Nada más que decir.

 

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Los fineses continuaron en su linea con otros cuatro temas más, “Beautiful Bomb”, “Romance”, el práctico “Night on Fire” y el single “Hot”, que sirvió para el broche final de 45 minutos de rock glamuroso con el que todo quisqui cantó y bailó. Los Reckless Love pusieron en bandeja a un público entregado a más no poder.

 

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Era el turno de Hardcore Superstar, y de estos suecos no esperábamos caras guapas y delicadas como con los Reckless. Todos allí sabíamos que los Hardcore no guardan la estética ni falta que les hace. Si no eres guapo para qué vas a disimularlo si no vas a convencer a nadie. ¿Qué te queda?, Pues hacer lo que sabes con la fuerza y la macarrería del mejor rock bastardo que he oído en los últimos años.

Como dignos avanzados alumnos de la escena metalera sleazy o como se pueda decir, estos cuatro suecos nos dieron una patada baja con la salida tan matadora que hicieron. Metido en el foso, e intentando aprovechar algún disparo de mi cámara, notaba como su rabia y la fuerza de su embestida en vez de dar dolor me estaban poniendo a mil. Tatuados y con greñas lacias, habían olvidado su sesión de estética y peluquería hace bastantes semanas, y nos estaban dando una lección de modales encima del escenario.

 

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El cantante mandaba. Jocke era un diablo sacudiendo a diestro y sobre todo a siniestro. No paraba quieto y era imposible pillarle una pose donde quedase centrado y enfocado. Me estaba sintiendo abatido por lo difícil que estaba siendo la sesión fotográfica. Noway, no era la noche para sacar buenas fotos. Todo estaba yendo en otro camino donde la música y la caña de los suecos era la nota predominante.

Los temas iban cayendo como bombas con metralla. “Moonshine”, “Kick on the Upperclass”, “Into Debauchery”, el espléndido “My Good Reputation” cantado por todos, estaban siendo matadores para un público encendido, entregado y enloquecido. Sin tiempo para tomar aire, un desenfrenado Jocke nos metía una marcha más con el duro y machacón “Dreamin’ in a Casket” y el ya clásico y melódico “Liberation”. En ese momento con esta canción hubiese apetecido un bourbon para aclarar la garganta al acercarse algo su estilo a The Quireboys. La llamada con “Wild Boys” y con el aclamado y muy cantado “Last Call for Alcohol” nos llevó hasta el terreno que desde el comienzo del show era propiedad del grupo.

 

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Todavía faltaba por sonar el archiconocido “Above The Law”, que sirvió para el desenfreno y la locura mayúscula de un público rendido que coreó al grupo reclamando la salida para los bises.

Tres canciones más cómo verdaderos cócteles, no sé si molotov o de alcohol de quemar, nos llevaron en volandas hasta el final de un concierto explosivo, sincero y lleno de energía. De enmarcar el “We Don’t Celebrate Sundays” que hizo que La Riviera cayese a los pies de estos aguerridos luchadores del Metal Sleazy (anda que vaya calificativo…jejejeje).

 

Gotthard

Los suizos habían llegado a Madrid después de haber tocado la noche anterior en Bilbao. Estaban rodados tras seis meses de una gira que les había llevado por Holanda, Suiza, Austria, Bélgica, Japón, Italia y Francia. Muchos kilómetros recorridos que en el escenario se traducen en un empaque al alcance de bandas encumbradas en lo más alto. Gotthard no son AC/DC, no, eso es un escalón que ocupan éstos y otros como Iron Maiden y pocos más.

El show estuvo lleno de matices que, para disfrute de los presentes, estos experimentados músicos iban dejando en el aire de la sala La Riviera. ¿Por qué digo matices? Sencillamente porque el concierto de Gotthard tuvo de todo: fuerza, maestría instrumental, canciones contundentes y baladas en las que la emotividad flotaba en el ambiente con el espíritu del omnipresente Steve Lee.

 

Gotthard

La banda, comandada por Leo Leoni y por un muy buen cantante Nick Maeder, es clara y concisa con su propuesta. Música muy bien tocada que llega muy dentro por la gran magnitud y alcance melódico que tiene. Muy buenas guitarras de dos amigos perfectamente compenetrados que son Leo y Freddy, con acertados arreglos de un teclista que mama de los clásicos. La base rítmica formada por Marc y Hena, perfectamente engranada, es como una locomotora trabajando en par constante. No hay desequilibrio posible entre el batería y el bajista. De este modo es como vi a los suizos sobre el escenario de La Riviera.

 

Gotthard

Bajo mi punto de vista, Nick Maeder es un gran frontman que canta muy bien, con un magnetismo y una sensibilidad extrema digna de un muy buen profesional, y que hace muy, pero que muy bien su papel.

Sonaron temas como “Bang!”, “Get Up ‘n’ Move On”, “Sister Moon”, “Domino Effect”, el primer single de su último trabajo “Feel What I Feel”, “Heaven”, “Remember It’s Me”. También hubo momento para que unos intrépidos fans subiesen al escenario a cantar “Starlight”.

 

Gotthard

Tuvimos subidones emocionales con “C’est La Vie”, “One Life, One Soul” y “Thank You” que sirvió para cerrar el show. Tampoco faltó un tema indispensable cómo es “Anytime Anywhere”.

En definitiva, el concierto de Gotthard fue bueno y con una planificación muy bien elaborada para saber manejar casi dos horas de espectáculo. Muy bien sonorizado y con un juego de luces de agradecer.

Luis Maria Catediano

2 Comments

  1. muy buena crónica de lo sucedido, hay que tener personalidad para salir a un escenario después de que Reckless Love y Hardcore Superstar hayan incendiado al publico pero de eso Gotthard van sobrados y de ejecutar buena música también,

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