DWEEZIL ZAPPA – Via Zammata (2015)

Dweezil Zappa lleva varios años entregado en cuerpo y alma a mantener vivo en directo el vasto legado musical de su padre con el espectáculo “Zappa plays Zappa”, pero tras casi un década de inactividad discográfica en estudio, ha publicado por fin su nueva entrega, “Via zammata”.

La influencia que ha ejercido el haber estado dedicado a tocar buena parte del catálogo de Frank Zappa está presente, pero no a la hora de copiarle, sino a la de ofrecer un disco que va más allá del clásico formato rockero, desafiando al oyente a abrir sus orejas con un conjunto de canciones ecléctico, diferente, pero rico en matices. Está claro que no está orientado a las masas.

La instrumental “Funky 15” es el primer tema y parece un corte destinado a ser la banda sonora de los créditos iniciales de una película policíaca de los años setenta, con un toque funky, arreglos de viento y un buen solo de Dweezil, que es un guitarrista sobrado de técnica pero a quien podemos aplicar aquello tan manido, y en este caso no exento de razón, de estar al servicio de la canción y no al revés.

Tras dejar claro con semejante apertura que no vamos a estar frente un disco “normal”, la cosa se reafirma con el contagioso ritmo vacilón de regusto rockabilly de la pequeña “Rat race” que casi nos pone a bailar. Y por si no tuviéramos suficiente desconcierto, los iniciales arreglos arábigos que escuchamos en “Dragon master” se convierten en un tema de rock duro, de metal, una canción que Frank escribió, a la que Dweezil terminó de dar forma y que es puro humor irónico, una parodia simpática y efectiva de todos los clichés del heavy metal de dragones y mazmorras tan divertida como disfrutable.

Otro puerto en el que hace escala nuestro particular viaje nos presenta al actor John Malkovich en un tema que recibe su nombre, “Malkovich”. El actor recita, los coros terminan preguntándole “Malkovich, Malkovich, what the fuck are you talking about?” y, aunque es comprensible que suene absurdo, estos son contagiosos y a la segunda escucha está uno deseando que lleguen para canturrearlos de nuevo.

Pero si queremos que se nos quede cara de tontos la primera vez que escuchamos el disco, nada como el cierre con “Billonaire’s son”, que igual tira de sonidos típicos de una banda de mariachis, como de guiños al tipo de jazz que tanto ama Woody Allen.

De lo que no se olvida Dweezil entre la amalgama de estilos que añade a su coctelera es de sacar a pasear su guitarra con buenos solos, como en la instrumental “Truth” o el especialmente inspirado de “Just the way she is”. Magnífico, técnico pero con una calidez deliciosa.

“Via zamatta” no es para todos los públicos y seguramente sólo habrá caído en oídos de fans de Dweezil y de aquellos de su padre a los que haya conquistado con su homenaje en directo, pero se agradece, y mucho, encontrarse con discos que supongan una propuesta diferente, fresca, original y bien ejecutada. Es algo que cada día es más complicado encontrarse en el mundo del rock.

Albytor