EIGHTEENTH HOUR – Eighteenth hour (2019) review

Desconocidos completamente para mí, EIGHTEENTH HOUR nos presentan su quinto álbum de estudio, sexto esfuerzo si contamos su EP de 2003 Shine, titulado de forma homónima y con una declaración de intenciones sincera: música por encima de corrientes y realizada desde las entrañas.

Aquí no hay ni trampa ni cartón, para bien o para mal, sino cuatro músicos en rendición por el Hard Rock de pasaporte polvoriento y sellado con la solidez de los años setenta, con escalas en el Blues y arrugado equipaje de mano de corte americano.
Un viaje sin sobresaltos, con agradables vistas y, a veces, con la necesidad de estirar las piernas ante el agarrotamiento de unas composiciones encorsetadas mayormente en unos parámetros excesivamente definidos pero que encuentran alivio en los desmarques más melódicos del redondo, cuyo orden en su travesía es crucial. Uno de los artífices de este reposo relativo es el vocalista y guitarra Geoff House cuyo tono más propio del Modern Rock y modulación equilibrada, dona una pincelada de color al muro grisáceo que conforman unos músicos dotados y maravillosamente lúcidos en las botas de Tom Chaffier a la batería, Jim Touchton al bajo y David Zullo a la otra eléctrica.

La producción orgánica y a la vieja usanza proporciona un mapa claro de cada milla recorrida y a recorrer, donde se aprecia la destreza rítmica y contundente de cada instrumento, los silencios de cesión a las distintas interpretaciones y la energía de las válvulas ardiendo.
No es de extrañar que caigamos en los brazos del recuerdo de formaciones como los más Bluesies BLACK SABBATH, los primeros BLACK STONE CHERRY y WOLFMOTHER, los más cadenciosos ZEPPELIN, ligero perfume SCREAMING CHEETAH WHEELIES, noctambulísmo SOUNDGARDEN y cierta efusividad HENDRIX a las cuerdas.

La apertura con Where The Truth Lies e In Denial ya se manifiestan antes de la invocación, asentando el rito con la vieja sangre fresca del single Damage Done, el sencillo pero efectivo slide de Unnoticed o Should´ve Gone.
Pero como os comentaba más arriba, la oxigenación de este buen caldo viene servida por los reposados tientos melódicos de tres actos situados estratégicamente en este manual de Rock mastodóntico. El tercer corte Try de nostalgia Cornell y cía, el quinto surco con abono para semillas lisérgicas de San Francisco y remembranza BLIND MELON, Takes Me Back, aguardan a una simbiosis de ambas vertientes sumamente apetecible en el noveno capítulo denominado Rising Sun, previo al final del disco.

Buen acercamiento a esta banda con una reputación ya consolidada en su área, Bethelem, una ciudad industrial de Pennsylvania, Estados Unidos, y que ha recibido numerosos galardones, fueron seleccionados por BON JOVI para abrir su espectáculo (vamos casi como aquí en Spain…) y que ha compartido escenario con bandas de la talla de SKID ROW, 3 DOORS DOWN, HINDER, GREAT WHITE, RATT, SHEMEKIA COPELAND, THIN LIZZY o BRETT MICHAELS.

Recomendable sin atisbo de duda.

Jesús Alijo «Lux»