WINERY DOGS (Crónica, 22/9/2013)

WINERY DOGS
Sala Joy Eslava, Madrid., 22/09/2013
Texto: Ritchie Moreno – Fotos: Joe Dolan

Menudo conciertazo nos ofrecieron The Winery Dogs en Madrid. El super-power-trío que forman Mike Portnoy, Billy Sheehan y Richie Kotzen nos demostraron que cuando tres musicazos unen sus fuerzas para pasar un buen rato, el resto de la Humanidad lo agradece. Y de qué manera.

Lleno hasta la bandera en la Joy Eslava, una sala que tiene bastantes deficiencias para conciertos como éste (las gradas altas ofrecen poca visibilidad a los que tienen que situarse en ellas), pero temas como la sonoridad fueron más que aceptables.

Abrieron con el poderoso riff de “Elevate”, una especie de homenaje al “Black Dog” de Led Zeppelín, con ese ritmo sincopado, y con Portnoy y Sheehan empezando a hacer diabluras con sus respectivos instrumentos.

Portnoy es todo un espectáculo en sí mismo, no digamos ya con su forma de tocar la batería. Hace lo que quiere con ella: toca de pie, con una sola mano, solo con los pies… eso sí, tuvo serios problemas con el micro que le pusieron para hacer coros. Tanto fue así, que tenía un tipo permanentemente detrás de él ajustándole ese micro, y por momentos se le vio seriamente contrariado. No obstante, se le vio muy animado y es el enlace perfecto entre el grupo y el público en directo.

Sheehan, espectacular con su bajo color celeste, y muy elegante, tanto en su forma de vestir como en su forma de tocar, con ese sonido tan característico que lo invade todo. Pareció disfrutar mucho del concierto, cerveza en mano. Y del solo que se marcó…. bueno, eso solo está al alcance de los Dioses.

El más comedido, a mi modo de parecer, fue Kotzen. Francamente, esperaba un poco más de animación por su parte. Algunos foreros me han comentado que suele ser su manera habitual de tratar con el público pero, teniendo en cuenta los compañeros que tiene en esta banda, y lo bien que parecían estar pasándolo, su actitud pareció un poco distante. Ello no fue problema para que nos deleitara también con detalles técnicos de muy alta escuela, a la par que sus dos pirotécnicos compañeros.

Fueron desgranando, prácticamente, una a una, todas las composiciones de su disco, uno de los imprescindibles del año, y el público, al final, supo agradecer con una gran ovación uno de los mejores conciertos que ha habido en la capital en mucho tiempo.