CONCEPTION – My Dark Symphony (2018) review

Han pasado veintiún años para que en el desierto CONCEPTION volvieran a derramarse, desde sus infinitos horizontes cerúleos, cañones invertidos de inabarcable impresionabilidad. Lágrimas diamantinas concebidas para clavarse en la arena etérea de su inusual concepto, preñando la ilusión de los voluntarios a expandir la palabra del profeta minúsculo, más allá del discurso desnutrido de aquellos estandartes raídos, encumbrados a deidad por el mercadeo irresponsable de su insolente satisfacción.

Nunca fueron uno más. Mutantes en constante proceso de reinvención, una vez asimilaron la atracción de su gen discordante. Nacieron, ración mortal, cubiertos por la sangre de sus influencias, pero ya denotaban diferencia. Su metálico llanto primario, acompasado por un titubeante ballet de destellos mestizos bautizados en el Jazz y en un flamenco de aroma arábigo, venía apadrinado por un velo progresivo que demandaba ser amamantado con constancia. Su linaje se encontraba envuelto por un halo oscurantista, quizás inducido por el hipnótico juego coral de Roy Khan. Un alumbramiento inusual: THE LAST SUNSET – 1991.

Comenzaron a caminar rápidamente y su desapego a la tradición les otorgaba una personalidad distante a la par que sensible. Un infante que rechazaba horas de esparcimiento inválido para rodearse de arte e imaginación, así como del sentido de rebeldía que proporciona la autoexploración absoluta. Trazar sus propias fronteras. Dominar su percepción. PARALLEL MINDS – 1993 e IN YOUR MULTITUDE – 1995.

La inquietud propia de la evolución, antes de incapacitar su consumo, germinó en la osadía y, ya su adolescencia, con prematuro servicio de mayoría de edad, decidió someter a la formación noruega ante la experimentación como virtud, abatiendo su singladura recreativa. Programaciones, desnudas capas de instrumentación, efectos indecorosos y ampliación de tesituras en las voces, versatilidad neo progresiva, distancia meditada para con el término Metal como invocación y evocación, mayor conexión con un presente incierto para el Rock, pero, sobre todo, posiblemente su mejor colección de composiciones en implosión. FLOW – 1997.

Y después el silencio. Roto, sí, bajo otros nombres y otras perspectivas, sublimes, como ARK (junto a JORN LANDE, JOHN MACALUSO y RANDY COVEN) o KAMELOT, pero en un eco ensordecedor, tras sus inofensivas ondas iniciales, constantemente barruntado por la nostalgia y la rumorología. Y cuando los tímanos llegaron al límite, otra vez el silencio, esta vez más amplio.

MY DARK SYMPHONY es su descomunal retorno, escaso, pero que sumado a su single de presentación, con un tema inédito en adición a los cinco que lo componen y obviando la introducción de esta reunión que nos ocupa, colman la sed de una garganta que ha tragado demasiados cristales de espejos baldíos.

Resucitando en la misma cruz donde se laceró su temeridad ante la rigidez de artilugios (FLOW), inciden en devaluar su pasado en pro de expandir sus océanos de creatividad desbordante. Parten de aquella premisa y concluyen en el infinito, de nada han de amedrentarse y eso les otorga mayor credibilidad.

CONCEPTION suenan a ARK, que paradoja, a la vez que a CONCEPTION, con unos emocionantes pasajes de supervivencia despreocupada, acotada a la proximidad de los tiempos y liberada a la vez de ellos por una intensidad de iracunda dulzura: Grand Again.

CONCEPTION suenan a CONCEPTION donde ellos mismos decidieron dejarlo, sumando conceptos al concepto que habían creado en su cuarto mandamiento, acomplejando a la reiteración de los gigantes en busca de la horma de su zapato, aplastando la resistencia a un legado incompleto en tres obras anteriores: Into The Wild y Quite Alright.

CONCEPTION pueden sonar a QUEENSRYCHE del impredecible Promised Land, a la vez que a CONCEPTION, sin perder coherencia, atravesando continentes ornamentales y construyendo puentes de belleza sensorial en proclamas de ficticia hermandad sonora: The Moment.

CONCEPTION amasan la épica de KAMELOT (coros femeninos incluidos) para que la majestuosidad de estos se repliegue ante la sencillez transmisora de CONCEPTION. Una ilustración de su pasado escaneada por otros, impresa por ellos mismos, más sabios, y enmarcada en una pared nueva de un hogar antiguo: la romántica penumbra de My Dark Symphony, tema que da título a esta gema pulida para una exposición perenne.

CONCEPTION son un Roy Khan más maduro y menos inflamable a las voces, siempre emotivo y teatralmente visceral, polémico en sus trucos y a la vez explícitamente reivindicativo como narrador. Son Tore Ostby, uno de los guitarristas más versátiles y elegantes de su generación, así como un maestro para las presentes y venideras, un mago sin más truco que aglutinar sus deseos a un enfoque sin encorsetar, cristalino en su desempeño. Son Ingmar Amlien (bajo) y Arve Heimdal (batería), motor de disciplina aparentemente inocua, necesarios, sin paliativos, para tensar el lienzo hasta la comprensión total de su porqué y su consecuente finalidad.

Su regreso es poesía onírica desdibujada en ondas de frecuencia fantasmal. Una transmisión codificada para alcanzar en exclusiva a quienes se hallen, tras malgastar la más preciada fortuna intangible, al umbral de la percepción liberada.

Jesús Alijo «Lux»