ADAM BOMB (Crónica, 27/9/2013)

ADAM BOMB
Sala Creedence (Zaragoza), 27 Septiembre 2013
Texto y fotos: Toño Martínez Mendizábal

Chico, no sé cómo expresar más claramente lo de ayer que diciendo que eso es pasarlo bien. Adam Bomb es uno de esos castas del rock que merece la pena ver. Uno de esos tipos que han rozado el verdadero éxito, extravagantes y sin ningún tipo de complejos, que llevan su show personal allí donde van. Adam no puede pasar inadvertido. Sus gestos, ropas y sobre todo, su música no se lo permiten. No busques finos aditamentos ni sonidos depurados. Bomb es rock cañero, hard rock algo guarrete pero divertidísimo. Y al que asiste a sus conciertos, al menos cuando lo hace como ayer, le encanta.

La Sala Creedence presentaba una entrada bastante buena, dada la coincidencia de eventos, y el bolo comenzó con algo de retraso, pero con una expectación enorme. El bombo decorado, las lucecitas en amplis y guitarras, la lona con su lema “Rock Like Fuck” y las guirnaldas en el micro, anunciaban un bolo del concepto “rock-showman” (véase David Lee Roth, Eric Sardinas…) y así fue.

Adam estuvo acompañado de una base rítmica muy buena, con el bajista Max N’Roll y el batería Bobby Reynolds, un auténtico animal con un corazón de cuatro kilos en un cuerpo de 1’60. Una pasada.

El concierto, parte de su gira Public Enemy #1 2013 Tour, está compuesto por temas propios (su último disco de 2012 es Rock On, Rock Hard, Rock Animal) y covers que hacen un repaso por algunos de los grupos y temas más emblemáticos de nuestro estilo. Entre las primeras, por ejemplo, un Je T’Aime, en la que nos hacía contestarle “chúpame la p…” en inglés o el I Want My Heavy Metal, en la que rinde tributo a los grandes himnos del género. Y, entre las covers, las sorpresas. Lo mismo se marca un New York , New York, que el Let There Be Rock de AC/DC. Se atreve con el Rock And Roll de los Zeppelin , una loca versión del Siete Vidas de Antonio Flores retitulada Siete Lonchas (la rareza de la noche) o el Detroit Rock City y el Firehouse de los Kiss juntos. Hace un descanso y, tras cargar pilas, vuelve al ataque con sus bombas hardrockeras. Y mientras todo ocurre, si tiene que dejar solos a sus colegas, lo hace. Saca el jack del ampli y afina, o enciende un petardo en el clavijero de su flying, o prende fuego un plato de la batería.

En el rostro de todos, sorpresa y satisfacción, perplejidad y admiración. Pudo haber sustituido a Ace Frehley en los Kiss (y probablemente entonces también hubiese sido una buena opción), ha acompañado a muchos de los grandes, pero, sin duda, Adam Bomb es un producto personal hasta cuando interpreta a otros. Rara avis, tal vez en riesgo de extinción. Genio y figura

Toño Martínez Mendizábal