BLACK STONE CHERRY – Family tree (2018)

La familia lo es todo. Entendida a la manera tradicional, a la actual o en lo musical. Por eso Black Stone Cherry, los cuatro chicarrones de Edmonton (Kentucky-USA), nunca han olvidado a sus antepasados musicales. Así, si hace unos meses nos regalaban un gran EP, con covers de los más grandes del blues, ahora nos legan un sexto álbum en el que, junto con ecos sureños, que siempre les han acompañado, resuenan los toques funk, country, góspel, soul, blues…En definitiva, toda la tradición americana que corre por sus venas, apoyada en su maestría interpretativa y compositiva y ese no sé qué que solo tienen los que vienen de esas tierras.

Ellos mismos aseguran que crecieron en el local de ensayo, mirando los carteles de Cream, Led Zeppelin, Uriah Heep, los Stones, Montrose y The Faces y que eran como niños a los que alguien metió en una cápsula del tiempo y los dejó en el bosque. Puede que la imagen sea acertada, y también que por ello muchos tengan claro que no van a descubrirles nada nuevo, pero requiere dos matices. El primero es que, una vez en el bosque, y con la misma ropa, pudieron haberse dedicado a talar árboles, pero se afanaron en aprender a tocar y cantar como los mejores. El segundo es que en esa cápsula les introdujeron un viejo tocadiscos y una colección de vinilos con muchos más nombres y estilos que los arriba citados. Por todo ello, el autoproducido Family Tree (https://rockangels.com/16995-2/) es un álbum ecléctico, en estilos e influencias, pero totalmente BSC por la personalidad que su voz, el tratamiento de guitarras, el ritmo y el sonido que les caracteriza. Es, además, un trabajo con poco ensayo (al menos eso dicen ellos) y mucha frescura. Un disco que da la sensación de estar grabado en directo y que captura la esencia de la banda, que no necesita de muchos aditamentos ni de estrafalarios envoltorios para hacer gozar al personal.

Bad Habit, con sus riffs compartidos y su ritmo endiablado, abre la puerta de un árbol familiar con trece ramas, en el que no cabe la superstición y sí la calidad. Bajos y batería tienen en las guitarras un gran apoyo en cuanto a labores rítmicas. Resuenan los ecos de los clásicos citados y hasta de Hendrix. Arde con Burnin’ y su toque country. La voz de Chris Robertson (también quien mezcla el álbum) te lleva de la mejor forma posible a esas guitarras dobladas que te traen tantos recuerdos. New Kinda Feelin’ no es un sentimiento nuevo, como decía Battiato, pero sí incorpora algún toque más moderno que acompaña a lo más clásico de corte soul. Nada que los más clasicones no puedan soportar. Déjate llevar calle abajo con Carry Me Down the Road. Allí te sentirás en New Orleans y Chicago a la vez, mientras las guitarras dobladas rellenan el estribillo apoyadas en un gran riff de los de antes. Ritmos y voz, una vez más, marcan la riqueza del cuarteto tanto como el trabajo a las seis cuerdas o la composición. Tremendo.

Blues, soul, gospell, suavidad, American heritage. Es una maravilla escuchar la voz de Chris sobre el teclado introduciendo My Last Breath. Señor Robertson, hágame el favor de tardar mucho en exhalar su último aliento, porque es joven y le necesitamos muchos años, por puro egoísmo. Southern Fried Friday Night amplía influencias, con un guiño al disco-soul en el tratamiento de la voz con tal-box y, una vez más, la importancia del ritmo, en esta ocasión marcado por la voz. Te invita a bailar y lo haces con Dancing in the Rain porque, si está lloviendo, lo que te cae encima te cala pero de otra forma; te hace disfrutar BSC style. Ain’t Nobody es otra joya de este árbol familiar que, como la gran mayoría, parece un clásico, con disco de platino y estribillo de órdago incluidos, erguido sobre el ritmo de todos y los coros black. James Brown se comenta sola y Mr. Brown estará acompañando haciendo ¡uh-uh, uh-uh-uh! y tocando palmas desde allí arriba. Hay que saber mucho para meterse en estos fregados y ellos van sobrados. Genial.

You Got the Blues dicen. No sé si tú lo tienes, ni siquiera si lo tengo yo, pero los de Kentucky tienen el blues dentro y lo desatan, después y a la vez que el soul, sin complejos, con fuerza y personalidad, mientras tú te preguntas lo bueno que sería gozar este álbum en directo. Pero lo cierto es que, como casi todos, ellos confiesan que I Need a Woman. Normal. Mujer, ritmo, blues, slide y estribillo de tono alegre; buena combinación. Get Me Over You parece el resultado lógico, pero a veces no es tan fácil y necesitas unas buenas voces y el ambiente adecuado para llegar al final y tener opciones de agrandar el árbol familiar. Ellos lo hacen adornando Family Tree con el tema que da nombre al trabajo, como si fuese la estrella del de Navidad. Es un gran corte, sin duda; más personal y menos reivindicativo de estilos. Brillante como todo el disco, en el que teclados, coros y otras contribuciones ponen su granito de arena, pero que BSC serán capaces de defender solos en directo con la maestría que les caracteriza.

Si es cierto que, como confiesa el batería John Fred Young, les pusieron en una cápsula y les soltaron en el bosque, por favor, pongan muchas con la música de Black Stone Cherry y suéltenlas en el espacio. La música americana se escuchará y renacerá en alguna galaxia perdida.

Toño Martínez Mendizábal

Track list

  1. Bad Habit

  2. Burnin’

  3. New Kinda Feelin’

  4. Carry Me Down the Road

  5. My last Breath

  6. Southern Fried Friday Night

  7. Dancing in the Rain

  8. Ain’t Nobody

  9. James Brown

  10. You Got the Blues

  11. I Need a Woman

  12. Get Me Over You

  13. Family Tree