CROBOT – Crónica (21/3/2015)

CROBOT
La Ley Seca, Zaragoza, 21 Marzo 2015
Texto: Toño Martínez Mendizábal – Fotos: Javier Remacha

6.096,18 km de distancia entre Pottsville (Pennsylvania-USA) lugar de procedencia de Crobot y Zaragoza. Un largo viaje y una razón de peso para ir a ver a una banda precedida de muy buenas críticas. Por si eso fuese poco, llevaba tiempo queriendo volver a La Ley Seca y charlar un rato con mi amigo Patxi y era el momento, a pesar de que fuera estaban cayendo chuzos de punta.

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Una buena entrada, y un aperitivo acústico, dieron la bienvenida a los norteamericanos que, liderados por Brandon Yeagley a la voz, con Chris Bishop a la guitarra y los hermanos Jake y Paul Figueroa, al bajo y batería respectivamente, comenzaron a repartir estopa rítmica desde el primer momento.

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Con la espectacular voz de Brandon, que no solo no baja enteros con respecto a la grabación sino que, si me apuras, los sube; dejaron claro que iban a descargar todo el material sin contemplaciones, sin apenas descanso y con una energía bestial. Tenían claro que su último show en España no iba a bajar el listón de los anteriores y procedieron con su música, que ellos mismos describen como dirty groove. Y, la verdad, es que de sucia poco y de groove mucho. La Telecaster de Chris comenzó a mostrar sus distintas opciones, pasando por el clásico sonido blues-rock hasta llegar a aderezos con sonidos cuasipsicodélicos en algún momento. Bishop interpretaba enérgicos pasajes adornados con un movimiento rápido que llevaba su guitarra por la espalda para caer exactamente sobre sus manos en el momento justo. O elevaba sus cerca de ciento noventa centímetros sobre la batería o el monitor, transportado por una brutal base rítmica de los Figueroa para interpretar temas arcanos, como La Mano de Lucifer o Nowhere to Hide.

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Los de Pennsylvania sirvieron todo su Something Supernatural, con algún guiño clásico y un tema nuevo. Rápidamente, los temas misteriosos caldeaban el ambiente en La Ley: The Legend of the Spaceborne Killer, The Necromancer…La armónica de Brandon y los coros de Chris y Jake adornaban la noche, con este último ya descamisado y sin parar de bailar, con las piernas flexionadas y el bajo Gibson en todo lo alto. Los tremendos registros de Yeagley presentaban Skull of Geronimo, uno de los temas estrella de su álbum debut, con una perfecta mezcla de los sonidos setenteros que tan bien exploran y el groove contemporáneo. Paul Figueroa no paraba de sacudirle de lo lindo al drumkit, mientras Chris y Jake bailaban sin descanso, la guitarra daba vueltas y el personal alucinaba llevado por el ritmo que, tal vez algo repetitivo y unificador, era, sin embargo, el hilo conductor hacia el desparrame colectivo. El frontman se dirigía a la audiencia y nombraba Zaragoza en numerosas ocasiones. Crobot se sentía feliz. Estaba claro que la gira española había satisfecho sus aspiraciones y prometían volver. El premio para el último fue, en esta ocasión, una banda rodadísima, compenetrada a la perfección y decidida a terminar a lo grande. Eso sí, material había para, más o menos, una hora. Así es que, se pidieron unos cubatas de Jack Daniels, mostraron su agradecimiento y se marcaron un tema nuevo como despedida. Un buen concierto el de Crobot. Una banda que aúna un frontman de gran calidad, un guitarrista con grandes dotes y personalidad y una base rítmica demoledora. Un cuarteto que se entrega mucho más al sonido y los ritmos que a la canción. Un grupo que demuestra que la tradición norteamericana sigue estando ahí y pesa mucho.

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Texto: Toño Martínez Mendizábal – Fotos: Javier Remacha

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