EDGUY / MASTERPLAN – Crónica (18/10/2014)

EDGUY / MASTERPLAN
Sala Santana 27, (Bilbao), 18 Octubre 2014
Texto y fotos: Unai Endemaño

Reviviendo nuestros alegres años mozos, llegaríamos hasta la Santana 27 el pasado 18 de Octubre. Tocaba reencontrarse con unos viejos conocidos de nuestra quinta, otros que han ido cambiando a medida que pasaban los años, probando cosas y tomando riesgos al tiempo que se iban haciendo mayores. Al finalizar la velada, el mencionado bonito recuerdo sería todo  lo que nos tendríamos que llevar para casa. Lo único que nos llevaríamos intacto, tras un más que cuestionable espectáculo.

Sin adelantar un solo apunte, acerca de  lo que nos iban a  ofertar los cabezas de cartel de la noche, comenzaremos señalando hacía la buena entrada que luciría la sala, desde primera hora de la tarde. Mucha más gente de lo que nos esperábamos, rodeando  la Santana 27 para  generar el clásico ambiente de colegueo metálico, que tanto disfrutamos  los aficionados veteranos. La clase de cita perfecta, para toparte con viejos conocidos con los que hace mil que no coincides.

masterplan2

Así comenzábamos la fiesta, entre cervezas y Power Metal de baja graduación. Masterplan enlazarían sin problema con este ambiente distendido, obligándonos a gestionar su elegante Metal centroeuropeo, que como no podía ser menos, arrancaría con la recargada intro de rigor. “Enlighten Me” haría las veces de salva de bienvenida, dotando de importancia al primer trabajo que el conjunto dejo grabado allá por el 2003. Nos liaríamos la manta a la cabeza a partir de ese momento exacto.

Una vez hubimos comprobado como el segundo corte a concurso, también correspondía al mencionado primer plástico, pudimos constatar como Masterplan no habían venido hasta la Santana, para jugarse la noche a los dados. Asegurando más de la mitad del repertorio a su trabajo más celebrado, garantizaban una respuesta entusiasta y sentida, pinchando en parte con la nostalgia, y en parte con la calidad innegable, clavarían de esta manera un setlist blindado.

masterplan3

“The Spirit Never Die”, “Heroes” o “Crystal Night” nos presentaban de esta manera a los Masterplan iniciáticos, aquellos que surgieron cuando la burbuja del Power Metal aún no se había pinchado. Con esa suntuosa base de teclados y coros medidos marca de la casa, desarrollarían los cortes bajo la despreocupada mirada del absoluto maestro de ceremonias, convenciendo a propios y a extraños, pero sin aportar nada que no les hubiésemos visto en anteriores ocasiones. La falta de sorpresas, sería lo único achacable a los de Roland Grapow.

En el apartado de los pros, asistiríamos a una banda de sobradas garantías, con musicazos de relumbrón como Jari Kainulainen o Rick Altzi, que cumplían sin problema con las exigencias requeridas. Por momentos, incluso llegaríamos a imaginarnos que estábamos ante el mismísimo Jorn Lande, dado lo fácil que engarzaba sus partes el ex-cantante de Thunderstorm. Confieso que su imagen también ayudaría, en esta percepción alucinógena que os estoy narrando.

edguy3

Zanjado el notable teloneo de la noche, llegaríamos hasta el show que más arriba he resumido como decepcionante, el que darían los Edguy de Tobias Sammet. Los de Hesse comenzarían por todo lo alto, a lomos del tigre amoroso que ruge orgulloso desde su último opus. Así tomarían las tablas, dejando que Tobi provocase el entusiasmo, al tiempo que demostraba su carisma desde el minuto cero.

La banda sonaba pletórica y compacta, tan divertida como cualquiera de sus video clips y con su cantante, menos saltimbanqui que la última vez que nos lo cruzamos. De haber desarrollado un repertorio razonable y mantenido, con el mismo ritmo con el que habían saltado a la pista, hubiesen terminado trazando un bolo tremebundo. Lamentablemente la tónica del espectáculo no sería tan dinámica.

No tardarían sin embargo, en lucir el “Out Of Vogue” sobre la Santana, mostrándonos desde el principio su enorme facilidad para interpretar metal ochentero de producción actual, aunque su primer golpe sobre la mesa, lo fuesen a dar con el “Superheroes”. El hímnico estribillo seduciría sin problemas a la concurrencia, engatusando a fuerza de melodías pegajosas y ritmillos facilones. Nos acordaríamos del simpático videoclip de la pieza, y de la graciosa coreografía que no llegarían a emular en esta ocasión.

A partir de ahí comenzarían a producirse un rosario de parones innecesarios, con presentaciones en las que Tobi se enrollaba más de la cuenta, ponía al público a cantar y detenía el normal discurrir de la velada. Cuando los temas fluían la fiesta despegaba, pero echaba el freno al tiempo que ganaban minutos de relleno. Ocurriría desde la enorme muestra de Power Metal que supuso “Defenders Of the Crown”, aprovechando su parte central para que la peña hiciese los coros, hasta el mismísimo final de la velada con “King Of Fools”.

edguy2

Llegaríamos a contar menos temas ejecutados sin parones, que los que fueron interpretados apoyándose sobre el respetable, y esto, a pesar de crear una divertida interacción entre público y artistas, restaría demasiada intensidad al show que aquí nos ocupa. Con doce cortes tan solo, un solo de batería al son de la marcha imperial de Star Wars, retazos de Maiden colados con calzador y una versión del “Rock Me Amadeus” de por medio, a duras penas se puede montar un concierto digno.

Saldrían mucho mejor parados de lo que cabría esperar a tenor de lo comentado, ya que tal y como hemos señalado de primeras, las interpretaciones serían excelsas cuando por fin tenían que serlo. Una verdadera lástima que montasen el show en base a lo superfluo, alargando en demasía himnos como “Vain Glory Opera” o “Babylon”, que no hubiesen necesitado de subterfugios para emocionar. Triste que con lo bien que andaba de voz el señor Sammet, se entretuviese con la paja, en lugar de ir directamente al grano.

Tendrían tiempo, claro está, para sacar su enorme hinchable policiaco mientras le daban al título que nombraba su último trabajo. Divertido sería como Tobi lo presentaría como Burt Reynolds, potenciando su faceta de showman, de la misma manera que más tarde haría para presentar la versión de Falco, asegurando en esta ocasión, que el Metal se basa en la libertad y en tener las pelotas de hacer lo que uno le viene a dar en gana. Todo ello justo antes de interpretar un clásico del Pop ochentero, para más inri. No cabe duda de que saben cómo reírse de ellos mismos, y de todo el que pretende tomarles en serio de paso.

Rescatarían una de sus mejores baladas, como es “Land Of the MIracles”, sin pretender emular el caustico tramo final que contenía la original y marchándose a boxes antes de tiempo, justo después de habernos regado con las lágrimas de la mandrágora. Regresarían al de nada, para zanjar con un “Lavatory Love Machine” que puso la sala a punto de ebullición, dispuesta para que “King Of Fools”, les permitiese salir a hombros sin problemas. No sería suficiente para nosotros, pero la mayoría imperante, daría por buena la experiencia. A pesar de todos los regates que nos habían infringido a lo largo del concierto, la gente saldría con una inequívoca sonrisa en la boca y con eso es con lo que tendríamos que quedarnos.